Minería: Origen de la actividad minera

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Materia prima

El tratamiento mineral de plata requería una cierta variedad de materias primas de las cuales algunas eran limitadas. La sal, imprescindible para la amalgama, se conseguía fácilmente de las salinas del norte de Nueva España o de los Andes Centrales o de los depósitos costeros. Las piritas se extraían de las mismas regiones argentíferas al igual que el plomo. El hierro empleado para la maquinaria y pulverizado como activo de la amalgama precedía en España en su totalidad.

Madera y agua eran bienes mucho menos abundantes. La madera era el principal material de construcción y combustible. El agua fundamental para el lavado de minerales refinados.

Un de las sustancias más cruciales era el mercurio (traído de Almadén en el sur de España; Huancavelica, en las tierras altas del centro de Perú; e Idrija). En general el abastecimiento de mercurio cubrió la demanda de las minas de plata durante dos o tres siglos coloniales.

La corona no solamente ejerció un estrecho control sobre la producción y distribución del mercurio, sino que también determino el precio de venta.

Sistema de trabajo

La minería dependía de la fuerza de trabajo indígena. Los negros, esclavos o libres representaban solo una pequeña proporción excepto en las minas de oro, donde integraban la mayor parte de la mano de obra, los blancos hacían prospección (supervisores o propietarios) también habían mestizos trabajando en las minas.

La corona obtenía ingresos directos sustanciales de la minería; el estímulo del comercio le reportaba indirectamente impuesto de venta y derechos de aduana, los impuestos indígenas pasaron pronto a ser pagados en especies.

Los grandes yacimientos de oro y plata de América quedaban fuera del alcance de la gestión real directa, invocando su antiguo derecho de propiedad universal de los yacimientos de metales preciosos, la corona exigió un derecho sobre la producción a cambio de conceder la libertad de prospección y explotación de los yacimientos a los súbditos españoles. De este modo el gobierno se deshacía de los costos de producción al tiempo que alentaba la actividad prospectiva.

Para los indios de la minería suponía un cambio social profundo el traslado del medio rural al urbano que imponía la minería, suponía el abandono de las comunidades agrícolas tradicionales y el paso a las ciudades dominadas por los Españoles. A fines del siglo XVI se formó un contingente de mineros profesionales en los centros principales que trabajaban por un salario y tendieron a asimilar costumbres españolas.

A pesar de las posibles ventajas de algunos indios encontrasen en establecerse en las poblaciones mineras, las repercusiones de la minería sobre la comunidad nativa fueron con frecuencia penosas, huno una gran pérdida de población indígena provocadas por la minería.

Por lo general, la política de la corona relativa a la minería carecía de coordinación, lo cual genero un clima de incertidumbre entre los mineros. Algunas medidas tuvieron efectos adversos, como fue el caso de las tasas excesivamente altas de derechos reales.

La colonización de América fue sin duda una consecuencia de la expansión comercial y marítima europea que permitió luego el advenimiento del capítulo del capitalismo industrial moderno.

La colonización se orientó esencialmente hacia la constitución de sistemas productivos destinados a abastecer el mercado europeo con metales preciosos y productos tropicales (alimentos de lujo, materias primas).

La superación histórica de la fase de acumulación previa de capitales fue, justamente, el surgimiento del capitalismo como modo de producción. La política agraria colonial obedecía a cinco principios. El señorío de la corona, la tierra como aliciente para impulsar la conquista y la colonización, el principio de que la ocupación prolongada creaba derechos, la idea de que los pueblos de indios debían disponer de tierras suficientes, el bloqueo agrario de los mestizos.

Las mayores riquezas se originaron en la explotación de los metales preciosos (el oro y la plata).

Conclusión:

La minería produjo un importante flujo de actividad económica que ocasionó el crecimiento de la Nueva España al generarse empleos para gran cantidad de la población.

Fue la actividad económica que más impulso tuvo en la colonia, pues cualquiera podía echar a andar una mina siempre y cuando entregase la quinta parte de sus ganancias a la corona española. Fue además un incentivo para la conquista, exploración y colonización de nuevos territorios. Las principales minas de Nueva España fueron la de Zacatecas, Pachuca, Fresnillo y Guanajuato, y finalmente San Luis Potosí. Estas ciudades también recibieron gran cantidad de pobladores debido a la esperanza de muchos indígenas por conseguir un mejor nivel de vida. Para abrir una mina la corona solo exigía entregar la quinta parte de las ganancias, es por esto que su apertura rápidamente, se convirtió en una fuente de empleo para los lugareños y dinero seguro para los patrones.

En cada espacio hubo una especialización regional del trabajo, ya que el abastecimiento de mano de obra, materias primas, insumos, alimentos y ropas a los reales de minas dinamizó el crecimiento de las economías regionales.

Para el buen funcionamiento del sistema, la metrópoli articuló una red de comunicaciones a larga distancia, el sistema de flotas y galeones, que conectaba con los principales puertos exportadores. Al mismo tiempo, vedó el acceso a sus colonias a las potencias europeas, estableciendo el monopolio y la prohibición de comerciar a quienes no fueran súbditos de la monarquía. La prohibición del comercio intercolonial buscaba evitar la salida de la plata hacia circuitos no controlados desde la metrópoli.

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Historia americana I

Minería

DOCENTE: VIDELA, Esteban

ALUMNA: ARBACH, Leila Maribel

CURSO: 2 DO AÑO

Bibliografía:

- BAKEWELL, P. En: Bethell. Historia de América Latina (Tomo III). "La minería en la Hispanoamérica colonial.

- BRADING, D. Mineros y comerciantes en el México borbónico. F.C.E. México.

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