Proyecto comision de mejoramiento profesional
Enviado por klimbo3445 • 12 de Diciembre de 2017 • 2.956 Palabras (12 Páginas) • 534 Visitas
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“La educación es un proceso de formación permanente, personal, cultural y social que se fundamenta en una concepción integral de la persona, de su dignidad, de sus derechos y deberes”, entonces, el educador es aquel que propicia los medios posibles para lograr esa formación y desarrollar en interacción y cooperación con otros, todas las facultades que como persona posee y que debe poner al servicio de la sociedad.
La familia es la primera sociedad en la que surge la vida humana y se desarrollan las personas. Es la familia quien nos vincula a los elementos que nos integran a la sociedad. Es necesario generar, alcanzar estrategias con entes públicos y privados, a través de una cultura de participación, una visión compartida y la capacitación de un personal que su acción rompa barreras y se integre a una nueva sociedad. En tal sentido, la escuela debe fortalecerse como espacio que propicie la participación protagónica junto a la familia y la comunidad.
La educación integral, dice Octavio Arizmendi Posada, consiste en ayudar a cada uno a lograr el máximo desarrollo de sus potencialidades. De ahí que una educación integral debe ser intelectual: científica, humanística, religiosa y laboral. Debe tener en cuenta la educación de la voluntad, de la sensibilidad, de la imaginación y debe contribuir al perfeccionamiento del hombre en todas sus dimensiones.
El fondo de Poblaciones de las Naciones Unidas (PNUD), considera que el objetivo básico del desarrollo humano es ampliar las oportunidades de los individuos para hacer que el desarrollo sea más democrático y participativo. Al respecto, Blas Gimeno (1981) señala que en última instancia el desarrollo que interesa es el de las personas. De manera que, la educación es concebida, como un proceso indisoluble, ligado a las fuerzas que impulsan el crecimiento cualitativo y así al desarrollo del país.
La escuela es un espacio social, donde se construyen procesos característicos, por actos de comunicación que permiten expresar diferencias y particularidades propias de la comunidad de la cual forma parte.
Para garantizar los derechos de los niños y su protección integral, se pone en evidencia la necesidad de fortalecer un trabajo concertado y articulado entre los diferentes sectores, las instituciones y la sociedad, construyendo contextos ricos en oportunidades y posibilidades para el desarrollo humano de los niños, niñas y sus familias, partiendo de sus capacidades y responsabilidades y favoreciendo espacios para la formación de nuevas prácticas culturales y formas de relación de todos los actores vinculados en el desarrollo del mismo.
Según Hart, la participación se define en relación “con los procesos de compartir las decisiones, que afectan la vida propia y la vida de la comunidad en la cual se vive. La participación es el derecho fundamental de la ciudadanía”.
De acuerdo con Gaitán, la participación infantil es “el proceso tendiente a incrementar el poder de la niñez organizada en su relación con los adultos”. Este autor enfatiza, el papel de las estructuras de poder en los procesos de toma de decisiones de los grupos y su real incidencia sobre la acción.
La participación como medio y como fin requiere de un proceso gradual e integral en relación con la formación de las personas, la construcción de ciudadanía, los mecanismos y los espacios de participación, el acceso a la educación y a la información, entre otros aspectos.
La participación sin embargo, no se da por si sola, es un proceso que se da de manera gradual, requiere actitudes particulares y aprendizajes, evoluciona con la edad y la experiencia y se inserta en el complejo mundo de las relaciones de poder en todos los espacios vitales de las personas.
De ahí que se considere que la formación para la participación es un proceso que se inicia desde la primera infancia, la escuela, la casa, la comunidad, es decir, en los espacios cotidianos y más próximos del ser humano.
La LOPNA, en su artículo 73 establece que el Estado debe fomentar la creación, producción y difusión de materiales informativos, libros, publicaciones, obras artísticas y producciones audiovisuales, radiofónicas y multimedia dirigidas a los niños, niñas y adolescentes, que sean de la más alta calidad, plurales y que promuevan los valores de paz, democracia, libertad, tolerancia, igualdad entre las personas y sexos, así como el respeto a su padre, madre, representantes o responsables y a su identidad nacional y cultura.
La perspectiva de este derecho invita a la familia, sociedad y al Estado para lograr una construcción colectiva de la cultura en favor de la infancia.
La Familia, como ente que acoge al niño desde su concepción y que va tejiendo en su interior esa red de relaciones tan significativas y decisorias en la formación del niño como persona, como ser humano, como ciudadano y por tanto como niño sujeto de derechos.
La Sociedad, como elemento fundamental donde se mueven los niños, es el espacio amplio donde los niños ejercen sus derechos y viven su niñez a través de la interacción con su medio. Por esta razón, se requiere de una sociedad que posibilite condiciones de vida que aseguren al niño su crecimiento y desarrollo humano en un ambiente de bienestar común, donde prevalezca el niño como interés superior.
DIAGNOSTICO
La investigación educativa hoy, en todas sus líneas, considera al docente y al alumno con un protagonismo relevante en los procesos de enseñar y de aprender. La formación del docente y la potencialidad del alumnado son ejes esenciales tanto en la práctica docente cuanto en la acción investigadora.
El docente se halla ante una doble responsabilidad: por una parte, la obtención de conocimientos más profundos que le aseguren una mayor especialización, por medio de la dedicación a la labor que desempeña y, por otra parte, un ejercicio de la docencia como tarea aplicativa y de transferencia, que no supone sólo el momento interactivo, el encuentro con los alumnos en clase, sino que incluye actividades pre y post áulicas.
Es necesario tener vocación para llegar a desarrollar con gusto e interés la noble tarea de enseñar. En consecuencia, es imprescindible reflexionar y mejorar continuamente el accionar pedagógico-didáctico durante la clase, superando cada uno las propias debilidades.
Consideramos que todos como cuerpo y alma del Instituto de Educación Especial “Sucre” debemos reflexionar objetivamente en las fortalezas para sostenerlas, y en las debilidades, para superarlas, tanto a nivel personal como profesional. Ser conscientes
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