Bebedores consuetudinarios

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Muchas personas buscan refugio en las bebidas alcohólicas, creyendo que todos sus problemas desaparecerán, por eso se vuelven al alcoholismo. El alcohol es considerado como la droga social más utilizada, el alcoholismo es un padecimiento que genera una fuerte necesidad y ansiedad de ingerir licor, de manera que existe una dependencia física del mismo consumidor.

El bebedor consuetudinario no tiene control sobre los límites de su consumo, mientras más ingiera alcohol se vuelve más “tolerante” ante esta droga social, lo que hace que necesite una dosis mayor.

La dependencia del alcohol puede resultar de una predisposición genética, una enfermedad mental, o una combinación de estos factores. Esta enfermedad no sólo afecta al adicto, sino también la vida de todo aquel que se encuentre a su alrededor.

d) Consecuencias:

El alcoholismo trae consigo muchas consecuencias, tanto para el individuo que consume bebidas alcohólicas como para la gente con la que convive. El alcoholismo puede provocar diversas enfermedades, como problemas en el hígado (cirrosis, hepatitis B), daños en el páncreas, vesícula, riñones, mayor riesgo de contraer cáncer en el sistema digestivo, problemas alimentarios, los cuales pueden conllevar a otros síntomas negativos como son anemia y osteoporosis debido a la falta de vitaminas, hierro y calcio.

Estos apenas son unos cuantos problemas que puede traer el alcoholismo a una persona; por otro lado, están los problemas sociales.

Se comenta que el alcoholismo suele ser una de las principales causas por las cuales el núcleo familiar tiende a ser destruido, esto es provocado muchas veces porque la persona alcohólica recurre a la agresión mientras se encuentra en estado de ebriedad, también porque la pareja del individuo alcohólico se torna molesta ya que el sujeto con adicción a estas bebidas gasta gran parte de su salario en complacerse saciando su vicio.

e) Hipótesis:

Conociendo los diversos daños que ocasiona el alcoholismo en los bebedores consuetudinarios no podemos quedarnos de brazos cruzados, debemos buscar una solución. Nosotros como comunidad tenemos que poner de nuestra parte para mejorar ese problema; ya sea llamando a las autoridades correspondientes o personalmente ayudarlos a dejar ese problema.

Con las autoridades correspondientes podríamos acudir a la Policía y que ellos con el debido respeto que se merecen estas personas (ya que no importa que sean alcohólicos, drogadictos, etc. Ellos siguen siendo personas) llevarlos a centros de rehabilitación y mantener un control sobre ellos para que cumplan con sus citas en esos centros para mejorar su condición.

Y en lo personal, nosotros con nuestras familias o demás miembros del barrio podemos ofrecerles un mejor camino. Llevándolos a centros de rehabilitación, ofrecerles un trabajo, organizar eventos de cooperación e incluso ofrecerles un lugar en nuestra familia

f) Conclusiones:

Después de realizar este trabajo, hemos llegado a la conclusión de que además de las consecuencias en la salud que trae el consumo nocivo de alcohol, también conlleva una pesada carga social y económica para las sociedades, esto quiere decir que no solo la persona tomadora es la afectada, sino también su alrededor, tanto hijos, madres, esposas y familia en general, como vecinos y comunidad, ya sea por el actuar del tomador o por la frustración experimentada al observar la forma de vida del bebedor y no poderlo ayudar.

Todas las personas son vulnerables al alcoholismo aunque algunas digan lo contrario. La gente que dice que solo toman de forma social se encuentra en un gran riesgo de convertirse en alcohólicos empedernidos.

No está mal tomarse unos cuantos tragos de vez en cuando, pero el problema empieza cuando se pierde el control y se bebe en exceso. Lo que es deprimente es que muchas personas no tienen la fuerza de voluntad de tomarse sólo una o dos cervezas o tragos, esto se les hace difícil, más si salen con amigos que beben hasta no poder más. Sin embargo, cuando ya se es alcohólico el asunto no es que no se tenga fuerza de voluntad, sino que se es un enfermo más como cualquier otro, el sólo querer de dejar de estarlo no es suficiente; se necesita el apoyo familiar y ayuda profesional.

Para el alcohol no se debe tener una doble moral, como cuando el padre le dice a sus hijos que ellos no pueden beber alcohol, sin embargo él o ella se emborrachan todos los fines de semana o incluso entre semana.

Nicaragua es un país donde el consumo de alcohol es de lo más normal, es decir, está aceptado por los grupos sociales. Esta falta de restricción moral hace que la tasa de alcoholismo sea alta, ocasionado muchísimos problemas sociales y de salud pública como por ejemplo, la desintegración familiar, crisis económicas, suicidios y pérdida de valores.

El alcoholismo es como un gusano que carcome nuestra sociedad y la única forma de pararlo es que absolutamente TODOS conozcan lo que es en realidad y que el consumo de alcohol NO SE TOLERE MÁS como una costumbre común y corriente en la cultura Nicaragüense. Con una sociedad presa de los vientos alcoholizantes no se pude construir una Nicaragua mejor, así que pongámonos manos a la obra para que realmente tengamos esperanza de un futuro brillante