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EL CULTO A SAN BALTASAR

Enviado por   •  8 de Febrero de 2018  •  6.805 Palabras (28 Páginas)  •  401 Visitas

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Fue muy emotivo el recitado, pertenece a un extracto del cuento de la pág. 13 de "La historia de las miradas", del proyecto independiente “Los Otros Cuentos” (1999), realizado por las comunidades zapatistas desde la Red de Solidaridad de Chiapas del Sub Comandante Marcos. Al igual que San Baltasar es un símbolo de resistencia, su imagen de rostro siempre cubierto por un pasamontañas, ha recorrido el mundo.

Cabe también reflexionar mucho sobre el paralelismo del pueblo de Chiapas y el pueblo africano, pero eso será un nuevo desafío para otra investigación.

Volviendo a nuestra entrevista, retomamos las palabras de Manuel:

“En la actualidad, el estilo con que se realizaba el culto a nuestro San Baltasar y sus danzas ha desaparecido siendo difícil su reconstrucción. Quedan solo los recuerdos…

Por empezar debemos tener presente que los negros que traían del África en aquellos tiempos no procedían de la misma zona, ni de la misma tribu. Y esto se reflejó en los modos de realizar el ritual, a lo que se sumó el influjo que se ha recibido en estas tierras. Por lo tanto, las festividades adecuadas a las circunstancias de tiempo y lugar son distintas en cuanto a la forma de expresar el culto.” (Manuel)

No ha desaparecido el estilo, lo que sucedió es que al igual que los espacios y los tiempos éstos fueron mutando, adaptándose, integrándose. Y el cuerpo, como espacio de cultura, no escapa tampoco a esas mutaciones.

Los cuerpos de los africanos esclavizados traían en su interior su cultura, y ésta necesitaba, cual semilla buscando el sol, una manera para expresarse, un espacio para arraigarse. El tiempo, que ya no les pertenecía, pasó a ser secundario para ellos.

Numerosas lecturas dan cuenta que en la época de la colonia existían entornos bien definidos entre los diferentes estratos sociales y las prácticas, que cada uno realizaba, eran su distintivo. Lo que le hacía único, distinto del otro.

Estas prácticas, usadas como elemento de segregación para los que ostentaban el poder, era elemento de sobrevivencia para los sometidos.

Ello nos demuestra que toda manifestación humana tiene un origen que le da sentido, no son espontáneas. Las manifestaciones de devoción a San Baltasar nacieron como una necesidad del pueblo africano, de su espíritu, ante el desamparo que sentían de sus dioses y para poder mantener contacto con ellos. La adopción del Mago Baltasar, perteneciente a la Iglesia Católica, fue apropiada para ello, dado el color de su piel. Pero si ésta no hubiera existido, sin duda alguna otra hubiera emergido.

Jean Masisonneuve en su publicación “Las conductas rituales” (2005) nos habla sobre los sistemas de codificación de las prácticas de las conductas rituales bajo ciertas condiciones de lugar y tiempo. Estas reflexiones nos ayudan a entender la construcción del Rey Mago Baltasar. Reflexión que retomaremos más adelante para analizarla más detenidamente.

Lo que comenzó siendo, sin duda alguna, una manifestación en la cual demostraban su dolor, desamparo y nostalgia de sus dioses hoy es una celebración de alegría.

Continuamos con Manuel….

“Comenzando por el nombre, por ejemplo. En Goya existe la adoración de algunos al “Rey Baltazar” y de otros al “Rey Mago Baltazar”, figura bíblica que visitó a Jesús en su nacimiento. Ello deviene de errores en la interpretación de las transcripciones. Baltazar, Melchor y Gaspar eran poderosos mercaderes ilustrados. El mago en esos tiempos estaba asociado a los “augures”. Éstos eran quienes estaban preparados para interpretar la realidad en función del futuro. Habían augures que leían las entrañas de las aves, otros que leían desde el estado del tiempo, otros desde los vientos. De ahí viene la idea de “mago” que se instaló en el imaginario”.

Estas declaraciones colaboran en afirmar que la manifestación nació como una necesidad del pueblo africano de plasmar sus creencias, y que la adopción del personaje bíblico se debió, fundamentalmente, a la afinidad que vieron en su color de piel.

Podemos sostener esta idea basados en las investigaciones de Norberto Pablo Cirio en un artículo publicado en el 2003 con el título Vistiendo las ropas del santo: Atributos afro en la personalidad de san Baltasar a través de algunos cargos devocionales en su culto en la Argentina de la cual extraemos:

“…el culto a San Baltazar vigente en el Litoral guarda escasa relación con el San Baltazar del pesebre. Así, se entiende cómo desde el inicio oficial del culto con la instauración en Buenos Aires de la Cofradía de San Baltazar y Ánimas, en 1772, los negros cofrades fueron objeto de continuos problemas con las autoridades…” (p. 126)

En el mismo texto nos ayuda a interpretar esta idea indicando:

“…puede ser que en el contexto colonial en que se gestó la devoción los negros hayan advertido en San Baltazar una doble cualidad: divina, al ser santo, y humana, al ser rey, y lo hicieron suyo al reinterpretarlo en términos afro. De hecho, los devotos hacen explícita diferenciación entre Rey Mago Baltazar (o Santo Rey Baltazar) y San Baltazar, reconociendo como su santo patrón al primero y relegando al segundo al contexto navideño del pesebre, manteniendo, así, la concepción ancestral divina-regia de su entidad ya desde su nombre…” (p. 126)

Lo que sí está clarito es de donde llegaron. Su origen viene de los soldados africanos que quedaron en el país luego de participar de la guerra de la Triple Alianza. Una vez terminada la guerra, sabiendo que en Argentina eran libres, y no así en Brasil, decidieron quedarse en nuestro territorio, precisamente en el Barrio Camba Cuá (cueva de negros) de la ciudad de Corrientes. Donde realmente existían formaciones basálticas tipo cuevas que fueron utilizados como viviendas. Recordemos que eran grupos extremadamente pobres. Ahí dieron rienda libre a sus danzas, pues nadie los controlaba, hasta que llegó a ser muy popular. Se hablaba solo en guaraní y se bailaban danzas formando rondas.” (Manuel)

“El barrio en ese momento no se llamaba así, a raíz de que los negros decidieron quedarse ahí recibió ese nombre. Cuando preguntaban dónde vivían los negros, la gente decía “en las cuevas”. Esto permitió que el negro conservara su sentido de comunidad, y practicar allí, en la esclavitud, el ser libre, por lo menos en el espíritu.” (Borja)

“Cueva de negros era una manera despectiva de llamarlos. Era lo más marginal

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