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A principios del siglo XVIII, Gran Bretaña o Francia eran países con poca población.

Enviado por   •  26 de Abril de 2018  •  5.236 Palabras (21 Páginas)  •  526 Visitas

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Algunos años antes se había puesto en funcionamiento el motor de vapor construido por Denis Papin (1647-1714). Se consumaba así una aplicación práctica de las primeras ideas de Arquímedes gracias a los experimentos o motores primarios de Giovanni Battista Della Porta (1601), y el descubrimiento de presión atmosférica por Torriselli (1643).

La técnica tuvo un lento avance durante los siglos XVII y XIX. A parte de los animales de labor, la energía eólica e hidráulica fueron casi exclusivamente las únicas con aplicaciones prácticas.

El renacimiento supone la introducción del pensamiento racional y experimental. El avance de la técnica fue posible gracias a los progresos de la ciencia. Pero su aplicación eminentemente industrial parece estar relacionada con la llamada Revolución Comercial, originada a raíz de los descubrimientos geográficos. Fueron los comerciantes, y en particular los ingleses, los que primero asociaron nuevas máquinas con nuevos negocios, al igual que, anteriormente, nuevos descubrimientos geográficos significaban nuevas perspectivas para ampliar el negocio.

El motor de vapor es el producto más espectacular y típico de la Revolución Industrial. La minería del carbón y el hierro se funden en la tecnología siderúrgica donde se forjan las innovaciones mecánicas para la industria. La chapa y el acero, la máquina de vapor, sustituyen a la madera, y la tracción de sangre.

La fábrica textil rebasa al batán y las sederías[4]. El ferrocarril y los barcos de vapor permitieron extender los mercados, centralizar la producción y aprovechar las economías de escala para seguir abaratando los productos y desplazando a la industria artesanal cada vez más lejanas gracias a la producción en masa.

A medida que progresan las aplicaciones del motor de vapor y el abaratamiento de costes del transporte del carbón. Las calderas reemplazan a los molinos en las fábricas textiles. Hasta su desplazamiento por el petróleo de menor coste de extracción, el carbón es la energía industrial.

Sin embargo es preciso recordar que en los estudios más recientes sobre la industrialización francesa ponen de relieve como los trabajos sobre el nacimiento de la industria han tendido a dejar en un segundo plano cuando no a ignorar abiertamente, el importante papel de los pequeños talleres artesanales en la mejora de las técnicas industriales. Así como a restar importancia a otras industrias (alimentación, cuero, cerámica, madera, construcción, carpintería, fabricación de agujas).

Es preciso recordar que la innovación no consiste necesariamente en la mecanización, puede tratarse de nuevas técnicas manuales o intermedias y en un aumento del empleo y la división del trabajo de la mano de obra barata. Así parece que sucedió en el siglo XVIII británico.[5]

Condiciones previas para la Revolución Industrial.

LA REVOLUCIÓN AGRARIA.

La Revolución agraria logró el incremento en la productividad de los campesinos. Una cantidad cada vez menor de trabajadores produjo una cantidad mayor de alimentos. Para ello fueron necesarias diversas innovaciones tecnológicas, así como cambios en la propiedad de tierra.

La Revolución agraria en Inglaterra, siglo XVIII. Después se extendió por otros países, en su primera fase se aplicaron nuevo métodos de cultivo. Un segundo grupo de innovaciones exteriores a 1830 introdujo el uso de máquinas de vapor y fertilizantes químicos.

El primer grupo de mejoras consistió en eliminar los barbechos, aumentar la superficie cultivada y obtener mayores rendimientos de cada hectárea. Los barbechos se suprimieron mediante un sistema de rotación cuatrienal de cultivos. Dos hojas de la tierra se plantaban con cereales o leguminosas. Las otras dos, con tubérculos (papas, nabos) y forrajeras (alfalfa, trébol). La introducción de tubérculos y forrajeras fue trascendental, porque estas plantas no desgastan los suelos, sino que, los enriquecen. Esto permitió que sobre las hojas ocupadas por nabos o alfalfa se plantaran al año siguiente los cereales. Además los problemas en la alimentación del ganado se pudieron ser solucionados gracias la cosecha de tubérculos y forrajeras. El número de cabezas aumentó, y también lo hizo la cantidad de abono de origen animal. Los suelos pudieron entonces fertilizarse mejor y aumentaron los rendimientos por hectárea.

Otras mejoras técnicas que ayudaron a producir más alimentos fueron la selección de semillas; la utilización de arados más perfeccionados y de máquinas sembradoras tiradas por caballos; el mayor empleo de éstos para arrastrar los arados y el drenaje de zonas pantanosas, que pasaron a ser cultivables gracias a las nuevas técnicas.

Las innovaciones introducidas en la agricultura después de 1830 continuaron elevando la productividad de los campesinos. El uso de fertilizantes químicos hizo posibles cultivar mucha más tierra y obtener, además, mayores rendimientos en cada hectárea. Los tractores segadoras y trilladoras movidos con energía de vapor también contribuyeron a elevar la productividad. En el siglo XVIII, un campesino podía arar 0,4 hectáreas por día utilizando un arado tirado por un buey. A finales del siglo, araba 0,8 hectáreas con un arado perfeccionado y arrastrado por un caballo. El tractor a vapor aumentó a cinco hectáreas la superficie arable por un campesino en un día. Si bien, Gran Bretaña fue la pionera en la introducción del primer grupo de innovaciones, los Estados Unidos impulsaron la era del maquinismo en el campo durante la segunda mitad del siglo XIX.

Todos estos cambios tecnológicos ni hubieran podido ser posibles sin la modificación de la propiedad feudal y comunal de la tierra.

Efectos de la Revolución agraria.

El primero fue la mayor producción de alimentos. A principios del siglo XVIII, Francia producía un promedio de 59 millones de quintales de cereal. Para 1870 produjo 160 millones de quintales, esto representa casi el triple de la producción anterior. Lo mismo sucedió en Inglaterra, que pasó de producir 27 millones de quintales a obtener 70.Esto permitió la progresiva desaparición de las hambrunas, así como el abastecimiento de unas ciudades cada vez más pobladas. El segundo efecto fue el éxodo rural[6], consecuencias de la mayor productividad de los campesinos.

El tercer efecto originado por la revolución agraria fue el aumento de la renta de los propietarios de la tierra y de los jornaleros.

La mayor renta per cápita de los pequeños y

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