Los países que cuentan con mayor desarrollo la mayoría presentan problemas demográficos

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Sin embargo, algunos investigadores señalan que los emigrantes tienen a lograr un aumento en las remesas principalmente en épocas de dificultad económica o de crisis en sus familias, principalmente en países de ingreso bajo, donde los hogares se encuentran cerca del indicio de subsistencia. Este punto considera que las remesas solamente perpetúan la pobreza y pueden fomentar el estancamiento económico ya que cuando la migración es la única salida racional para los trabajadores, la comunidad local perderá recursos y cuando esto llega a suceder es muy poco probable que se reduzca la pobreza a largo plazo. También responsabiliza a las remesas de la creación de las relaciones de dependencia entre países fuente y países receptores.

Se cree que los principales beneficiarios del aumento del consumo propiciado por las remesas no son los habitantes de las comunidades, sino los fabricantes y comerciantes de las zonas urbanas que les suministran los bienes, por lo tanto, se concluye que en la medida en que la mayor parte del gasto de las remesas se destina al gasto improductivo y queda claro que los efectos multiplicadores de las remesas se reducen sustancialmente.

Por lo tanto, las remesas no pueden considerarse como una forma de ahorro y tampoco como una fuente para la inversión productiva, sino que se deben considerar como un fondo salarial que se destina principalmente al consumo y a la reproducción material del hogar. En pocas palabras, en la medida en que la migración es un fenómeno particularmente laboral, los ingresos obtenidos por los migrantes representan un fondo salarial que, como cualquier otro tiene a usarse preferentemente en la reproducción material de la familia; y si de alguna forma se considera este salario como “transferencias internacionales” y logran asumir la forma de un ahorro externo, oponen mucho de ser realmente un tipo de ahorro, ya que no tienen los usos ni las propiedades que tradicionalmente se atribuyen al ahorro personal o familiar. Y cuando se destinan a proyectos de inversión, estos tienen un escaso efecto multiplicador por lo que se ubican más bien en el plano de las estrategias de supervivencia familiar que en las dinámicas de mercado.

Por otro lado, se encuentran las remesas colectivas que son enviadas por los migrantes organizados en diversas formas, como agrupaciones, clubes, asociaciones, etc., cuya finalidad es la de contribuir al financiamiento de obras sociales y productivas, tales como escuelas, clínicas de salid, pavimentación, tubería de agua y drenaje. Y sobre las inversiones productivas, estas remesas se invierten en pequeños negocios y actividades agropecuarias.[pic 1]

Como podemos ver en la tabla, durante el año del 2005, los principales receptores de remesas fueron los estados de Michoacán, el cual recibe un 13% del total nacional, seguido por Guanajuato con un 8.5%, Jalisco y el Estado de México 8.5% y 8.4 respectivamente. Le siguen en importancia la CDMX con 7.3% Veracruz con 5.8%, Puebla, Oaxaca y Guerrero 5.8, 5 y 4.8% de las remesas totales respectivamente y finalmente Hidalgo con 3.6% y Chiapas con 3.3%.

Se puede observar que los estados más marginados son Guerrero, Oaxaca y Chiapas. El caso de Guanajuato es interesante ya que presenta una mejora en torno al nivel de marginación pasando de un nivel de marginación alto a un nivel medio.

Podemos observar que los Estados de Guerrero, Chiapas, Oaxaca y Veracruz han estado recibiendo montos importantes de remesas y no se han visto claramente reflejados en los niveles de marginación. Aunque cabe resaltar el caso de Guanajuato que es uno de los estados tradicionalmente receptores de remesas, en 1995 permaneció en una condición marginada alta y para ese mismo año percibía un 10% de las remesas a nivel nacional y para el 2005 el índice de marginación de esta entidad descendió, lo cual el monto de las remesas fue de un 8.5% para ese año. Un elemento que quizá pueda explicar esta mejoría en la calidad de vida de la población de Guanajuato es que durante el periodo de 1999 a 2005 el monto de inversión extranjera directa mantuvo una tasa de crecimiento de 5.3% y el Estado de México con una caída de la inversión extranjera directa en -9.4%.

Como conclusión se puede decir que existen dos impactos de las remesas sobre la economía mexicana. El primero de ellos es que la ingresar en la contabilidad de la cuenta corriente ayuda a que el déficit no sea tan alto y de esta manera financia a la balanza de pagos. El efecto negativo se presenta al incrementarse las importaciones por la vía de un crecimiento de la demanda agregada nacional debido a la entrada de remesas por lo que se produce un empeoramiento de la balanza comercial. Por lo tanto, el impacto de las remesas sobre el crecimiento y desarrollo económico es neutro o nulo.

Las remesas pueden ser productivas siempre y cuando el gobierno se proponga construir una verdadera política migratoria que tenga como objetivo central revertir la tendencia ofreciendo a sus habitantes la posibilidad de empleos con salarios suficientes que les permita mantenerse en el país. Para ello tendría que cambiar sus objetivos y plantearse la utilización de las remesas como generadoras de empleos para el crecimiento y desarrollo del país.