Jesus camino verdad y vida
Enviado por Sandra75 • 23 de Septiembre de 2018 • 2.853 Palabras (12 Páginas) • 420 Visitas
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Dios no es un Solitario, sino que comparte su vida divina con otras personas:
Dios es Padre, es Hijo y es Espíritu Santo.
No puede haber amor donde no hay más que una persona. El amor exige unidad y pluralidad, identidad y alteridad.
Esta es la gran revelación de Cristo al mundo, que Dios es Padre; que Dios está eternamente amándose en un Hijo, el Verbo; y que este Padre y este Hijo se amen entre sí, y que este amor personal es el Espíritu Santo.
¿Qué quiere decir que Dios es trino y uno?, ¿qué es Padre, es Hijo y es Espíritu Santo?
Dios, como espíritu e inteligencia infinita, piensa; y este Pensamiento que tiene, que es la expresión total y perfecta de sí mismo, es la segunda persona de la Santísima Trinidad: el Verbo, su Hijo. El padre ama al Hijo como total expresión de sí mismo, y el Hijo ama al Padre de quien procede, y del amor mutuo que ambos se tienen procede la Tercera Persona de la Santísima Trinidad: el Espíritu Santo.
También podemos simbolizar a la Santísima Trinidad como una vela encendida: La vela en sí misma simboliza al Padre, la cera que escurre es el Hijo, que procede del Padre y la llama encendida es el Espíritu Santo. Los tres son "vela", pero son distintos entre sí. Hay quienes simbolizan a la Santísima Trinidad en forma de trébol. Cada una de las hojas es "trébol" pero son distintas entre sí.
Veo que todos están pensando lo que yo pensé al principio, que complicado es esto, pero ¿creen que Dios es un tema para tratar con niños?
Ni a ustedes ni a mi nos interesa un Dios de bolsillo, un Dios sin misterios. De todo lo más interesante es saber que Dios es Padre, que
“Dios es amor” (1 Jn 4, 8).
El amor no se entiende con la cabeza, se intuye, se presiente y se siente.
Llego el momento de experimentar el orgullo de ser cristianos, ya no son tan jóvenes, (bueno ustedes porque yo sigo siendo jovencito) déjense de cobardía y de una vez por todas, descubran que la fe es algo profundo, maravilloso.
Y que vale la pena dedicarle toda una vida. Nuestra decisión de ser cristiano es fruto de una elección.
Creemos porque creer es lo mejor de lo mejor.
JESÚS SE PROCLAMA “EL HIJO DE DIOS”
Cuando los antiguos quisieron representar a Dios, nunca encontraron la forma adecuada de poder hacerlo. Es natural, porque Dios es espíritu y los espíritus son irrepresentables.
Entonces unos, los paganos, fabricaron ídolos; otros, mas prudentes, pintaron a Dios como un gran ojo, colocado entre las nubes, que en cualquier parte que uno se ubicara, este siempre te observaba.
Sin embargo, el hombre necesita ver y representarse a Dios, porque solo entienda a través de lo sensible de las imágenes. Entonces, ¿cómo hacer? Esto Dios lo sabe, y por esto mandó al mundo su Hijo, Jesucristo, que es
“el rostro de Dios” 2 Cor 4, 6
Jesús desde su primera aparición en la vida pública empieza a decir que es su padre, cuanto tenía 12 años (Esta edad era aquella en la que se considera que los niños pasaban a ser adolescentes, o "hijos de la Ley", debiendo asumir las obligaciones de la misma) y se queda en el templo y María le reclama y él les dice:
¿No sabíais que es necesario que yo esté en las cosas de mi Padre? Lc 2, 49
Y esta fue también la última que pronunció al morir en la cruz.
“Su alimento era hacer la voluntad del Padre que le envió” Jn 4, 34
No se cansaba de repetir: “el Padre y yo somos una misma cosa” Jn 10,30
El reconocer que Jesús es el hijo de DIOS y hacerlo como lo hizo Pedro cuando Jesús les pregunto quién era él, diciendo:
“tú eres el Hijo de Dios vivo.”
Esta convicción nos hará fuertes y sólidos como la roca, como la roca que Pedro sobre la cual edificaron nuestra iglesia, y sobre todos en este momento donde el tiempo se les escapa y tienen que tomar ya una decisión.
Yo lo hice en mi cursillo, a los 32 años, no sean tontos como yo y aprovechen este momento para encontrar frente a frente a Jesús, ustedes lo han visto acá, estoy seguro, solo abran su corazón y su mente
JESÚS VIENE A DARNOS PODER DEVENIR HIJOS DE DIOS
Jesús viene a darnos la oportunidad de cambiar de mutar de ser diferentes y convertimos en hijos de DIOS
Dios mando a su Hijo al mundo para participar su vida trinitaria a la humanidad: para que los que aceptaran el testimonio que el diera del Padre llegaran también a ser hijos de Dios.
Pero a todos los que la recibieron les dio poder de
hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre,
Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia.
Jn 1, 12 y 16
Esta es la buena nueva que Cristo anuncio al mundo: la vida nueva de la gracia, que nos convierte en hermanos de Cristo e hijos adoptivos de Dios
¡Cabe al hombre mayor dignidad que la de poder ser de nombre y en toda verdad hijo de Dios!
Se cuenta de cierta princesa francesa que fue un día reprendida por su institutriz; y que ella, altanera, se soliviantó diciéndole: “¿Se olvida, señorita institutriz, de que soy la hija del rey de Francia?” a lo que ella le replicó: “y usted, señorita princesa, ¿se olvida que soy la hija de Dios?”
Por algo, cuando nos bautizan y confirman nos consagran en la frente para que aprendamos a andar con la cabeza bien alta. Ni cuando a veces tengamos que bajar los ojos, bajemos la frente.
En Cristo, ustedes pueden realizarse plenamente y llegar a ser “imagen y semejanza de Dios”.
Por la gracia que nos confieren el bautismo y los sacramentos que el instituyo, conseguimos la participación del hombre en la vida divina, que nos hace posible
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