EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO Victor Frankl

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El sufrimiento es algo inevitable y que sucede a lo largo de toda la vida, por eso se tiene que aceptar, porque la actitud que se tome ante este, va a ser lo que defina nuestro comportamiento y por lo tanto, parte de nuestra personalidad. Es el sufrimiento el que da evidencia de algo que realmente tenía significado en nosotros y se sufre al perderlo o cambiarlo de algún modo, lo que se tenía anteriormente. La actitud es un punto clave para la logoterapia, porque puede ser modificada y se puede ver la realidad desde otro aspecto, por ejemplo, cambiar el pesimismo por el optimismo de alguna otra oportunidad. Así como el sufrimiento es inevitable a lo largo de la vida, también lo es el sentido de vida. Por eso, a través del sufrimiento pueden crearse nuevos objetivos para fabricar un sentido de vida diferente.

Frankl también hace énfasis a lo transitoria que puede ser nuestra vida, y a las pocas veces que se nos presenta una oportunidad que pocas veces tomamos (Frankl, V. 1946, pp. 147,148). La transitoriedad de la vida de la logoterapia invita al individuo a activarse ante las oportunidades que se le presentan, a reaccionar ante ellas y aprovecharlas lo más que se pueda; también invita a valorar lo sucedido en el pasado, por ejemplo arrepentirse de algún amor pasado, recordarlo y darle un momento de felicidad al momento que la persona lo esté recordando. La transitoriedad de la vida ayuda a agradecer y valorar lo que tuvimos, y la persona puede darse cuenta de lo que ya obtuvo antes y de que puede obtener más en un futuro.

Pero ¿qué pasa cuando el sujeto tiene miedo? La logoterapia tiene una técnica “intención paradójica” la cual, invita al individuo a hacer exactamente lo que le tiene miedo para convertir su miedo, en algo que desee. La mayoría de las veces estos miedos tienen sus raíces en la sociedad, el miedo a ser criticado y rechazado, por eso es decisión del hombre si decide seguir las condiciones biológicas, psicológicas y sociales que nos va estableciendo la sociedad o desafiar, luchar y adoptar una postura personal ante los condicionamientos que nos están estableciendo (Frankl, V. 1946, pp. 155,156).

Frankl hace hincapié en la imposibilidad de la predicción de la conducta o comportamiento humano, siempre es cambiante y se adapta a cualquiera de las situaciones que se le va presentando. Podemos estar condicionados ante la situación que vivimos en el momento, como con el pandeterminismo, pero en cualquier otra situación no vamos a reaccionar necesariamente igual que lo hicimos antes.

Entonces, la personalidad está determinada por algo social, que consideramos como algo importante a lo que debemos responder y por lo tanto, tenemos que satisfacer, como las personas que rigen su comportamiento por la creencias religiosas, por el amor, por la aceptación social. La persona puede perder todo el organismo psicofísico, pero su espíritu sigue ahí.

El ser humano es tan maravilloso y tan complejo que Viktor Frankl hace referencia que a menudo se maneja como un robot, como un mecanismo que puede ser predecido en todo lo que va a hacer, pero la verdad es que es tan complejo y tan impredecible que eso es lo que lo hace especial al ser humano, un día puede hacer cosas muy malas pero al otro día puede ser la persona más generosa.

La logoterapia se puede aplicar en el aspecto educacional en la familia. Muchas veces los padres se preocupan por la mejor manera de educar a sus hijos, en el aspecto de los valores y comportamiento. Primero, se tiene que saber que los hijos en algún momento van a tomar el camino que ellos consideren el más adecuado, pero de los padres depende enseñarles a que ellos sepan qué es lo más adecuado, cómo buscar lo que quieren y saber que lo que van a hacer también influye en otras personas.

Viktor Frankl es una persona que empezó a construir su teoría a partir de sus experiencias, de lo que vivía y observaba. Las comprobó conforme fue pasando el tiempo y lo explicó con argumentos válidos y claros.

Bibliografía:

Frankl, V. (2015). El hombre en busca de sentido. Barcelona: Herder Editorial.