“Una coyuntura para reflexionar sobre los espacios para el debate y el dialogo entre el (neo) estructuralismos y las corrientes heterodoxas.” -Esteban Pérez Caldentey

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El autor sustenta gran parte de sus planteamientos en el trabajo sobre paradigmas de Kuhn, quien afirma que un modelo o paradigma muestra sus limites y sus necesidades de ser reemplazado cuando se enfrenta a sucesos o anomalías que no puede solucionar por sus propios medios. De esta manera, se establece un evidente símil entre lo planteado por Kuhn y el contexto del modelo dominante actual, en donde se demuestran y evidencian unas falencias, cuyas soluciones no han sido encontradas en sus planteamientos. Es aquí en donde el estudio o la tarea de repensarse modelos alternativos cobra suma importancia.

Asimismo, Pérez subraya la importante tradición que posee América Latina en materia de creación académica e intelectual de dichas corrientes, como ha sido el caso de La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y El Instituto Superior de Estudios Brasileros (ISEB), que desde la década de 1950 se han puesto a la tarea de crear modelos de desarrollo apropiados para la región. Siendo así, el pensamiento estructuralista baso sus pilares en las relaciones de poder y dependencia articulados bajo el binomio centro periferia, la critica a la ley de ventajas comparativas y la predominancia de la restricción externa, el carácter dual del desarrollo económico en distintos niveles, como la heterogeneidad estructural, la existencia de una oferta ilimitada de trabajo, una visión del desarrollo como cambio estructural, la necesidad de un desarrollo guiado por el Estado en materia de inversión en infraestructura, la inflación como un problema de desarrollo económico, y la necesidad de la inserción regional e internacional para superar el problema del subdesarrollo.[3]

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