Ritual del Responso y Exequias
Enviado por Sara • 21 de Noviembre de 2018 • 1.310 Palabras (6 Páginas) • 1.362 Visitas
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R. Amén.
N., Al paraíso te lleven los ángeles;
a tu llegada te reciban los mártires,
y te introduzcan en la santa ciudad de Dios.
Que el coro de los ángeles te reciba,
y junto con Lázaro, pobre en otro tiempo,
goces del descanso eterno.
Dice el Señor: Yo soy la Resurrección y la Vida;
quien cree en Mí, aunque muera vivirá;
y todo el que cree y vive en Mí no morirá jamás.
Que el alma de nuestro(a) hermano(a),
y la de todos los fieles difuntos
por la misericordia de Dios, descansen en paz.
R. Amén
Encomendamos el alma de nuestro(a) hermano(a) en la maternal protección de María, diciendo juntos: Dios te salve, María…
Que el Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos conduzca a la gloria de su reino.
R. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
R. Amén.
Celebración exequial
Última recomendación y despedida
Este rito tiene lugar una vez rezada la oración después de la comunión. Se inicia esta despedida con estas palabras:
Vamos a cumplir el deber cristiano de dar sepultura al cuerpo de nuestro(a) hermano(a) N.:
llenos de confianza, supliquemos a Dios,
pues toda criatura vive para Él.
Que Dios lo(a) resucite con el poder de su Espíritu
y lo(a) incorpore en la asamblea de los Santos en su Reino.
Que el Señor sea misericordioso al juzgarlo(a);
que, libre del dominio de la muerte
y perdonado(a) de toda culpa,
se reconcilie con Dios nuestro Padre
y que Cristo Jesús, buen Pastor,
lo(a) reconozca entre sus ovejas;
lo(a) conduzca sobre sus hombros a la morada del gozo sin fin;
y allí, con todos los Santos, pueda glorificar
a Dios por toda la eternidad.
Se ora un momento en silencio, o bien se dice el siguiente invitatorio:
Nuestro(a) hermano(a) se ha dormido en la paz de Cristo:
Con fe y esperanza en la vida eterna
entreguémoslo(a) al mor de nuestro Padre Dios
y que nuestro afecto
lo expresemos ahora con nuestras oraciones.
Por el bautismo, él(ella) fue adoptado(a) entre los hijos de Dios;
durante su vida, por la Santa Comunión,
participó de la mesa del Señor.
Pidamos ahora para que sea admitido(a) a la mesa de los hijos en el banquete del Reino, y,
junto a todos los Santos, reciba la recompensa eterna.
Pidamos también por nosotros, ahora entristecidos,
para que un día, junto con nuestro(a) hermano(a),
podamos salir al encuentro de Cristo,
cuando venga lleno de Gloria.
Luego se asperja el féretro con agua bendita mientras se invita a los fieles a rezar
A cada invocación responderemos: Recibid su alma y presentadla ante el Altísimo.
- Vengan a su encuentro, Santos de Dios; salgan a su encuentro, ángeles del Señor. R.
- Cristo que te llamó, te reciba, y los ángeles te conduzcan a la morada de los Santos. R.
- Dale, Señor, el descanso eterno y brille para él(ella) la luz perpetua. R.
En seguida, el celebrante concluye con la siguiente oración
Oremos
Padre de bondad, en tus manos encomendamos el alma de nuestro(a) hermano(a) N., firmes en la esperanza de que resucitará con Cristo en el último día con todos los que murieron en su amistad.
Escucha, Señor en tu misericordia nuestros ruegos: abre para tu hijo(a) las puertas del paraíso y concede, a los que aquí quedamos la gracia de consolarnos mutuamente con las palabras de la fe, hasta que todos nos encontremos en Cristo y podamos así estar siempre contigo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
N., Al paraíso te lleven los ángeles;
a tu llegada te reciban los mártires,
y te introduzcan en la santa ciudad de Dios.
Que el coro de los ángeles te reciba,
y junto con Lázaro, pobre en otro tiempo,
goces del descanso eterno.
Dice el Señor: Yo soy la Resurrección y la Vida;
quien cree en Mí, aunque muera vivirá;
y todo el que cree y vive
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