En esta antología encontraras diez poemas de Gustavo Adolfo Bécquer que tratan de poemas divertidos, de risa, amor, alegría, etc.
Enviado por Christopher • 23 de Diciembre de 2017 • 1.634 Palabras (7 Páginas) • 538 Visitas
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Como la brisa que la sangre orea
Como la brisa que la sangre orea
sobre el oscuro campo de batalla,
cargada de perfumes y armonías
en el silencio de la noche vaga;
símbolo del dolor y la ternura,
del bardo inglés en el horrible drama,
la dulce Ofelia, la razón perdida,
cogiendo flores y cantando pasa
Del salón en el ángulo oscuro
Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veía se el arpa.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
¡Ay! -pensé-. ¡Cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: «Levántate y anda!»
Besa el aura que gime
Besa el aura que gime blandamente las leves ondas que jugando riza; el sol besa a la nube en Occidente y de púrpura y oro la matiza; la llama en derredor del tronco ardiente por besar a otra llama se desliza, y hasta el sauce inclinándose a su peso, al río que le besa, vuelve un beso.
Los invisibles átomos del aire.
Los invisibles átomos del aire en derredor palpitan y se inflaman; el cielo se deshace en rayos de oro; la tierra se estremece alborozada; oigo flotando en olas de armonía rumor de besos y batir de alas; mis párpados se cierran... ¿Qué sucede? ¡Es el amor, que pasa!
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Yo soy ardiente, soy morena.
-Yo soy ardiente, yo soy morena,
yo soy el símbolo de la pasión;
de ansia de goces mi alma está llena;
¿a mí me buscas? -No es a ti, no.
-Mi frente es pálida; mis trenzas, de oro;
puedo brindarte dichas sin fin;
yo de ternura guardo un tesoro;
¿a mí me llamas? -No, no es a ti.
-Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible;
no puedo amarte. -¡Oh, ven; ven tú!
Tu pupila es azul, y cuando ríes.
Tu pupila es azul, y cuando ríes
su claridad suave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana
que en el mar se refleja.
Tu pupila es azul, y cuando lloras
las transparentes lágrimas en ella
se me figuran gotas de rocío
sobre una violeta.
Tu pupila es azul, y si en su fondo
como un punto de luz radia una idea,
me parece en el cielo de la tarde
¡una perdida estrella!
Te vi un punto, y, flotando
Te vi un punto, y, flotando ante mis ojos, la imagen de tus ojos se quedó como la mancha oscura, orlada en fuego, que flota y ciega si se mira al sol.
Adondequiera que la vista fijo torno a ver sus pupilas llamear; mas no te encuentro a ti, que es tu mirada: unos ojos, los tuyos, nada más.
De mi alcoba en el ángulo los miro desasidos fantásticos lucir: cuando duermo los siento que se ciernen de par en par abiertos sobre mí.
Yo sé que hay fuegos fatuos que en la noche llevan al caminante a perecer: yo me siento arrastrado por tus ojos, pero adónde me arrastran no lo sé.
Hoy la tierra y los cielos.
Hoy la tierra y los cielos me sonríen; hoy llega al fondo de mi alma el sol; hoy la he visto..., la he visto y me ha mirado... ¡Hoy creo en Dios!
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Índice.
Prologo………………………..........................................................................2
Yo sé un himno gigante y extraño………………………………………………4
Saeta que valora……………………………………………………………………4
Como la brisa que la sangre orea ……………………………………………….5
Besa el aura que gime ………………………………………………………………5
Del salón en el ángulo oscuro…………………………………………………………5
Los invisibles átomos del aire…………………………………………………………5
Yo soy ardiente, soy morena…………………………………………………………..6
Te vi un punto, y, flotando……………………………………………………………..6
Tu pupila es azul, y cuando ríes…………………………………………………........6
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