Esde la evolución del hombre como especie dominante, hemos tenido la sensación de ser vigilados constantemente por una omnipresencia que nos guía a tomar decisiones

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Muchos habían sido, los falsos mesías nacidos en el judaísmo, pero solo uno alcanzó relevancia suficiente para transformar al mundo a lo que es hoy en día. Tras el nacimiento, pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, una nueva religión tomaría fuerza; el “cristianismo católico” emprendería un camino abstracto y oscuro para convertirse en un instrumento de dominación. La forma en la que se expandió el cristianismo ha sido la más polémica y ocultada del mundo, ya que se usaban torturas y baños de sangre a pueblos enteros que se opusieran a creer en estas nuevas enseñanzas dejadas por el hijo de dios “Jesús Cristo”.

Esta nueva religión no era muy distinta a las ya existentes, pero generó matices variados, en cuanto a fanatismo, idolología, ideología y simbología, que fueron evolucionando a los que aún hoy en día se conocen, como La Estrella de David para los judíos, La Media Luna Roja para los musulmanes y la Cruz para los cristianos católicos, dicho esto se aborda el tema de nuestro catolicismo como Latinoamericanos, ya que en principio esta religión solo pertenecía a las culturas Europeas. El continente americano ya habitado por nuestros aborígenes indígenas, que como se mencionó anteriormente tenia su cultura teológica definida, recibían visitas de extranjeros actualmente documentadas que provenían de lugares como el Circulo Ártico, Europa y Asia, pues se acercaban para obtener generalmente un delicioso extracto de cacao, que actualmente se conoce como “chocolate”, por lo que los habitantes de nuestras tierras, estaban acostumbrados a realizar trueques con estos viajeros que llevaban esta materia a venderlas a las mas pudientes familias. Entre tantos visitantes se encontraba Cristóbal Colón, quien era como un busca cacao personal de la Reina pues el chocolate era su bebida favorita.

A Colón siempre le llamó la atención las ornamentas doradas brillantes de los Sacerdotes aborígenes, por los que un día hace un trueque con uno de ellos por una de estas prendas y constata que estaba fabricada con oro solido, hasta ese momento no pudo imaginar la inmensa riqueza que nuestros nativos estarían albergando en sus ciudades y se imagino el paraíso del “Dorado” un mítico cuento español. Al regresar cuenta lo sucedido y pide a la reina un financiamiento para realizar expediciones “Al Dorado”.

Pero Colón tenia mala fama, pues era un delincuente de los peores muy conocido por sus trapacerías, la reina le exige pruebas de eso por lo que se habla de 2 viajes más antes de la invasión, y tras convencerlos, la monarquía española en su ambición acepta financiar el primer viaje invasor alrededor del año 1492. Al tocar tierra lo primero y ultimo que nuestros aborígenes vieron antes de morir fue a un sacerdote con el símbolo de la iglesia apostólica romana, “la Cruz”. Y desde allí la historia una vez más da un giro abriendo camino para que otras potencias europeas conquistaran amplios territorios del continente americano, surgiendo incontables manifestaciones religiosas y culturales, todas implantadas por la fuerza y con el objetivo único de dominar.

Desde aquel momento, las posiciones de las personas en nuestro continente con respecto a la divinidad no han sido muy variadas, y solo se ha llegado a posiciones como el teísmo, el cuál surge como una evolución de las divinidades de lo abstracto a lo que es más tangible y más humano, por lo que se va concluyendo que los astutos han cumplido sus objetivos. Aunque se puede reconocer que en cada una de estas creencias hay buenas enseñanzas como que la moral, la ética, los valores, las virtudes y Dios siempre irán de la mano. ¿Por qué? Porque Dios es el máximo ideal al que aspiran los seres humanos.

Realmente no necesitamos de un dios para ser malvados y sin escrúpulos, eso es fácil de hacer; pero para el terreno de lo que significa ser virtuosos muchas veces es necesaria la participación de un ser mucho más grande y mejor que nosotros, sea de manera simbólica o no, y aunque por la ignorancia del súper yo algunos se toman la posición de llamarse ateo, no hay un ser en este mundo que en su interior dude que hay un ser celestial superior a él.