Ensayo de abuso de psicofármacos

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Ahora las personas no se ven interesadas en resolver problemáticas interiores, pues eso, en el mundo en que ahora vivimos no es productivo ni remunerado, y por tanto es tiene poca importancia. Por supuesto que no se discute la veracidad de la existencia de trastornos psicológicos y mentales verdaderos y graves; lo que queda en entredicho no es más que la capacidad y voluntad del individuo por hacerse cargo de sus acciones y lidiar con ellas mientras tenga la capacidad de hacerlo; la enfermedad pues, no debe ser una nueva excusa de la sociedad para evitar responsabilidades, debe ser tomada como una dificultad real que afecta a muchos y por ello debe ser tratado con seriedad; verdaderos problemas mentales aquejan a la sociedad, Ante la presencia y aumento de éstas problemáticas desde décadas pasadas, el desarrollo de ciencias que lidien directamente con ellos para su estudio y tratamiento ha sido igualmente importante; psiquiatría, química farmacéutica y psicología han sido claves para ayudar a quienes les padecen a encontrar mejoría el restablecimiento progresivo de su salud cuando la problemática es verdadera

Existen opiniones encontradas y grandes debates en cuanto a que método es el adecuado para el tratamiento de trastornos mentales y psicológicos; los seguidores de corrientes especificas cuestionan la validez de los métodos ajenos a aquella de la que forman parte; un ejemplo claro de ello es el cuestionamiento hacia la psicología como una ciencia valida debido a las múltiples bases subjetivas en que se apoya, o bien, el movimiento anti psiquiátrico que cuestiona la metodología y uso de fármacos para mitigar la sintomatología y no el problema en sí en donde sale a flote la importancia del uso sustancias que funcionan como una herramienta importante para el tratamiento de la enfermedad mental. Éstas, son sustancias químicas que ejercen gran influencia en los procesos mentales, incidiendo en el sistema nervioso central y modificando sus procesos de conciencia, conducta o percepción. El desarrollo de los psicofármacos ha tenido grandes avances a lo largo de los años gracias a la ardua investigación médica y hoy en día podemos encontrar una gran variedad de ellos en diferentes presentaciones, marcas, o genéricos provenientes de diversos laboratorios productores y con presencia en cualquier farmacia, algunos de ellos en venta libre o ilícita, lo que aumenta el acceso a ellos por parte de casi cualquier sujeto, que le adquiere de manera sencilla, sin un diagnóstico previo, ni una dosis establecida.

La facilidad de acceso a estos es por tanto uno de los motivos que más influye en la decisión de consumirles, además de la rapidez con que actúan; pues desde las primeras tomas, el paciente que les emplea notara prontamente la mejoría o desaparición de sus síntomas, lo que le hará sentirse mucho mejor, y por tanto será capaz de retomar su rutina manera pronta, reintegrándole pronto a su vida laboral y social; que son gran parte las exigencias de la sociedad y que ejercen gran presión en el individuo que requerirá de esa mejora inmediata para evitar hacer pausas en sus actividades o evitar gastos mayores; un ejemplo claro es el reducido número de personas que hoy en deciden tratar esos problemas de salud mental con la ayuda combinada de sustancias y de la psicoterapia, pues conlleva un proceso más lento y que en muchas ocasiones provoca un gasto mayor e implica a su vez la necesidad de tiempo para llevarla a cabo; ante ello resulta preferible optar por el consumo de psicofármacos de acción rápida y eficaz, que terminen por dar una sensación de estabilidad, aun si el origen verdadero del problema nunca fue enfrentado ni solucionado; el verdadero problema de tal acción reside en la responsabilidad con que dichos medicamentos son administrados y consumidos, pues debido a la sensación de alivio inmediato que provocan, tienen gran potencial de convertirse en una adicción incluso para personas que nunca tuvieron un problema que necesitaba de su administración, pero que necesitan sentir alivio.

Ya que el consumo de estas sustancias se vuelve regular, quien les consume necesitara aumentar su dosis, lo que en algún momento generará necesidad en el individuo por consumirlo y el receptor se habrá convertido en dependiente de su acción que en ocasiones puede llevar a extremos , como el aumentando de dosis de consumo sin autorización ni mesura, la combinación o con otros medicamentos o incluso con drogas y alcohol, lo que trae consecuencias graves como intoxicaciones o la muerte, provocando que el afectado además de lidiar con el problema desde cero también tenga que enfrentarse a un proceso de desintoxicación; sin embargo la adicción a este tipo de sustancias no es tomada en cuenta como un peligro potencial en la sociedad en comparación con el consumo de alcohol o drogas “ilegales”, pues al ser considerados como agentes que ayudan a integrar la salud individual, no se consideran peligrosos ni controversiales por la mayoría de las personas; de hecho es muy común encontrar en las escuelas a niños que consumen psicofármacos para regular ciertos problemas de conducta y que no son correctamente diagnosticados, por lo que se ven privados de muchas experiencias propias de su edad sin ser realmente necesario; los padres no quieren lidiar con las responsabilidades ni energía que tiene un niño y por tanto les hacen ser tratados cuando no hay un trastorno verdadero muchas ocasiones.

Es vital recalcar la importancia de la regulación de venta de estas sustancias y el uso adecuado, por parte de establecimiento y profesionales, pues incluso alguno de ellos inciden en la prescripción de altas dosis de sustancias no necesarias y subestiman la capacidad del enfermo para solucionar los problemas que ocasionan su sintomatología; los psicofármacos son eficaces y ayudan al paciente a sentirse mejor y retomar su estado de salud, pero nunca deben ser utilizados ni tomados a la ligera bajo la menor excusa de malestar. Se debe actuar con responsabilidad por el bienestar integral del paciente, por una verdadera mejoría.