La idea de raza es, con toda seguridad, el más eficaz instrumento de dominación social inventado en los últimos 500 años. Producida en el mero comienzo de la formación de América y del capitalismo, en el tránsito del siglo XV al XVI
Enviado por tolero • 12 de Octubre de 2018 • 4.356 Palabras (18 Páginas) • 577 Visitas
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En una sociedad donde impera el racismo, ya sea “explícito”, “codificado legalmente”, o negado, pero vigente en la construcción de las relaciones cotidianas entre los hombres, nadie puede estar al margen de los “encuadramientos” y “condicionamientos” que esta atmósfera social impone.
Tópicos semejantes se encuentra también en la producción antropológica de uno de los escritores menos sospechosos de abrigar prejuicios anti-indígenas: José María Arguedas. En sus estudios sobre comunidades del valle del Mantaro, Arguedas sostiene que la solución de los problemas de la población indígena pasaba por su desaparición como tal a través del mestizaje, entendido como desindigenización. Los indios debían asimilarse a la cultura dominante para poder usufructuar una plena ciudadanía.
- RACISMO: LA IDEA DE “SUPERIORIDAD” Y SU RAZÓN HISTÓRICA
Luego de habernos posicionado en la problemática del racismo, pasaremos a desarrollar el problema como tal, a partir de su desarrollo como problema de estudio importante en el ámbito académico.
En cierto momento de la historia peruana el tema del racismo salió a la palestra y empezó a trabajarse académicamente como no lo había sido anteriormente. Y apareció acaso en una de las páginas más “negras” de nuestra historia, en medio de la crisis económica del primer gobierno aprista y del apogeo terrorista, se empezó a discutir intelectualmente el problema del racismo que es, de alguna forma u otra, el mismo que hoy en día nos aqueja. Siendo los trabajos más relevantes, con mayor vigencia y con una visión más clara del problema del racismo los que aparecieron a fines de los ochenta y comienzos de los noventa.
“Ciertamente el tema sobre el racismo se había trabajado anteriormente, sobre todo en los años sesenta y setenta siendo Fernando Fuenzalida uno de los principales referentes en lo que significó, específicamente, el problema del racismo a partir del problema sobre lo indígena (sobre todo de la población quechua-hablante) y también Aníbal Quijano en lo que denominó el proceso “cholificación” en el Perú.”[2]
Pero tales investigaciones solo fueron bosquejos tenues de la problemática racista que se venia “gestando” con anterioridad, en la que su lectura del problema no llegó a profundizar, y que años más tarde a fines de la década de los setenta y principios de los ochenta con la publicación de dos importantes libros se dio paso a un mejor entendimiento del problema del racismo y como este había calado tan hondamente en el imaginario de los peruanos, siendo aceptado tácitamente. Cabe resaltar que durante este periodo de la historia nuestra, el país se enmarcaba en lo que había significado la reforma Agraria y el problema del terrorismo en manos de Sendero Luminoso.
“Cabe decir que los estudios de Fuenzalida y Quijano (además del aporte de intelectuales como Matos Mar y Arguedas) han sido realmente fundantes en lo que respecta al racismo desde lo que implicaba el encuentro entre discursos y miradas ideológicas distintas en un contexto de mestizaje y aculturación… Definitivamente ese proceso se fue cocinando entre los años setenta y ochenta con mayor claridad tanto con la Reforma Agraria como con la aparición de Sendero Luminoso. Aparece pues, a finales de los setenta y comienzos de los ochenta, dos libros que serán probablemente los referentes más grandes para entender las grandes contradicciones históricas del Perú: el libro Clase, Estado y Nación en el Perú de Julio Cotler y el libro Dominación y cultura de Aníbal Quijano”[3].
- COTLER Y QUÍJANO
Es menester identificar los lineamientos principales de estas dos propuestas (similares) de entender la historia y que son las que han marcado los derroteros de los estudios tanto sobre racismo como de otros temas culturales relacionados al problema de lo “hegemónico” y lo “subalterno”. Por un lado la propuesta de Cotler y la “herencia colonial” y por el otro Aníbal Quijano y la “colonialidad del poder”.
Primero la propuesta de Cotler, lo que este pensador entiende por herencia colonial supone,
“A grandes rasgos, el reconocimiento de una realidad trágica en la vida republicana del Perú: nunca hubo una clase dominante autónoma lo suficientemente capaz como para liderar una reforma social clara y efectiva. Por ello hay conflictos irresueltos, en donde cada vez que las mayorías pretenden reclamar derechos en cuanto ciudadanos, terminan siendo reprimidas por el Estado; un Estado que representa a las clases dominantes, que, realmente, no puede suplir con las exigencias planteadas en cuanto no puede romper con los mecanismos de explotación propios de la era colonial. Se genera con ello un desfase entre lo que es el discurso propio de una república liberal y una vivencia práctica que todavía supone los mecanismos de explotación de las fuerzas productivas propios de la etapa colonia.”[4]
Por otro lado la interpretación histórica de Aníbal Quijano en donde el énfasis recae ya no en la clase social, sino más bien en la cultura, y lo que propone Quijano puede enmarcarse en lo siguiente.
“Es muy difícil desligar las relaciones entorno al poder con las relaciones culturales, por lo que podemos encontrar juegos de poder heterogéneos que son justamente esos residuos del pensamiento colonial todavía vigentes en la mentalidad de los peruanos. Así pues, incluso si se pudiera asumir un papel distinto dentro de una jerarquía social, pasando de dominado a dominante por ejemplo, los patrones de jerarquización adquieren vigencia en la vida cotidiana de los individuos a través del eminente encuentro entre una cultura hegemónica ideal y una cultura existente. Esto no supone una aceptación pasiva: es más bien el inicio de un conflicto que genera un serio problema de identidad expresado en patrones de discriminación. Esto genera una fragmentación social compleja en la que, a pesar de todo, subsiste la subcultura dominada, también llamada “cultura subalterna”. Uno de los aspectos de este conflicto, es el racismo basado en “una relación social jerárquica” de superiores e inferiores que se generó con la llegada del poder hegemónico, es decir, con la llegada misma de los españoles. “[5]
A pesar de las diferencias entre ambas propuestas, se mantiene tanto en Quijano como en Cotler la idea binomial de lo “hegemónico” y lo “subalterno”, lo “dominante” y lo “dominado”, que es muestra y evidencia clara de la permanencia de lo colonial en la actualidad y que ha influenciado en gran medida al problema del racismo en el Perú.
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