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“LUCHA ENTRE CIVILIZACIÓN CONTRA BARBARIE”

Enviado por   •  28 de Noviembre de 2017  •  2.232 Palabras (9 Páginas)  •  480 Visitas

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LECTURA DE REFERENCIA PARA EL ENSAYO.

Imposición de un «pensamiento único»

Como vemos, la actual turboglobalización –crecientemente monádica aunque todavía múltiple– rompe las distancias, jerarquías y fronteras naturales de antaño y, además, introduce un profundísimo desajuste en el desarrollo efectivo alcanzado en los distintos ámbitos. Con ello provoca enormes disfunciones, quiebras, escisiones, choques y conflictos. Cabría esperar que pudiera enfrentarlos el pensamiento único (Ramonet, 1995; Mayos, 2000), culminante en la actual sociedad postindustrial del conocimiento después de su génesis moderna. Pero como ya anticipaba Beck (2007: 16) antes de la crisis del 2008, esta ha puesto dolorosamente de manifiesto la ineficacia última de los mecanismos polí- ticos tradicionales para controlar o –al menos– condicionar eficazmente los mercados financieros y económicos. Sin embargo, el pensamiento único es hoy todavía más fuerte que antes del 2008. El Consenso de Washington ya no es simplemente la concepción dominante (hasta el punto de manifestar pocas rendijas de autocrítica) entre las administraciones occidentales, las grandes instituciones internacionales (ONU, FMI, BM, OMC…), las fieles escuelas de negocios y, en definitiva, los círculos más cercanos a la cultura de Davos. También incluye las ONG internacionales, gran parte de la inteligencia de impacto internacional y muchísimos miembros de los Academy clubs (Berger et al., 2002). Significativamente con el escándalo y sorpresa del estallido de la burbuja de las hipotecas suprime y la especulación financiera generada a su alrededor, incluso líderes como Sarkozy (en absoluto un revolucionario) proclamaron solemnemente la necesidad de reformar un capitalismo que 141 Gonçal Mayos SOLSONA Incluso en la peor crisis económica experimentada por las potencias occidentales, se someten a los acelerados, desregularizados e independizados mercados, sin siquiera aspirar realmente a enmendarlos o dirigirlos 2. Mike Davis (2006) incluye entre los grandes «holocaustos de la era victoriana tardía» a los tejedores manuales de la India cuando entraron masivamente y eran mucho más baratos los producidos industrialmente en Inglaterra. A otra escala he visto personalmente a mucha gente perder grandes posibilidades por haber optado por trabajos que rápidamente quedaron obsoletos. ¿Quién se acuerda hoy de los millones de puestos de trabajo que se predecían, por ejemplo, de perforadores de fichas o de operadores para las primeras generaciones de ordenadores? generaba tales crisis. Sin embargo, ya en el 2012, después de inmensas bancarrotas como Lehman Brothers y costes astronómicos para salvar el sistema bancario occidental, ha desaparecido por completo ese tipo de autocrítica reformadora. Movimientos como el 15M u Occupy Wall Street son la punta del iceberg de la indignación de una población mucho más escandalizada, empobrecida y atemorizada que nunca. Pero ello no impide, sino que, al contrario, muestra la fuerza de la imposición del pensamiento único, del que no se pueden desmarcar realmente la mayoría de las instituciones, los medios y los expertos (a pesar de que tampoco pueden esconder su desconcierto e insatisfacción). Naturalmente, mientras no sea posible desmarcarse de él, difícilmente podrán aceptar reformas realmente relevantes y, aún más, generar vías alternativas que eviten la barbarie de salvar a los ricos y causantes de la crisis con dolorosos sacrificios por parte de la amplia mayoría completamente inocente. Como confirmando la dialéctica mitificadora que Horkheimer y Adorno descubrieron en los sueños emancipatorios humanos, el acrítico consenso vigente sitúa a los llamados «mercados» como el oráculo último de intelección de la realidad. Incluso en la peor crisis económica experimentada por las potencias occidentales, se someten a los acelerados, desregularizados e independizados mercados, sin siquiera aspirar realmente a enmendarlos o dirigirlos. Efectivamente, se renuncia a empoderar a la población y a las instituciones políticas democráticas sobre la economía y los mercados. Al contrario, se tiende a aumentar el retroceso de lo político (que es voluntario en muchas élites y administraciones). Los ámbitos democráticamente controlados por los ciudadanos y los parlamentos ceden terreno cada vez más ante lo económico que se abandona a su pura dialéctica. Los procesos de desregularización de las relaciones laborales y los flujos financieros iniciados en los años ochenta por Thatcher y Reagan, hoy parecen casi tímidos, pues se han acentuado hasta convertir en imposible el Estado del bienestar. Lo más triste es que todo ese proceso se está llevando a cabo a partir de unos pocos principios, no solo muchas veces injustificados, sino que incluso han mostrado su peligrosidad en cracs económicos y sociales anteriores. Se trata de un mínimo andamiaje ideológico que configura el núcleo de ese consenso o pensamiento único hoy hegemónico, al cual las administraciones entregan sus poblaciones sin «plan b» ni demasiada reflexión y –ya no digamos– autocrítica. Así se ha hecho un dogma infalible de lo que –ciertamente– puede ser un buen consejo en las sociedades postindustriales. Es el mensaje unánime de que la única opción para esquivar el paro o minimizar la precariedad es concentrar todos los esfuerzos personales en el nuevo ídolo pagano de la especialidad tecnocientífica y de las TIC. Sin duda, la disminución del valor añadido y de la rentabilidad de la industria clásica ha obligado a las sociedades y poblaciones a fomentar lo relativo a la sociedad del conocimiento, la información y la comunicación. Ciertamente hoy es aquí donde se encuentran los grandes beneficios y productividades, pero se olvida que difícilmente se puede predecir el futuro y que el desarrollo tecnológico se caracteriza por convertir rápidamente en obsoleto lo que poco antes era más demandado e incluso rentable

VOCABULARIO

Antaño: En tiempo pasado

Escisiones: Las escisiones son procesos legales de división de empresas, motivados por causas económicas principalmente, mediante los que se extinguen personalidades jurídicas independientes o se reduce su patrimonio, con el fin de ampliar el patrimonio de otra personalidad jurídica preexistente

Concepción: Idea, opinión o manera de entender cierta cosa.

Dialéctica: Conjunto de razonamientos y argumentaciones de un discurso o una discusión y modo de ordenarlos.

Desregularización:

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