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LO PERMANENTE EN EL ESTADO

Enviado por   •  21 de Noviembre de 2018  •  5.345 Palabras (22 Páginas)  •  226 Visitas

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Cualquier niño, cualquier hombre sencillo, cualquier persona de bien experimenta la patria como lo propio, o, sencillamente, como el lugar donde uno ha nacido. Pero la patria, el lugar donde uno ha nacido, la tierra de nuestros padres, es una realidad que, más allá de lo vivencial, requiere y justifica un cierto esfuerzo de comprehensión. No es solamente un afecto, aunque entrañe un componente afectivo. No es sólo una intelección, aunque sea susceptible de ser inteligida.

La patria es un todo complejo y completo, como la unidad de un patrimonio. La tarea nuestra deberá ser indagar sobre la composición o el contenido y el valor intrínseco de ese patrimonio que se hereda; aunque, cabe aclararlo desde ya, a semejanza del más genuino derecho romano, la aceptación de la herencia no admite beneficio de inventario, porque la herencia paterna se asume toda íntegra, aún con las deudas, y es de buen hijo obligarse también a honrar las deudas del padre.

Para conceptualizar a la patria nos resulta sumamente esclarecedora la excelente definición del maestro Alberto Caturelli, en su obra “La patria y el orden temporal”. Dice el filósofo cordobés:

“La patria es un todo de orden que se compone de una comunidad concorde de personas vinculada a un territorio, que expresa su naturaleza en una lengua determinada, constitutivamente transmisora de una tradición histórica y cultural, orientada hacia el fin último absoluto que es Dios”.

- Nación.

Esto es la Patria. En cambio la Nación, es un matiz, que podríamos decir que hace referencia a una conciencia de identidad que tiene en miras un destino común. Mientras la Patria mira más hacia el pasado, hacia el patrimonio recibido, la Nación mirá más al futuro, como esa "unidad de destino en lo universal". Son matices de una realidad muy cercana, tal que nos permite aludir a ellas en forma indistinta.

Se ha hablado que Alemania es una nación. Pero Alemania estuvo dividida, artificialmente es cierto, en dos estados. Y aun con la actual unión hay quienes hablan o hablaban de una misma nación que abarcaría a Austria.

Nosotros no dudamos que una cosa es el Estado uruguayo y otra cosa es el Estado argentino, pero parece que en el fondo se pueden reconocer una misma nación o una misma patria. Claro está que a medida que se consolidan los Estados separados se van configurando características diferentes. El Estado tiende a la delimitación o perfilamiento de la nación.

Si es cierto que hay esa tendencia a la unidad política de la nación, también es cierto que puede haber una unidad política que logre mejor el bien común político sin que cada unidad nacional o patriótica sea un Estado. La Patria y la Nación tienden a la conformación estatal, pero no necesariamente será bueno así.

- Estado.

Es clásica la definición que caracteriza al Estado como “la comunidad perfecta”, o la comunidad que se basta a sí misma en el orden temporal. Podríamos también decir que es “la comunidad de un pueblo, asentada sobre un territorio, investida de poder soberano para la procuración de su bien total, el bien común político”.

Con esta última noción ponemos los elementos del Estado tradicionalmente reconocidos:

- población;

- territorio;

- poder soberano.

A veces se denomina como “Estado” solamente el aparato de poder, la administración pública. Pero el sentido más plenario es la comunidad de personas. En el primer sentido, yo no integro el Estado, porque no estoy en el poder; pero sí lo integro en el segundo, porque soy alguien que es “socio” del Estado argentino.

Algunos entienden que “Estado” es una noción moderna, que viene desde Maquiavelo, desconocida en la antigüedad. Pero nosotros entendemos que en todas las épocas hubo necesidad de “una institución de cierre”, un grupo que de algún modo ejerciera un señorío sobre todos sus asuntos temporales.

Entonces, se llamara polis griega, se llamara República Romana, Reino de los Romanos, Imperio Romano, Reino o lo que fuere, siempre hubo algo que responde a cierta esencia universal que es el Estado. Otra cosa es precisar en cada caso dónde está “el Estado” o “la comunidad temporal perfecta”. Si hay una naturaleza humana una y la misma a través del tiempo, y en ella mencionamos la socialidad, ¿cómo no admitir una “socialidad cumbre”, “de cierre”. Si no, el hombre es naturalmente social pero no político.

Quizá la divisoria principal de aguas en el pensamiento político en este tema está en estas dos grandes posiciones: a) la que ve al Estado como algo natural en el sentido doble de enraizado en la naturaleza y de tendiente a la perfección del hombre.; y b) la posición que ve al Estado como un mal, o como un mal menor, como una cosa mala que hay que aguantar porque se opone al valor más alto que es la libertad individual del hombre. En este último sentido coinciden liberalismo y marxismo.

De la primera posición surge la necesidad ineludible de la autoridad política que marque el camino y castigue las desviaciones, como fundamento natural, anterior a las decisiones humanas. De la segunda surge que la autoridad es una especie de producto artificial, que requiere la voluntad del yo libre para constituirse, y como eso empíricamente no se da, se la da como una especie de supuesto.

- Patria, nación y estado argentinos.

Más allá de las precisiones que hicimos antes, es un buen ejercicio, para el reconocimiento de nuestra identidad, pensar históricamente cómo se fue configurando nuestra Patria, nuestra Nación y nuestro Estado argentinos.

Desde que Solís entró en la embocadura del Estuario del Plata estas tierras, en 1516, se empezó a configurar un encuentro cultural inédito, novedoso, ni indígena ni hispánico, sino criollo. Que tiene sus notas propias, sus características distintivas que configuran al argentino como distinto del español que vino a conquistar y a evangelizar y del indio que fue conquistado y evangelizado.

De hecho, es digno de mencionar que la conquista hispánica (a diferencia de otras en la historia), tanto desde la voluntad jurídica y política, expresadas, por ejemplo, en la presencia de los jesuitas y de los dominicos (no podemos dejar de mencionar la organización social de las reducciones jesuíticas o la instauración de las primeras universidades), como también por el contenido de las Leyes de Indias,

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