Jesús, el templo y los viles mercaderes
Enviado por Kate • 20 de Noviembre de 2018 • 829 Palabras (4 Páginas) • 379 Visitas
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El capítulo IV expone las respuestas de la oposición. En este sentido, Padoan la divide en dos grupos, según compartan o no el campo semántico con el yrigoyenismo.
Los antipersonalistas y los yrigoyenistas, entonces, entran en conflicto pero dentro del mismo campo semántico. No negaban la idea de apóstol. De hecho, consideraban a Alem y a los fundadores del partido auténticos apóstoles. Yrigoyen, sin embargo, era un impostor, un falso apóstol que engañó al pueblo. Este grupo, entonces, adhiere a la tesis del engaño: falta de autenticidad del apostolado yrigoyenista. El pueblo solo podía ser gobernado por el engaño o por la fuerza y como Yrigoyen lo había engañado, debía ser eliminado.
Para los conservadores (quienes no comparten el campo semántico), el yrigoyenismo resulta inasimilable en términos de cultura política moderna. Cuestionan que el presidente pudiera creerse un apóstol. Para este grupo, Yrigoyen no es un falso apóstol, es un demagogo. No tiene ninguna misión. Temen que la plebe se identifique con el yrigoyenismo y hacen una lectura análoga al rosismo: plebe radical/mazorca y civilización y barbarie.
Para el nacionalismo, quienes tampoco comparten un mismo campo semántico con el yrigoyenismo, la solución era terminar con el líder Yrigoyen. Les molestaba el componente plebeyo del radicalismo y también les recordaba al rosismo. Sostenían que el odio definía el accionar político de este grupo.
Los socialistas, por último, también observan un hiato cultural con Yrigoyen (y representa, por tanto, un fenómeno inasimilable), pero sostenían que el pueblo debía tomar conciencia de que no necesitaba de grandes hombres para emanciparse, sino de educarse.
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