Pensamiento económico de John Maynard Keynes y Milton Friedman. Un estudio de sus teorías a través de 4 problemas centrales
Enviado por karlo • 2 de Enero de 2019 • 1.655 Palabras (7 Páginas) • 479 Visitas
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En Keynes encontramos la opinión fundamentada de que el capitalismo no es, en modo alguno, un sistema armónico. Que la libre iniciativa de los hombres y su búsqueda de su mejor situación personal no tiene que redundar necesariamente en el bien común, en el mejoramiento de la sociedad, y mucho menos en el logro de las complejas interrelaciones económicas que propician la reproducción del sistema como un todo. Para Keynes la sociedad y la economía, era necesariamente mucho más que la simple suma de las partes.
Friedman asume que el capitalismo es un sistema eterno y natural, expresión terrenal del reino celestial donde existe un orden natural que, de no ser violentado traerá a la economía y la sociedad un estado de desarrollo y progreso creciente. El Estado sería sólo un elemento negativo que entorpecería la buena funcionalidad objetiva del mecanismo económico.
La resultante de esta caracterización: Keynes presenta al Estado como solución, Friedman lo toma como problema. Keynes se asume en época de recesión, Friedman tiene sentido cuando el sistema funciona bien.
Para Keynes la inflación era una especie de mal necesario que se intercambiaba por el desempleo, aparecía como resultante de un exceso de demanda efectiva ante una situación donde ya el empleo no puede hallar más crecimiento. Keynes asume la idea de que la disminución de los salarios reales contribuiría a la elevación de la ocupación, aunque no sería la única vía. La manera de disminuir los salarios reales atravesaba por elevar la oferta monetaria. A su vez, tal elevación de la oferta monetaria y las inversiones tenían el doble efecto de disminuir los salarios reales y elevar la demanda efectiva. En Keynes la inflación estaba en función de garantizar altos niveles de ocupación en el sistema.
Friedman y los monetaristas veían en la inflación el problema central de la economía capitalista. Su causa, según ellos, siempre fue monetaria, sus orígenes: la errónea política económica del Estado en el plano de la política monetaria. Su solución: mitigar el gasto público y adecuar la oferta monetaria a las variaciones del PIB. Lo recurrente en Friedman y los monetaristas es que toman al dinero como la principal variable de la economía capitalista y a la erradicación de la inflación como objetivo de la práctica económica. De tal manera, la economía es puesta en función de atacar el proceso inflacionario, los objetivos del pleno empleo y el crecimiento económico pasan a un segundo puesto, dado que, eliminando la inflación del sistema, el mecanismo económico capitalista libre de entrometimientos generaría la riqueza necesaria y su óptima redistribución en la sociedad.
En realidad, tanto Friedman como Keynes asumen una posición superficial y externa a la hora de enfocar la inflación. Ni para Keynes ni para Friedman este fenómeno está asociado con las condiciones de producción social, el único enfoque que se le da al problema es el técnico económico, derivado esto de su concepción técnico económica de las principales variables y categorías económicas.
La variable ocupación es tratada con mucho más interés por Keynes que por Friedman. Para el primero, la desocupación era el problema central de la economía capitalista, problema que habría que resolver si se quería rescatar al sistema en su conjunto de la bancarrota. Para Keynes era evidente que no existían en el capitalismo mecanismos automáticos que llevaran a un nivel de equilibrio con pleno empleo. El fallo central asociado a la desocupación estaba, según Keynes, en el déficit de la demanda efectiva. La solución estaba en una política económica llevada a cabo por el Estado encargada de potenciar la demanda efectiva. De esta manera, el Estado se convertía en pieza fundamental del mecanismo económico capitalista y su reproducción.
Para Friedman y Cía. la desocupación era un mal menor en comparación con la inflación. Incluso se le ha tratado de dar a este proceso un carácter subjetivo, racional. Creemos que en este aspecto la teoría económica neoclásica se ha encargado más de encubrir y disfrazar la verdadera naturaleza del desempleo que en intentar resolverlo o al menos entenderlo científicamente. Quizás se deba a que en el Neoliberalismo, con sus modelos de producción flexibles y sus líneas de ganancias especulativas el rol e importancia de la fuerza de trabajo haya decrecido en comparación con el paradigma keynesiano. Si a esto le sumamos la casi absoluta presencia del capitalismo a escala universal, pues, el miedo político a las huelgas y los intentos revolucionarios se debilita y la teoría económica burguesa puede darse el lujo de dar explicaciones completamente equivocadas a fenómenos tan desastrosos. En la época de Keynes a nadie se le hubiese ocurrido decir que los obreros estaban desempleados porque así lo habían elegido. Hoy lo dicen tranquilamente.
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