Psicología Evolutiva II “Adultez Temprana”
Enviado por Mikki • 23 de Noviembre de 2018 • 8.137 Palabras (33 Páginas) • 433 Visitas
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En el Paraguay el grupo de víctimas más vulnerable involucrado en los accidentes son los jóvenes en el rango etario de 15 a 34 años (55%) y en caso de peatones también los de más de 65 años.
Otro grupo vulnerable en nuestro país son las victimas de siniestros viales donde se encuentran involucradas las motocicletas, siendo el grupo etario más afectado el de 15 a 29 años.
Los problemas de salud de esta etapa son un reflejo de los problemas de la adolescencia; no obstante, aumentan las tasas de lesiones, homicidios y consumo de sustancias. En la adultez emergente, la gente joven suele ser dada de baja de muchos programas de atención social, programas estatales de atención médica para niños o sistemas de apoyo dentro del sistema escolar. Además, muchos se mudan de casa y empiezan una vida independiente. Debido en parte a que los adolescentes ya no disponen de esta red de seguridad que los protege, a medida que se acercan a la adultez les resulta más sencillo involucrarse en conductas no supervisadas que ponen en riesgo su salud.
Influencias genéticas en la salud
El mapeo del genoma humano ha permitido a los científicos descubrir las raíces genéticas de muchos trastornos, desde la obesidad hasta ciertos tipos de cáncer (como los de pulmón, de próstata y de mama) además de ciertos problemas de salud mental (como el alcoholismo y la depresión).
Si bien se requiere de algo de colesterol para un funcionamiento óptimo, una dieta poco saludable aunada a una propensión genética puede dar lugar a un elevado nivel de colesterol y a un mayor riesgo de enfermedad coronaria. Al igual que las cardiopatías relacionadas con el colesterol, la mayor parte de las enfermedades involucran tanto a la herencia como al medio ambiente.
Factores conductuales que influyen la salud y la condición física
La relación entre la conducta y la salud ilustra la interrelación entre los aspectos físicos, cognoscitivos y emocionales del desarrollo. Lo que las personas saben acerca de la salud influye en lo que hacen, y lo que hacen incide en cómo se sienten. No es suficiente tener información acerca de los buenos (y malos) hábitos de salud. Con frecuencia, la personalidad, las emociones y el entorno social pesan más que lo que las personas saben que deberían hacer y las conducen a una conducta poco saludable.
Salud y nutrición: El dicho “Somos lo que comemos” resume la importancia de la nutrición para la salud física y mental. Lo que la gente come incide en su apariencia, en lo que siente y en la probabilidad de que enferme e incluso muera.
La Organización de las Naciones Unidas dio a conocer un mapa interactivo en que se muestra que Paraguay tiene un alto índice de malnutrición y hambre, solo superado por Guatemala.
Nuestro país tiene un índice del 25,5% de subnutrición. Este índice se basa en una estimación de la proporción de la población que no tiene acceso a un aporte calórico suficiente para llevar una vida saludable. Es decir, las personas se alimentan mal o simplemente pasan hambre. Para dar una idea, Paraguay está al nivel de los países africanos. Angola, Chad, Kenia y Uganda tienen casi el mismo índice de nuestro país. Corea del Norte es, por ejemplo, otro país que también está en ‘rojo’ con un 32% de subnutrición. Este índice se registró entre el 2010 y el 2012. “Aunque la alimentación es la necesidad más básica para la supervivencia, una de cada ocho personas en el mundo, en promedio, se acuesta todas las noches con el estómago vacío”, señala el informe.
Obesidad/sobrepeso: En términos generales, las tendencias mundiales indican que la obesidad va en aumento, con una tasa promedio de prevalencia de aproximadamente 10 a 15%. Aunque en comparación con otros países las tasas de África subsahariana y Asia suelen ser bajas, también ahí se observan incrementos considerables.
En Paraguay, en la población adulta tanto el sobrepeso (35%) y la obesidad (22%) se han incrementado en los últimos años alcanzando una prevalencia en conjunto del 57%. Situación asociada a la práctica de hábitos no saludables, tales como: baja actividad física, mala alimentación, bajo consumo de frutas y verduras en la población en general.
En cuanto a los jóvenes escolares y adolescentes, la obesidad presenta una prevalencia del 8,5% y el sobrepeso se mantuvo alrededor del 18%, siendo más relevante en áreas urbanas y predominando en la población masculina. Esta tendencia también se observa en los menores de 5 años, en donde las cifras de obesidad son del 11,6 %.
¿Cómo puede explicarse la epidemia de obesidad? Los expertos señalan un incremento de los refrigerios, la disponibilidad de comidas rápidas económicas, las porciones demasiado grandes, las dietas altas en grasa, las tecnologías que ahorran trabajo y los hábitos recreativos sedentarios, como la televisión y las computadoras. Igual que en la niñez y la adolescencia, una tendencia heredada a la obesidad puede interactuar con esos factores medioambientales y conductuales. La obesidad puede conducir a la depresión y viceversa.
También implica riesgos de hipertensión, cardiopatía, apoplejía, diabetes, cálculos biliares, artritis y otros trastornos musculares y esqueléticos, y algunos tipos de cáncer, además de disminuir la calidad y duración de la vida. La cantidad de alimento consumido por la gente no sólo es resultado de cuánta hambre tenga. En las elecciones alimenticias también influyen las señales del entorno. Ejemplo “la Semana Santa”.
Trastornos alimenticios: Aunque comer demasiado y subir en exceso de peso es el problema nutricional más común, los trastornos alimentarios que persiguen mantener un peso bajo también son un problema en muchos países, En América Latina, el 90% de los desórdenes de la bulimia los experimentan las mujeres jóvenes de entre 12 y 25 años. Sin embargo, esta cifra elevada de afectadas no nos dice mucho, porque las bulímicas tienen conciencia de su enfermedad y la mantienen en secreto por mucho tiempo. Aunque se han obtenido buenos resultados con el uso de terapias cognitivo-conductuales en el tratamiento de los trastornos alimentarios, las tasas de éxito son bajas. Los trastornos alimentarios más comunes son la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa.
Actividad física: Las personas que son físicamente activas obtienen muchos beneficios. Además de ayudar a mantener un peso corporal deseable, la actividad física construye músculos, fortalece el corazón y los pulmones, disminuye la presión sanguínea, protege contra las enfermedades del corazón, apoplejías,
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