Una Iglesia que celebra la fe

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Ha disminuido, proporcionalmente a la cantidad de habitantes, el número de bautismos en las parroquias.

La costumbre de “echar el agua” y de “bendecir a los niños” propicia el hábito de retrasar el Bautismo en ellos.

El papel del padrino como testigo y acompañante en el camino de la fe es aún muy débil, debido a la falta de formación sacramental. Así mismo, la costumbre introducida de “varios padrinos y varias madrinas” en el sacramento del bautismo, desvanece el papel de los mismos, como acompañantes en la fe del niño.

El sacramento de la confirmación se está administrando, en gran parte de nuestra diócesis, a niños entre nueve y diez años que no tienen suficiente conciencia del compromiso y responsabilidad que implica este sacramento.

Muchos jóvenes no se confirman y muchos de los que ya están confirmados no perseveran en la vida eclesial.

Muchos fieles no pueden participar en la Eucaristía dominical porque no se celebra en su comunidad, dada la limitación de sacerdotes, espacio y tiempo.

Un número importante de los que asisten a la Santa Misa no comulgan, entre otras razones por no estar casados por la Iglesia.

Aún quedan en la diócesis de Trujillo muchas comunidades que no tienen la atención de ministros de la Palabra, sobre todo para el Día del Señor.

Es bajo el número de los sacerdotes que celebran regularmente y/o diariamente el sacramento de la Reconciliación.

En la práctica del sacramento de la Reconciliación, los fieles le dan más importancia a los aspectos morales o de consulta espiritual, que al encuentro mismo con el Señor que ofrece el perdón.

El número de parejas católicas que celebran el sacramento del Matrimonio es muy bajo. Más aún, muchas parejas solicitan una “bendición de anillos” como rito sucedáneo o sustituto del sacramento.

El recurso a los Ministros extraordinarios de la Comunión para administrar la comunión a los enfermos, corre a veces el peligro de que el propio sacerdote descuide su misión específica en este campo.

Es insuficiente la atención pastoral de los enfermos en centros hospitalarios, aunque en algunos lugares se ha logrado una mayor eficiencia con la ayuda de voluntariados.

Se origina confusión en la propagación de ciertas unciones no sacramentales, que han oscurecido muchas veces el sentido verdadero del sacramento de la Unción de los Enfermos.

Inculturación de la Liturgia y Religiosidad y Piedad populares

Luces

La liturgia ha ido permeando la cultura trujillana, esto se nota en expresiones populares tales como las misas de aguinaldo, los pesebres, las paraduras del Niño, los novenarios, las exequias, las procesiones, las fiestas patronales; todas estas expresiones tienen un marcado carácter comunitario y de asamblea que fortalece la vida de la fe.

La espontaneidad del abrazo de la paz o del gesto de tomarse de las manos, son expresiones de la inculturación de la liturgia en las raíces propias.

Existen numerosas composiciones musicales adaptadas a nuestra cultura andina: aguinaldos, décimas, salves; así mismo se encuentra expresiones folklóricas como el baile de los Giros de San Benito, las Locainas, entre otras.

La religiosidad del pueblo trujillano se caracteriza por un gran sentido de la trascendencia, respeto por el misterio y lo sagrado y un arraigado sustrato religioso católico.

La piedad popular trujillana está configurada por la gran veneración a Jesucristo, a la Virgen y a los santos, destacando la devoción a la Santísima Virgen María, reflejada en el gran número de advocaciones marianas que se veneran.

Destacan una serie de actitudes que expresan la fe popular como lo son: el valor que se da a la oración por los difuntos, a las rogativas o súplicas a Dios por diversas necesidades, el aprecio por el sentido procesional, los rito con las luces o cirios; el uso de símbolos religiosos, como la cruz o el escapulario, la popularidad de las estampas e imágenes; el aprecio por sacramentales, como el uso de agua bendita en las bendiciones de personas, objetos y lugares; manifestaciones externas de mortificación; ofrecimiento de dones o exvotos, ejercicios como el rosario o el vía crucis; otros espacios considerados como sagrados aparte de los templos: capillitas, altar familiar, cruces de la misión, lugares de aparición; son la expresión de la fe sencilla del pueblo que ve en ellos signos que sostienen su relación con Dios. Muchas de estas manifestaciones de piedad preceden y siguen a las celebraciones litúrgicas.

Es significativo subrayar que se mantiene siempre entre nuestro pueblo trujillano el valor de la Misa exequial, la oración que acompaña el velorio, con el rezo del rosario y otras fórmulas. Se expresa un gran sentido de solidaridad respecto a los familiares que pierden sus seres queridos.

Entre los laicos se ha ido propagando el rezo de la Liturgia de las Horas, tanto individual como colectivamente. Existen grupos y círculos de oración de diversos tipos y tendencias, muchos con carácter mariano y en torno a la Biblia, entre los cuales se promueve la práctica de la Lectio Divina.

Sombras

Se nota aún en la diócesis la falta de inculturación del Evangelio y la liturgia a las costumbres populares recibidas de nuestros antepasados, así como un mejor acompañamiento y aprovechamiento de las mismas para la evangelización.

La postmodernidad, la globalización y el sincretismo religioso van penetrando en el ambiente cultural trujillano, lo cual pone en peligro las tradiciones y la fe católica.

Las manifestaciones de religiosidad popular muestran carencias en cuanto a la dimensión cristológica de la fe. Por otra parte, acusan el influjo de las supersticiones, la santería, las tendencias espiritualistas y secularistas.

Existe el peligro constante de un uso supersticioso de los sacramentales. Además, algunos ministros no explican el contenido teológico y pastoral de los mismos.

La costumbre de algunos grupos de hacer oraciones para pedir la liberación de personas o lugares del influjo del maligno ha creado confusiones respecto a los exorcismos.

La veneración a las imágenes puede a veces ser susceptible de exageraciones, incluso con el uso del término adoración.