Trabajo sobre evangelio de Juan.

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Este maravilloso prologo e igualmente la carta a los hebreos y demás libros del nuevo testamento que enseñan esta doctrina, exponen el cumplimiento de la palabra que Dios en la antigua alianza del antiguo testamento, comenzando por génesis, pasando luego por la ley de moisés y los profetas hasta los libros sapienciales.

La expresión “el verbo” que estaba en el principio en Dios, corresponde a la palabra hebrea “dabar” que en griego seria “logos”. En el antiguo testamento recoge simultáneamente dos dimensiones, la sabiduría y logos (verbo o palabra), la primera entendida como designio de Dios sobre la creación, y la última comprendida como realización de ese designio.

La coincidencia de “dabar” con “logos” facilito a los gentiles comprender las verdades de Dios.

Dentro del marco del antiguo testamento exactamente en Isaías encontramos “palabra que sale de mi boca, no vuelve a mí vacía, sino que hace lo que yo quiero y cumple su misión” (Is 55, 11). Vemos pues claramente que cuando en la biblia encontramos “logos” (la palabra), no es solo palabra, es también la realización, un acto. Esto nos da permiso a afirmar que desde el antiguo testamento se encuentra una personificación marcada del “verbo” “logos”, lo mismo que de la sabiduría.

Y si en efecto nos vamos a el libro de la sabiduría nos encontramos que: (la sabiduría) “está en los secretos de la ciencia de Dios y es la que discierne sus obras” (Sab 8, 4); y en otro texto: “Contigo está la sabiduría, conocedora de tus obras, que te asistió cuando hacías al mundo, y que sabe lo que es grato a tus ojos y lo que es recto... Mándala de los santos cielos, y de tu trono de gloria envíala, para que me asista en mis trabajos y venga yo a saber lo que te es grato” (Sab 9, 9-10).

Así nos vamos acercando a las primeras palabras del prólogo Joánico y si seguimos indagando en lo profundo del libro de la sabiduría nos encontramos aún mucho más cerca con este pasaje que dice: “Un profundo silencio lo envolvía todo, y en el preciso momento de la medianoche, tu Palabra omnipotente de los cielos, de tu trono real... se lanzó en medio de la tierra destinada a la ruina llevando por aguda espada tu decreto irrevocable” (Sab 18, 14-15). Sin embargo esta “palabra” de la cual nos hablan los libros sapienciales, esa sabiduría que desde el principio esta con Dios, se considera en relación con lo creado que ella ordena y dirige (Prov 8, 22-27). Sin embargo en el evangelio de Juan, el verbo no solo está al principio, si no que se muestra como vuelto completamente a Dios y siendo Dios Él mismo.

“Él verbo era Dios”, Él es el hijo unigénito que está en el seno del padre, es decir es Dios hijo, la segunda persona de la Santísima Trinidad.

Ahora nos encontramos que este hijo es de quien Juan nos da testimonio en el Jordán cuando fue bautizado por Juan el bautista. Del bautista leemos en el prólogo que “Hubo un hombre enviado por Dios de nombre Juan. Vino éste a dar testimonio de la luz...” (Jn 1, 6-7). Esa luz es el mismo Cristo como Verbo. En el prólogo atestiguamos esto “En Él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres” (Jn 1, 4). Esta es “la luz verdadera que... ilumina a todo hombre” (Jn 1, 9). La luz que “luce en las tinieblas, pero las tinieblas no a acogieron” (Jn 1, 5).

Podemos concluir entonces que según el prólogo de juan, Jesús es Dios porque es Hijo Unigénito de Dios padre, Jesús es el verbo “logos”, que vino al mundo como fuente de vida y de santidad. Este es sin duda el punto central de nuestra profesión de fe “el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”.

Bibliografia.

LÉON-DUFOUR, XAVIER. Lectura del evangelio de Juan Jn 1-4 Libro I

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