Sintesis del libro El Hombre en busca del sentido - Victor Frankl.
Enviado por monto2435 • 6 de Febrero de 2018 • 2.477 Palabras (10 Páginas) • 639 Visitas
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Pero a pesar del primitivismo físico y mental, los prisioneros llevaban una profunda vida espiritual. Las personas de constitución débil y que habían llevado una vida espiritual profunda parecían llevar mejor la vida en el campo que las personas fornidas. Esto se debe a que retrocedían hacia una vida de riqueza interior y de libertad espiritual.
Para aliviar en cierto grado el sufrimiento de los prisioneros, se había descubierto que el humor podía proporcionar un modo de supervivencia y distanciamiento para sobreponerse de cualquier situación. Se parodiaba todo aquello que había en el campo y por muy horrible que fuera siempre se reían de ello.
Sin embargo, al paso de las semanas, la suerte de Frankl iba incrementándose poco a poco. Fue trasladado de arduos trabajos en el exterior soportando el frio, los golpes e insultos para ir trabajar en las cocina, y luego se presento como voluntario para trabajar en un campo destinado a enfermos de tifus desempeñando tareas sanitarias.
La cosa más anhelada por el prisionero era la soledad, ciertas veces era posible y hasta necesario el alejarse de los demás. Dado que vivían en una comunidad impuesta, no tenían ocasión de estar a solas consigo mismos. Frankl lo encontró cuando fue destinado a los campos de reposo.
Los prisioneros, según mencionaba Frankl, eran juguetes del destino, se encontraban con sus sentimientos endurecidos e inhumanos dadas las circunstancias en las que estaban viviendo, los prisioneros en ese instante solo eran un número, sin personalidad ni emoción alguna. Una vez que Frankl fue destinado a otro campo, el canibalismo había hecho su aparición, aquello lo había relacionado con el relato de Muerte en Teherán: Un persa rico sorprendió a un joven criado suyo intentando robarle un caballo. El persa lo sorprendió y le pregunto por qué lo hacía. Este le contesto porque se le había aparecido la muerte y lo había amenazado. El persa rápidamente le dio dos caballos y lo mando hacia Teherán. Poco después el amo se encontró con la muerte y le preguntó por que había amenazado a su criado, a lo que la muerte contestó No lo amenacé, solo mostré mi asombro al verlo aquí cuando mis planes eran verle en Teherán esta noche.
Los prisioneros temían tomar cualquier tipo de decisión y deseaban con todo su ser que el destino lo hiciera por ellos. Esto se hacía por querer evitar el compromiso que se hacía más patente cuando el prisionero debía decidir entre escaparse o no del campo de concentración.
El frente de guerra avanzaba y el campo se disponía a ser evacuado. Tendrían que marcharse incluso los pocos prisioneros que quedaban. Pero los camiones aun no aparecían y se empezó a ejercer una vigilancia férrea sobre el campo para evitar cualquier intento de fuga. No obstante, Frankl tenía un plan que podía funcionar. Llevarían afuera tres cadáveres de prisioneros. Llevarían uno en cada viaje y por turnos llevarían una mochila, seguidamente la otra y después tratarían de evadirse. De pronto y cuando se disponían a realizar el tercer viaje apareció un camión color aluminio con una gran cruz roja pintada que empezó a descargar medicinas y alimento. Ya no merecía la pena escapar. Después llegaron los camiones de las SS diciéndoles que serian enviados a un campo en Suiza para ser canjeados por prisioneros de guerra.
El hambre y la falta de sueño contribuía con la irritabilidad, que era otra característica del estado mental de los prisioneros. Aparte de las causas físicas estaban también las mentales, en forma de ciertos complejos, la mayoría con algún tipo de inferioridad.
Tras explicar la psicopatología de los prisioneros del campo se puede sonsacar que el ser humano es una raza completamente influida por su entorno, que en este caso es el campo de concentración. Pese a que, había una única cosa que no se le podía arrebatar a un recluso de un campo de concentración, su libertad interior, su yo mas intimo, ante las consecuencias mentales y físicas.
La preocupación más influyente de los prisioneros era si sobrevivirían al de campo de concentración. La observación psicológica de los prisioneros demuestra que solo aquellos a los que no le derribaba su sostén moral y espiritual caían víctimas de las influencias degenerantes del campo. Todos los prisioneros que han sobrevivido coinciden en que lo más angustioso de todo era el no saber cuánto iba a durar su encarcelamiento. Les era imposible prever cuando y como, de ser así, terminaría su existencia.
Nadie les dio una fecha de liberación, es más, no tenía sentido hablar de ello. La vida en el campo podía denominarse existencia provisional, algo que podría terminarse en cualquier instante.
Los prisioneros sufrían una extraña deformación del tiempo. Para ellos una unidad de tiempo menor como un día parecía tener mayor duración que una semana.
El hombre tiene la peculiaridad de no poder vivir sin mirar al futuro. Esto a veces le salva en los momentos más dificultosos de su existencia. Cuando uno sufre se crea una fortaleza pensando que vendrán tiempos mejores y se imagina a uno mismo realizando cosas que satisfacen su psique. También suele refugiarse en cosas triviales del día a día.
Spinoza decía dentro de su Ética: La emoción, que constituye sufrimiento, deja de serlo tan pronto como nos formamos una idea clara y precisa del mismo. Esto quiere decir, que todo aquel que perdía la fe en su futuro estaba condenado, se desmoronaba su sostén interno y sufría una crisis, producida por el aniquilamiento físico y mental. Cuando la gente perdía la esperanza por vivir, eran presos de enfermedades, las cuales su cuerpo no rechazaba.
En el campo, no se estaba permitido impedir que alguien se suicidara. Por ejemplo, no se permitía cortar la cuerda del que se iba a ahorcar. Por ello había que impedir que se llegara a tal extremo. Para ello se usaba un método de psicoterapia o psico higiene. Se le buscaba a la vida al individuo que tenía ganas de suicidarse una meta, un fin que le diera sentido a esa existencia de sufrimiento, con ello la persona luchaba contra la adversidad del campo de concentración. Habían encontrado el por qué de su vida e iban a ser capaces de soportar casi cualquier como. Esta segunda fase de internamiento en el campo concluye con un análisis psicopatológico de los guardas. En él se puede comprender que no todos los guardas eran gente cruel y despiadada. Cierto es que para este cargo se escogía de entre muchos a las personas más sádicas de todas, salvo algunas excepciones. Pero no solo los guardas del campamento eran crueles.
En el libro se menciona al prisionero más antiguo del campo, que pegaba
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