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Resumen Lingüística y Discursividad Social – 2016

Enviado por   •  15 de Enero de 2019  •  15.928 Palabras (64 Páginas)  •  474 Visitas

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La lengua es un sistema de puros valores que nada determina fuera del estado momentáneo de sus términos. Mientras un valor tenga por uno de sus lados la raíz en las cosas y en sus relaciones naturales, se puede hasta cierto punto seguirlo en el tiempo, aunque sin olvidar nunca que a cada momento depende de un sistema de valores contemporáneos; su variabilidad es limitada. La multiplicidad de signos, invocada para explicar la continuidad de la lengua, nos prohíbe en absoluto estudiar simultáneamente sus relaciones en el tiempo y en el sistema. He ahí la razón de la distinción de dos lingüísticas. El primer eje es la lingüística estática o sincrónica y el segundo eje es la lingüística evolutiva o diacrónica.

Es sincrónico todo lo que se refiere al aspecto estático de nuestra ciencia, y diacrónico todo lo que se relaciona con las evoluciones. Sincronía y diacronía designarán respectivamente un estado de lengua y una fase de evolución.

Relaciones Sintagmáticas (combinación) // Relaciones Asociativas (selección y sustitución).

Las relaciones y las diferencias entre términos lingüísticos se despliegan en dos esferas distintas, cada una de las cuales genera cierto orden de valores; la oposición entre los órdenes permite comprender mejor su naturaleza respectiva. Ellos corresponden a dos formas de nuestra actividad mental, ambas indispensables a la vida de la lengua.

Por un lado, en el discurso, las palabras contraen en sí, en virtud de su encadenamiento, relaciones fundadas en el carácter lineal de la lengua, que excluye la posibilidad de pronunciar dos elementos a la vez. Estos se ordenan unos después de otros en la cadena del habla. Estas combinaciones que tienen por soporte la extensión pueden llamarse sintagmas. El sintagma siempre se compone de dos o más unidades consecutivas. Situado en un sintagma, un término sólo adquiere su valor porque se opone al precedente, al siguiente o a ambos. Estas son las relaciones sintagmáticas.

Fuera del discurso, las palabras que ofrecen algo en común se asocian en la memoria, formándose así grupos en cuyo seno reinan relaciones muy diversas. El soporte de estas coordinaciones no es la extensión, su sede está en el cerebro y forman parte de ese tesoro interior que constituye la lengua en cada individuo. Estas son las relaciones asociativas.

Las relaciones sintagmáticas se basan en dos o más términos igualmente presentes en una serie efectiva. Las relaciones asociativas unen términos en ausencia, en una serie mnemónica virtual.

Los grupos formados por asociación mental no se limitan a vincular los términos que presentan algo de común, el espíritu capta también la naturaleza de las relaciones que en cada caso los ligan y crea así tantas series asociativas como relaciones diversas hay. Hay un elemento común a todos los términos.

Problemas de Lingüística General – Benveniste.

Naturaleza del Signo Lingüístico.

Saussure llama signo al total resultante de la asociación de un significante y un significado. El nexo es arbitrario, o sea, el signo lingüístico es arbitrario, inmotivado. “El signo lingüístico une un concepto y una imagen acústica”. Asegura que la naturaleza del signo es arbitraria porque no tiene nexo natural con el significado.

Aquí Benveniste dice que su planteo de la arbitrariedad estaba evitando comprender un término, que es la cosa misma, la realidad. Allí utiliza el ejemplo de buey y las diferencias a distintos lados de la frontera. Al hablar de esta diferencia, se refiere Saussure a pesar suyo al hecho de que estos dos términos se aplican a la misma realidad. Es la cosa, que está expresamente excluida por principio de cuentas de la definición del signo, la que instala una permanente contradicción.

B → Si se plantea que la lengua es forma, no sustancia, hay que admitir que la lingüística es ciencia de las formas exclusivamente. Entonces hay una necesidad de dejar la sustancia fuera del signo. Hay contradicción entre la manera como Saussure define el signo lingüístico y la naturaleza fundamental que le atribuye.

Entre el significante y el significado el nexo es NECESARIO. El concepto es por fuerza idéntico en mi conciencia a la imagen acústica. Los dos juntos han sido impresos en mi espíritu, juntos se evocan en toda circunstancia. Hay entre ellos una simbiosis muy estrecha.

El significante es la traducción fónica de un concepto; el significado es el correlato mental del significante. Esta consustancialidad del significante y el significado asegura la unidad estructural del signo lingüístico.

Lo que es arbitrario es que tal signo, y no otro, sea aplicado a tal elemento de la realidad, y no a otro. La arbitrariedad no existe sino en relación con el fenómeno o el objeto material y no interviene en la constitución propia del signo.

Saussure plantea que una consecuencia de la arbitrariedad del signo es que sea inmutable y mutable a la vez. Benveniste va a decir que no es entre significado y significante donde la relación al mismo tiempo se modifica y permanece inmutable, sino entre signo y objeto; es, en otros términos, la motivación objetiva de la designación, sometida, como tal, a la acción de diversos factores históricos. Lo que Saussure plantea sigue siendo cierto, pero acerca de la significación, no del signo.

C → El valor es un elemento del signo. Si el signo tomado en sí mismo no es arbitrario, se sigue que el carácter relativo del valor no puede depender de la naturaleza arbitraria del signo. Como hay que prescindir de la conveniencia del signo a la realidad, con mayor razón no debe considerarse el valor más que como un atributo de la forma. Decir que los valores son “relativos” significa que son relativos los unos respecto a los otros. Ya no se trata del signo aislado, sino de la lengua como sistema de signos. Quien dice sistema dice ajuste y adecuación de las partes de una estructura que trasciende y explica sus elementos. Allí todo es tan necesario, que las modificaciones del conjunto y del detalle se condicionan recíprocamente. La relatividad de los valores es la mejor prueba de que dependen estrechamente uno del otro en la sincronía de un sistema siempre amenazado, siempre restaurado. Todos los valores son de oposición y no se definen más que por su diferencia. Opuestos, se mantienen en mutua relación de necesidad.

El signo, elemento primordial del sistema lingüístico, encierra un significante y un significado cuyo nexo debe ser reconocido como necesario, por ser estos dos componentes consustanciales uno de

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