El comerciante se encontraba en el mercado, sentado en una alfombra, vendiendo su mercancía.
Enviado por Kate • 13 de Marzo de 2018 • 701 Palabras (3 Páginas) • 381 Visitas
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- Buenas tardes señor, me han robado mi bolsa de oro.
Le explico en donde había ocurrido y como, Vlad Draculea solo contestaba con un leve asentimiento, y el comerciante, con cada vez mas miedo, de alguna corma consiguió terminar de explicarle todo lo ocurrido.
- Vuelva mañana.
“¿Eso fue todo?” pensó el comerciante, pero se limito a asntir y salir lo mas rápido que pudo de aquel lúgubre lugar.
Ala día siguiente, volvió a aquel castillo, Vlad Draculea se encontraba en su trono al igual que el día anterior, al acercarse lo suficiente, escucho los gritos.
A la lejanía, detrás del trono, observaba como un hombre agonizaba, como lentamente perdía la vida, empalado en un palo de al menos tres metros de alto.
El comerciante inmediatamente reconoció al hombre, se trataba del ladrón del día anterior.
Vlad le lanzo una pequeña bolsa desde su trono, y el comerciante la atajo en el aire.
- Cuente las monedas si lo desea, a ver si están todas.
Quería salir de allí inmediatamente, pero temía desobedecer, así que las conto lo más rápido que pudo.
“64..65..66..67..68?”
El comerciante recordaba claramente que había sesenta y siete monedas. Levanto la mirada y se cruzo con la del príncipe de Valaquia.
- Sobra una.
Pensó en que quizás había sido demasiado honesto, era una moneda de oro, se arrepintió un poco de la decisión que había tomado, pero pensó que era lo correcto.
Vlad Dracuela sonrió, con una sonrisa macabra.
- Id con dios comerciante, tu honradez te ha salvado, si tu hubieras intentado quedártela, habría ordenado que tu destino fuera el mismo que el de tu ladrón.
Fin.
(Ignacio Rivera Gonzalez, 2016)
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