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EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO

Enviado por   •  6 de Noviembre de 2018  •  1.413 Palabras (6 Páginas)  •  507 Visitas

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LISANDRO

O, si en la elección había simpatía, la guerra, la muerte, la enfermedad salen al paso, haciéndola pasajera, como un eco, como un corto sueño, rápida como un relámpago en noche oscura. En las cosas maravillosas siempre la disipación se hace presente.

HERMIA

Pues si los verdaderos enamorados han padecido siempre contrariedades, será por decreto del Destino. Aprendamos, entonces, a sobrellevar ese inconveniente con paciencia, ya que es una cruz habitual, tan propia del amor como los ensimismamientos, las ilusiones, los suspiros, los deseos y las lágrimas, triste acompañamiento de la fantasía.

LISANDRO

Prudente consejo. Entonces, escúchame, Hermia: tengo una tía viuda, de herencia muy opulenta, y sin hijos. Su casa se encuentra lejos de Atenas, y ella me considera como si fuera su hijo único. Allí, hermosa Hermia, puedo casarme contigo, y en ese lugar no podrá perseguirnos la dura ley de Atenas. Si de verdad me amas, abandona mañana por la noche la casa de tu madre, y yo te esperaré en el bosque, en el punto mismo donde te hallé una vez con Elena cuando iban a celebrar los ritos de la aurora de mayo.

HERMIA

¡Mi amado Lisandro! Te juro, por el arco más potente de Cupido, por su mejor flecha de punta dorada, por el candor de las palomas de Venus, por cuanto une las almas y ampara los amores y por aquel fuego que abrasaba a la reina de Cartago cuando vio al perjuro troyano huyendo a velas desplegadas; por todos los juramentos violados por los hombres ..., que alcanzan mayor número que todas las promesas de mujeres ..., mañana, sin falta, me uniré contigo en el sitio que me has dicho.

LISANDRO

¡Cumple tu promesa, amada mía! Mira: aquí viene Elena.

Entra Elena.

HERMIA

¡Dios cuide a la hermosa Elena! ¿Adónde te encaminas?

ELENA

¿Hermosa yo? No vuelvas a decir eso de hermosa. ¡Demetrio es quien, al amarte, ama a la hermosura! ¡Tus ojos son dos estrellas y tu voz es la mas dulce del lugar! Ojala pudiera parecerme a ti para que asi el mundo fuera mio.¡Oh, enséñame cómo has hechizado el corazón de Demetrio!

HERMIA

Lo miro ceñuda, y aun así me ama.

ELENA

Ojala mis sonrisas pudieran aprender la magia de tu ceño!

HERMIA

Le echo maldiciones, y, sin embargo, me adora.

ELENA

¡Oh, ya quisiera que mis ruegos recibieran semejante cariño!

HERMIA

Mientras más lo odio, más me persigue.

ELENA

Cuanto más lo amo, más me desprecia.

HERMIA

Su pasión insensata no es culpa mía, Elena.

ELENA

No; pero lo es de tu hermosura.

HERMIA

Consuélate: no volverá a ver mi cara. Lisandro y yo vamos a abandonar estos lugares. Antes de conocer a Lisandro, me parecía Atenas un paraíso. ¡Oh cuánta felicidad residirá en mi amor, que ha convertido un cielo en un infierno!

LlSANDRO

Elena, te revelamos nuestros propósitos. Mañana, en la noche, hemos resuelto transponer furtivamente las puertas de Atenas.

HERMIA

Y allá en el bosque, donde muchas veces tú y yo, reclinadas sobre humildes lechos de primaveras, hemos exhalado las dulces cuitas de nuestros corazones, nos reuniremos mi Lisandro y yo; apartando de allí la vista de Atenas, buscaremos nuevos amigos y otras compañías. ¡Adiós, dulce compañera de mis juegos! ¡Ruega por nosotros, y que te depare la buena suerte a tu Demetrio! ¡Cumple tu promesa, Lisandro! Hasta mañana a la medianoche hemos de privar a nuestros ojos del alimento de los amantes. (Sale Hermia).

LISANDRO

Así ha de ser, Hermia adorada. ¡Adiós, Elena! Que te ame Demetrio tan apasionadamente como tú a él. (Sale).

ELENA

¡Cuánto más felices logran ser unos que otros! En toda Atenas se me tiene por su igual en la hermosura, pero ¿de qué me sirve? Demetrio no lo considera así. Se niega a reconocer lo que todos, menos él, reconocen. Y así como él se engaña, fascinado por los ojos de Hermia, así yo me ciego, enamorada de sus cualidades. El amor puede transformar las cosas bajas y viles en dignas y grandes. El amor no ve con los ojos, sino con el alma, Se dice que el Amor es un niño, porque en la elección se equivoca muy a menudo. Porque antes de ver Demetrio los ojos de Hermia,me juro amor eterno; y cuando el la conoció, se olvidó de estos juramentos que para mi eran eternos. Voy a decirle de la fuga de la hermosa Hermia; no dejará de perseguirla mañana por la noche en el bosque; y por este aviso, al menos me dara las gracias lo cual será suficiente para mitigar mi dolor.(Sale).

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