La esperanza y Dios

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Tenemos necesidad de esperanza como del aire que respiramos, como el pan que comemos, y como la luz con que nos alumbramos.

“Lo que cuenta, dice Elmund Bloch, es aprender a esperar”

Von Logan nos dice: “El hombre es como un mendigo, pero la esperanza lo vuelve rico”. Y Boros comenta: “Cuanto más se es de esperanza, tanto más se es hombre”

Having. “Solo los que esperan son capaces de combatir el mal”.

¿Cuál es la raíz de la esperanza? Si reflexionamos, nos damos cuenta de que ella está dentro de nosotros. Es componente de nuestra existencia.

La esperanza es un elemento intrínseco de la estructura de la vida, de la dinámica del espíritu humano. (Erick From).

La esperanza es una virtud y como tal es una disposición habitual y firme al bien. Corresponde a la persona, no solo de realizar actos buenos, sino de siempre dar lo mejor se sí. La virtud es una elección que hacemos por el bien. La virtud fortifica el espíritu y lo guía a una plena integración consigo mismo. La virtud eleva, fortifica, espiritualiza.

Un principio ético nos dice: Bonum est facendum, et malum vitandum.

La virtud es equilibrio, victoria sobre la irascibilidad, sobre el egoísmo. Es paz, libertad, alegría, don, de sí mismo. La virtud es la respuesta correcta y veraz a aquello que somos llamados a ser desde lo profundo de nosotros mismos. Es el retorno a la raíz de nuestra humanidad: Creada a imagen y semejanza de Dios.

La virtud de la esperanza responde a la aspiración de felicidad que Dios ha puesto en el corazón de cada persona. La calma, la esperanza del Reino que debe venir. Fue la experiencia del pueblo de Israel: Apoyados en que Yaveh es fiel y misericordioso (Gen 14.8).

Con Abraham da inicio la historia de paz, esperanza signo de salvación para todo el mundo. Ge. 17.4.

Creer en Dios, obedeciendo, amando, quiere decir poseer el futuro: La liberación de la esclavitud, una tierra, la salvación del mundo, la victoria del justo. “Es el futuro pleno de esperanza” Gen 29,11)

Con todo, los profetas debieron intervenir…. El pueblo quiso construirse su propio futuro, y fue acusado de traición a Dios y alejamiento de Él. Se desesperaron, se cansaron de esperar… Creyeron mas en ellos y sus planes, que en el Dios promesa

El padre envia El mesia y con su llegada se cumple el plan salvífico de Dios y la esperanza no es ya una promesa, sino una persona divina humana”.

Jesucristo mismo es el objeto de la esperanza (Llegando a ser, “Sumo sacerdote para siempre según el rito de melkisedek”. Por eso Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre (Hebreo 8, 29) Y San Pablo lo llamara: Cristo nuestra esperanza (1 Tim, 1,1).

Esperanza de salvación (1 teo, 5,8). Esperanza de vida eterna (Tito 1,2). Esperanza de gloria de Dios (Rom. 5,2).

Así la resurrección de Cristo es el cumplimiento de todas las promesas de Dios a su pueblo. (Galatas. 3,16-22). Leer 1 Pe. 1, 3-5.