Howard Gardner Preguntas y respuestas sobre las inteligencias múltiples
Enviado por Mikki • 20 de Enero de 2018 • 7.170 Palabras (29 Páginas) • 1.457 Visitas
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¿Se podría seguir empleando el término inteligencia en estos casos? Eso dependería de la función realizada por la persona. Si una máquina sustituye sin más a la persona, entonces es la máquina, y no la persona, la que da muestras de inteligencia. Pero si la persona programa la máquina o toma decisiones trascendentales, entonces está haciendo uso de una inteligencia particular y emplea la máquina como un instrumento. (Se puede seguir la misma línea de razonamiento en relación con la música. La composición solía suponer capacidades para la instrumentación y la notación; pero ahora que los ordenadores pueden realizar estas dos funciones, el analista se enfrenta al problema de localizar la fuente de inteligencia: ¿reside en el programador, en el programa o en el usuario?)
La teoría
P.La teoría de las inteligencias múltiples, ¿realmente es una teoría? ¿Se podría confirmar o refutar experimentalmente?
R.El término teoría tiene dos significados distintos. En las ciencias físicas se aplica a un conjunto explícito de proposiciones vinculadas conceptual-mente y cuya validez individual y conjunta se puede evaluar por medio de una experimentación sistemática. Por otra parte, el público en general emplea este término de una manera menos rigurosa para referirse a cualquier conjunto de ideas presentadas oralmente o por escrito. Como diría el tendero de la esquina, «yo ya tengo mi teoría al respecto». La teoría IM cae entre estos dos extremos. No presenta un conjunto sistemático de proposiciones acerca de cuya validez pueda votar un consejo de científicos, pero tampoco es un simple conjunto de nociones que se me ocurrieron un día. Lo que hace esta teoría es ofrecer una definición y un conjunto de criterios para determinar qué se considera una inteligencia, unos datos que hablan de la plausibilidad de cada inteligencia concreta y unos métodos para revisar la formulación.
Las teorías de muchas ciencias ocupan este estado intermedio. Por ejemplo, en el campo de las ciencias sociales las teorías intentan ser sistemáticas, pero rara vez se pueden demostrar o refutar de una manera contundente. Y varias teorías de las ciencias naturales, como la evolución o la tectónica de placas, también son inmunes a los electos de una sola y simple prueba. En cambio, estas teorías ganan o pierden plausibilidad en función de los datos acumulados durante largos períodos de tiempo. Así es como concibo yo la teoría JM. He presentado un conjunto de posibles inteligencias diciendo que tienen sus propios procesos característicos y que son bastante independientes entre sí. Con el tiempo, las inteligencias propuestas y su grado de dependencia o independencia mutua se establecerán con más precisión.
Las personas que buscan un voto decisivo de aprobación o de rechazo a cualquier teoría de la inteligencia pecan de ingenuas. Aun así, es importante señalar las consideraciones que darían más o menos plausibilidad a la teoría. Por ejemplo, supongamos que unos investigadores descubren una región determinada del cerebro que está al servicio de más de una inteligencia, o que las personas que destacan en una inteligencia rinden constantemente por debajo de lo normal en otra, o que unos sistemas de símbolos aparentemente asociados a una inteligencia en realidad se basan en los mismos procesos cognitivos que otra inteligencia. Cada uno de estos descubrimientos pondría en duda la validez global de la teoría, aunque esta podría seguir siendo válida si se revisara adecuadamente. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, con la teoría de Jean Piaget sobre el desarrollo cognitivo: no la rechazamos en su totalidad sólo porque algunas de sus afirmaciones hayan sido desmentidas por investigaciones posteriores.
Una vez pensé que era posible crear un conjunto de pruebas para cada inteligencia –por supuesto, totalmente «neutrales»- y después determinar sin más la correlación existente entre las puntuaciones obtenidas en cada prueba. Ahora creo que esto sólo se podría lograr si se desarrollaran varias medidas para cada inteligencia y se garantizara que las personas se sintieran cómodas trabajando con los materiales y los métodos empleados. Por ejemplo, y como ya he dicho antes, se podría evaluar la inteligencia espacial de una persona examinando su rendimiento en actividades como orientarse en un terreno poco familiar, jugar al ajedrez, interpretar planos técnicos y recordar la disposición de los objetos que había en una sala. Si se desarrollaran medidas de las inteligencias como éstas, los resultados tendrían interés científico, ¡por lo menos para mí! Con todo, una de las razones por las que no me he sentido inclinado a desarrollar estas medidas es que pueden dar pie a nuevas etiquetas y estigmas. Como recalco muchas veces, las inteligencias se deberían emplear para ayudar a las personas a comprender contenidos importantes y no para etiquetarías.
Empleando las palabras de uno de mis críticos, no quiero colaborar en la creación de una nueva categoría de «fracasados».
P La investigación sobre el cerebro, ¿sigue apoyando su teoría?
R. En las ciencias del cerebro, un decenio es mucho tiempo y la teoría de las inteligencias múltiples se desarrolló hace veinte años. Ahora sabemos mucho más sobre el funcionamiento y el desarrollo del sistema nervioso y tenemos aparatos nuevos y muy potentes que nos permiten observar los procesos corticales mientras se están produciendo.
Los datos neurológicos que se han ido acumulando apoyan claramente la visión general de la teoría IM y las investigaciones realizadas confirman la existencia de las inteligencias que he propuesto, además de ofrecer elegantes muestras de la estructura sutil de ciertas capacidades como el procesamiento lingüístico, matemático o musical. Al mismo tiempo, estas investigaciones Ponen en duda los intentos de situar cada inteligencia en un punto concreto del cerebro. Ahora está más claro que en las actividades intelectuales complejas intervienen varias áreas del cerebro y que distintas personas pueden realizar una actividad determinada empleando distintas partes del mismo.
A veces se dice que la teoría JM es cuestionable porque el cerebro es un órgano muy flexible y vulnerable a las primeras experiencias. Este comentario no es pertinente porque la «plasticidad neural» no tiene nada que ver con las distintas inteligencias. La teoría IM exige que el procesamiento lingüístico se base en unos mecanismos nerviosos distintos de los que subyacen al procesamiento espacial o interpersonal, pero el hecho de que este procesamiento se pueda dar en regiones
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