Sistema binominal: ¿un avance o retroceso?

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“(…) si utilizáramos un principio similar, una carrera por La Moneda nos debería llevar a dividir el periodo presidencial en partes iguales entre los dos abanderados más votados. Aunque eso permitiría que los perderos no se sintieran marginados, los ganadores comprensiblemente se sentirían como perdedores. Pese a haber obtenido una mayor votación, tendrían que compartir la Primera Magistratura con aquel que termino segundo. Los incentivos para que los postulantes hicieran campaña para obtener la primera mayoría desaparecerían. Bastaría con que los candidatos se esforzaran para sacar un número suficiente de votos que les permitiera asegurarse el segundo puesto (…)”[4]

Esto simplemente demuestra que el sistema binominal no promueve la competencia entre las coaliciones, ya que, al ser dos grandes (Concertación y Alianza) prácticamente tienen un puesto asegurado en el Congreso, ya ninguna tercera lista les va a ganar, entonces solo se preocupan de obtener un puntaje que no sea doblado y se aseguran un puesto.

Por otro lado el segundo argumento trata sobre la poca representatividad que se da en el parlamento. Como se mencionó anteriormente en los argumentos a favor de este sistema electoral, este mecanismo logra muy poca representatividad de los partidos en el Congreso Nacional, ya que, básicamente elimina de la carrera a todos aquellos pequeños partidos políticos que no puedan hacerle competencia a las grandes coaliciones ya mencionadas. Todos estamos de acuerdo en que la democracia es el camino para un buen desarrollo del país, y es acá donde los expertos postulan dos grandes objetivos que se deberían buscar en un régimen democrático, estos son: la eficacia y la representatividad.

Enfocándonos en la representatividad, esta se sustenta en la posibilidad de que diversos partidos políticos tengan una figuración en el parlamento que refleja de manera clara y exacta su apoyo electoral. Si bien se dice que es casi imposible lograr un gobierno eficaz y representativo, ya que, son dos conceptos que chocan, es decir, una gobierno representativo pasa a ser ineficiente y un gobierno eficiente pasara a ser poco representativo, nos encontramos con que el sistema binominal, aparte de ser poco representativo, por todo lo ya mencionado respecto a que deshecha a las minorías y se da cabida solo a las grandes coaliciones, también es un sistema ineficiente, tal y como se menciona en el libro “Que gane el más mejor”:

“El sistema binominal es, como ya hemos visto, potencialmente poco representativo. Excepto por quienes ocupan el primer y segundo lugar, todo el resto de las fuerzas políticas quedan excluidas. Pero en teoría también puede ser tremendamente ineficiente. Una elección en la que dos coaliciones se pelean voto a voto en cada distrito, termina de modo inevitable con un Legislativo empatado, ya que ninguna logra doblar a la otra”[5]

Esto demuestra de manera notoria y considerable que el sistema binominal no cumple ni siquiera con uno de los objetivos que plantea el buen funcionamiento de un régimen político democrático. No logra una buena representatividad de todos los partidos, porque los ganadores siempre van a ser los grandes partidos, dejando sin posibilidades a las minorías, y tampoco logra una eficacia en la gobernabilidad, ya que, la mayoría de las veces se dan empates políticos, por lo que luego en el parlamento lograr acuerdos teniendo dos fuerzas opuestas de mismo tamaño, resulta casi imposible.

En fin, a modo de conclusión es necesario repasar los puntos que comprueban que nuestra tesis inicial estaba en lo correcto. Inicialmente se planteó una postura en contra del sistema binominal a través de la siguiente pregunta: ¿De qué manera, el sistema binominal está representando hoy en día un retroceso al desarrollo del país?, la cual se respondería a través de las ideas que postulaban la poca competencia y la poca representatividad que generaba el sistema binominal.

En primer lugar, la poca competencia SI representa un retroceso para el desarrollo del país, ya que como se mencionó anteriormente, la competencia hoy en día en el ámbito que sea, sobre todo en el laboral, es completamente esencial, además de ser muy dura a la vez. En la actualidad nadie puede lograr sus objetivos con el mínimo esfuerzo, ya que, hay millones de otras personas que quieren el mismo objetivo y harán todo lo que sea necesario para lograrlo y que tú no lo logres. Ya no sirve quedarse con los aprendizajes básicos, el hombre de hoy necesita de un perfeccionamiento, laboralmente hablando, necesita de magister, doctorados, mba, idiomas, etc., para lograr a entrar a la competencia mundial y ser de los mejores. Es por eso que si privilegiamos un sistema electoral y tan importante como es el del parlamento, en el cual no se prioriza la competencia, estamos dando un tremendo paso, pero hacia atrás, retrocediendo completamente en el tiempo.

Respecto al argumento de la poca representatividad, no solo quedo de manifiesto que el sistema binominal no logra este objetivo, porque solo beneficia a dos fuerzas, sino que tampoco logra la efectividad de un gobierno beneficiando a estas dos, por ende no abarca ni un objetivo ni el otro de lo que postula un buen régimen democrático. Esto también demuestra un retroceso en el desarrollo, porque se está atentado completamente como los principios de la democracia, volviendo a los tiempos pasados en donde solo las grandes fuerzas podían gobernar y establecer las leyes del país y las conductas que debían regir los ciudadanos.

Nicolás Benavides González

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