¿Recuerdas aquella vez cuando te vi por primera vez?

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Después de unos dimes y diretes, volvimos a vernos algunas tardes y noches, te escribía de vez en cuando, volvía a pensar en tus dientes, nos abrazamos desmesuradamente y sin control, me escondía porque quería evitar contrastes en mi vida amorosa. Nos enfermamos y estábamos cuidándonos el uno al otro, sabiendo que llevaba la hora de que uno de los dos se tenía que partir sin desearlo, te veía sonreír y dormir nuevamente junto a mí. Reaparecieron las mismas anécdotas que no tenían inicio y fin claro, estabas cohibido a alguien más donde no podía decirte más palabras que sabía perfectamente no las tomarías en cuenta.

Nunca hablamos de nosotros porque dejé que todo volviera a acaecer, dejé que este sentimiento se quedará estancado o solamente dejé que te alejarás o nos alejáramos de las viejas rutinas cuando nos veíamos; agradezco el día a día de este largo y desgarrador proceso del cual aún no sé cuándo terminará para mis sentimientos encontrados.

Sé que serás feliz cuando te des la prioridad de serlo, te querré y amaré por un largo e impreciso tiempo del cual no soy dueña; sin embargo agradece el momento en el que nos conocimos sin pensar que este sentimiento se desarrollaría tan rápido y tan profundo de una persona desconocida a otra realmente decidida.

Lamento decirte adiós en esta noche tan fría con tanta lluvia y que me hace recordarte como si quisieras cuidarme toda la noche de algún ladrón; no obstante recordando momentos que sé que olvidarás paulatinamente.

Recuérdame cuando estés solo, mi amado amor. Te quiere, tu amada risueña.

Gracias por tanta entrega, mi amado amor que nunca pude tener para toda la vida…