El nuevo mover de la fe apostólica

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de la sociedad de aquel tiempo eran marcados por un estilo de vida secularizado, e institucionalizado, tal parece que la propuesta del hombre natural para regirse en la vida cotidiana, es a través, de estructuras humanas cómo una forma de organizarse en sociedad. Es así como el ser social fundamenta su quehacer por medio de instituciones en todas las áreas que pueda concebir un ser en su propia necesidad: en la política, la salud, el trabajo, la economía, lo social y lo religioso no pudo sustraerse a esa seducción. ¿Cómo explicar esto? De qué manera la obra de Dios se siente amenazada en ese entramaje social en la cual los hombres naturales le dan crédito a la institucionalidad y de cómo ésta busca desplazar la forma mística de experiencia cultual, supeditada a un modo estandarizado de conducta social. Los cristianos comúnmente confundimos estas cosas y esto nos lleva en muchas ocasiones a desviarnos de la verdad, quedándonos, solo con dogmas de una religiosidad.

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Pero ¿qué significa la palabra institución?

Citando un autor reconocido:

El concepto de institución "implica un acuerdo sobre una serie de valores tradicionales alrededor de los que se congregan los seres humanos. Esto significa también que esos seres mantienen una definida relación, ya entre sí, ya con una parte específica de su ambiente natural o artificial. De acuerdo con lo estatuido por su tradicional propósito o mandato, obedeciendo las normas específicas de su asociación, trabajando con el equipo material que manipulan, los hombres actúan juntos y así satisfacen algunos de sus deseos, marcando al mismo tiempo su impronta en el medio circundante". (Malinowski, 1993: 44)

LA VIDA INSTITUCIONALIZADA

Nótese que la vida social se rige por valores emanados de la vida racional, lo que es aceptado en conceptos tradicionales de la modernidad y estos se sobreponen sobre la idea, conocimiento, convicción de cualquier ente social, de ahí la norma rige la conducta del ser que vive en sociedad. Y los que velan por ella, alcanzan el beneficio de su interés particular.

¿Cómo puede la iglesia de Cristo vivir su espiritualidad teniendo el acecho latente los vicios de una instancia religiosa institucional? ¿Es realmente un problema para la fe la vida institucional? ¿Es la estructura la que pervierte al hombre o es el hombre quien pervierte la institucionalidad?

En el lugar central de este esquema, se observan tres ámbitos, como sus actores y sus constructores, se sitúan a los individuos.

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¿Cómo concebimos a cristianos en esta estructura social, en posiciones de poder, de mando y autoridad, dentro de un rol y de status elevado? ¿Cómo en su quehacer los santos vivan un estilo de vida con una percepción fuera de la realidad?

Los de arriba dando indicaciones verticalistas, bajando a los mandos intermedios hasta llegar a las bases que sostienen toda funcionalidad; donde la tarea no es precisamente espiritual, sino, más bien, de carácter industrial, en la cual, la mano de obra tiene que producir más para sostener la frugalidad de la maquinaria institucional. Creo que la estructura es una extensión muerta que solo es útil cuando la idea, acción pensante la echa a funcionar, entonces más allá de los criterios de anti-institucionalidad, tendríamos que ir más allá tocante a la vida anti-espiritual.

Entonces, ¿cómo vivir una vida espiritual? El paradigma esta dado en el mensaje de Jesús:

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Pero Jesús llamándolos junto a si, dijo: Sabéis que los gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que los grandes ejercen autoridad sobre ellos. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera entre vosotros llegar a ser grande, será vuestro servidor, (Mateo 20; 25-27).

LA VIDA ESPIRITUAL DE LOS CREYENTES

Es la forma y el estilo de vida de Jesús, de los apóstoles, y los cimientos de la fe apostólica en la lluvia temprana y tardía del pentecostés. Así que hay una conexión del espíritu a pesar del tiempo y del espacio, la humildad característica de los apóstoles, igual que la humildad de los hermanos de la fe apostólica a principios del siglo XX.

La figura central como ejemplo de vida, era el afroamericano William Josep Seymour. Era un pastor de hablar tranquilo, espiritual, manso, y en palabras de un comentarista,

“lleno de Dios que se podía sentir el amor y poder cada vez que se estaba cerca de él”. (William Durhan).

Otro comentarista haciendo alusión de Seymour dice:

"No creo que en los tiempos modernos ha habido hombre alguno que haya recibido en su vida un diluvio más maravilloso de parte de Dios, que el derramado por Él sobre este estimado hombre, y así, la gloria y el poder de un verdadero Pentecostés barrió el mundo entero". (John G. Lake)

La figura del obrero cristiano de estos días debe ser reconfigurada desde la perspectiva del mover de la fe apostólica, ya que esta nueva experiencia, no era otra cosa que el mover del fuego de Dios entre los hombres y mujeres de la época de Seymour. Este movimiento del Espíritu impacto al mundo entero.

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Qué privilegio de Seymour, de nuestro continente, de estos dos países vecinos, ya que la palabra corrió con el poder de la unción, llenó Norteamérica, nuestro México, América Latina, y de ahí el resto del mundo donde hay obra pentecostal.

Si bien es cierto, el mundo pentecostal se da en dos líneas, las iglesia del nombre de Jesucristo, y las líneas de la iglesia trinitaria; por el lado del nombre de Jesucristo surge lo que conocemos dentro de la historia del pentecostalismo la Asamblea Apostólica de la Fe en Cristo Jesús y con la conversión de “Romanita” el movimiento de la Iglesia Apostólica En México. Así como otras congregaciones.

LA HISTORIA DE LA IAFCJ

La vida y obra de la de La IAFCJ En México, se da principalmente en gente humilde, él Dr. Manuel J Gaxiola narra de manera apasionada los acontecimientos de su origen crecimiento y desarrollo de la misma, diríamos en estas palabras nació de una mujer, formada por 12 hombres en Villa Aldama Chihuahua, su crecimiento por zonas y su desarrollo por distritos conformados a todo lo largo y ancho del país.

Si la historia está libre de mitos, dándose en los relatos una vida llena de piedad,