Recuperar la credibilidad ¿Volver a creer en el Estado?

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Este es el panorama en el que regresa el PRI al poder. Ahora, cuando el autor nos habla de “el hoy de los días que corren” nos dice que, para él, la sensación de autonomía generada por la eficacia reformista del “Pacto por México” anestesió los reflejos del gobierno federal frente a los agravios que su paso y su estilo viejo iban dejando. (Aguilar Camín, 2015)

Todo esto, aunado a la oleada de violencia criminal que viene desde la resolución de Felipe Calderón de iniciar una cruzada contra el narco, ha sumido al Estado mexicano en un enorme descontento por parte de su población en general. Los sucesos de Tlatlaya, Apatzingán, Veracruz y sobre todo Ayotzinapa, avivaron la llama del descontento y han llevado a la población a demandar enérgicamente que se vea más trabajo por parte de las autoridades, que esto no sea obviado y archivado. La población demanda acciones y Aguilar Camín propone que lo que debe hacer el gobierno es recuperar la credibilidad, recuperar el voto de confianza de su población.

Ante esto, surgen varias preguntas, entre ellas las siguientes: ¿Realmente se puede volver a creer en el Estado? Si la presente administración comenzara a tomar las medidas que la opinión pública considera pertinentes y fuera más abierta y transparente en sus acciones, ¿realmente la sociedad mexicana estaría dispuesta a dar nuevamente su voto de confianza?

Mi respuesta es no: aun cuando las cosas presentaran, aunque sea ligera, una mejoría, años y años de descontento, de gargantas laceradas por los gritos incesantes de justicia, no permitirían que las cosas “solo mejoren”. Lo que la sociedad nacional demanda hoy no es ya un cambio y acciones concretas del gobierno. Lo que esta demanda es una reforma total del sistema de gobernación mexicana. Doce años de alternancia y casi 4 de regreso al antiguo régimen han detonado un nuevo grito: el del verdadero cambio (aunque suene como la campaña de Fox en el 2000 y, recientemente, al discurso de Andrés Manuel López Obrador).

Podríamos imaginar cuáles deben ser las medidas que debe tomar la administración actual. Podríamos sentarnos y debatir por horas sin fin sobre cuál debe ser el rumbo que debe tomar este barco que llamamos gobierno. Podemos salir y demandar innumerables cosas al Estado mexicano pero, si esté no quiere hacer o tomar las medidas que nosotros consideramos pertinentes, aunque haga algo, no estaremos contentos.

Es innegable que el gobierno mexicano debe comenzar a tomar las acciones pertinentes para cambiar la situación actual: debe velar más por los intereses de la población en general y no sólo la de los particulares. Debe buscar la manera de ponerle fin a la lógica del “tianguis” que azota al sistema electoral. Debe frenar la violencia criminal que se extiende por todo el territorio y aclarar los casos de Ayotzinapa, Veracruz y otros tantos que se me pueden escapar. Esto y mucho más debe comenzar a hacer pero por las razones correctas. Si lo hace solo por recuperar la credibilidad, temo que cuando no les funcione por entero, todo esto de lo que hemos hablado no haga sino empeorar.

El panorama, la imagen de México que nos presenta Aguilar Camín en el ensayo que da forma a esta respuesta es desoladora. Ante tantos y tantos atropellos; ante tantas muestras de desinterés hacia la población por parte de las élites que nos gobiernan; ante la poca confianza que (nos) generan las instituciones estatales y federales; ante semejante situación de violencia criminal y de Estado; ante tantas y tantas cosas que podríamos seguir enunciando, realmente es difícil pensar, al menos para mí, en dar un nuevo voto de confianza.

References

Aguilar Camín, H. (2015, Octubre 1). Octubre, 2015. Retrieved from Nexos: www.nexos.com.mx/?p=26477 on February 10, 2016.