PATRIMONIALISMO POLÍTICO EN EL PERÚ ACTUAL
Enviado por Eric • 10 de Diciembre de 2018 • 4.823 Palabras (20 Páginas) • 346 Visitas
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la construcción de una institucionalidad ciudadana, genera suspicacia y resistencia hacia la autoridad y sus normas. Una sociedad es ciudadana, si está compuesta de gente que prefiere poner la ley por encima de sus conveniencias particulares. Y lo contrario es una sociedad de cómplices en la que (casi) todos están dispuestos a pactar en desmedro del interés común.
Como consecuencia, en el Perú, el patrimonialismo constituye uno del problema que afecta la consolidación de la ciudadanía y la democracia. En sistema político peruano, la democracia constituye el medio para capturar el poder político y de dominación a las fuerzas de la sociedad a partir del juego electoral. Es el medio más expedito para amasar fortuna, por líderes de discutible honestidad y capacidad.
1.2. Fundamentación Tórica del Patrimonialismo
El patrimonialismo es una categoría analítica desarrollada por Max Weber, para comprender la forma de ejercicio del poder observada en sociedades premodernas, en dónde, un gobierno o un partido político consideran como propios los bienes públicos, configurando prácticas institucionalizadas en el estado. Siendo el patrimonialismo un concepto que permite caracterizar una forma de dominación política en la que no existen claras divisiones entre las esferas públicas y privadas. De esta manera, el patrimonialismo es la no distinción, o mejor, la no diferenciación por parte de los gobernantes y funcionarios públicos que poseen el poder político-administrativo, de la esfera privada de la pública.
Para comprender el patrimonialismo, estado, democracia y ciudadanía, en necesario ubicarse en el pensamiento de Weber (1966), quien desarrolla el enfoque:
“el soberano es visto como el señor que dispensa su favor y su gracia al pueblo; los puestos públicos no son asignados por capacidad y competencia sino por lealtad y simpatía; no hay una formación estricta y regulada de los funcionarios sino una nominación que obedece a la conveniencia de quien posee la autoridad; la actividad de dichos funcionarios con frecuencia se extiende más allá de lo que les está expresamente señalado; el desempeño de los cargos se remunera sobre todo por el usufructo que de ellos se pueda hacer; se obedece más a la disposición individual del gobernante que a leyes fijas y establecidas”.
En la actualidad el patrimonialismo en las sociedades, consideradas modernas se presentan rodeados de instituciones formales de la democracia y como régimen político sobrepasan el ámbito de la administración pública y se extienden hacia los órganos de los otros poderes del Estado.
Al respecto Rouquaud (2016), señala que:
“el patrimonialismo moderno, se presenta rodeados de instituciones formales, las burocracias se modifican en función del modelo otorgándole características en tres niveles: Jerárquicas, Funcionales, y Presupuestarias. Nivel Jerárquico. La estructura clásica piramidal-formal se transforma en una de tipo radial, ocupando el centro quien gobierna, pues es quien decide sobre las designaciones, remociones o traslados de funcionarios, generando una red de relaciones informales que se superpone a la anterior, la discrecionalidad legalmente otorgada se minimiza en razón del monopolio de las decisiones. En este contexto, el enroque político es común, y se realiza en función de los “intereses” del gobernante, que designa un “confiable” con una misión específica en algún organismo de la administración. En el nivel Funcional, se da una dualidad: la coexistencia de organismos altamente tecnificados, personal calificado, instrumental de última generación, con dependencias que se mantienen en el atraso, conservando formas tradicionales de trabajo”.
Fukuyama (2012), argumenta que:
“el problema fundamental de los estados a lo largo de la historia mundial, y por lo tanto también uno de los grandes obstáculos para el desarrollo político, es el fenómeno del patrimonialismo. Este problema se da cuando el Estado no logra hacerse suficientemente fuerte desarrollando una burocracia independiente de los intereses privados. Cuando el conjunto de agentes estatales (los jueces, los funcionarios, los propios políticos) no actúan de manera imparcial y se asocian con los intereses privados, éstos terminan por apropiarse del Estado. Así surge el Estado patrimonialista que ya no sirve en su función esencial y se transforma en un instrumento de los distintos grupos de interés”.
Lachmann (2013), afirma que:
“El contexto actual de la globalización, la competencia por el control de recursos y el resurgimiento del nacionalismo, con su legitimación de la propiedad patrimonial y los derechos de extracción, son elementos que favorecen el resurgimiento del Patrimonialismo. Un aspecto importante es que el patrimonialismo no es sólo un mecanismo para organizar la política y la economía sino que su lógica está ganando cierta legitimidad”.
En este contexto la administración pública se convierte en un botín, quien gana las elecciones o llega al gobierno lo ganaba todo, ocupando los espacios de poder o autoridad en el ámbito público y ejerciendo el poder sin grandes limitaciones. Los puestos públicos no son asignados por capacidad y competencia sino por lealtad y simpatía; no hay una formación estricta y regulada de los funcionarios, sino una nominación que obedece a la conveniencia de quien posee la autoridad. En el Estado patrimonialista los jefes de las instituciones colocan a gente de su confianza en los puestos clave. No hay concursos públicos para contratar al personal, ni meritocracia, ni evaluaciones del personal o de los resultados de la gestión. El gobernante actúa como si los bienes del Estado fuesen suyos, no se dispone de los bienes públicos según planes, técnica y legalmente aprobados, sino con una lógica de intercambio de favores que le permiten conseguir apoyo político e ingresos ilegales de los recursos o del gasto.
1.3. Origen y prevalencia del patrimonialismo en el Perú
Sobre el origen y prevalencia del patrimonialismo en el Perú, existen dos enfoques que explican el origen y su prevalencia. El primer enfoque centra el análisis en la herencia colonial, el segundo enfoque centra el análisis en la cultura política.
El enfoque de la herencia colonial. Analiza el sistema político colonial y el traspaso de los patrones de este de modelo a la República Así tenemos:
Basadre (1929), dice “El Estado peruano independiente continuó
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