Suecia y Brasil : experiencias en el desarrollo

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y que construyeron las bases para el crecimiento del país.

Reformas y hechos históricos.

Entre 1870 y 1910 Suecia se transforma de manera acelerada; las actividades agrícolas e industriales se modernizan y experimentan dinamismo, la innovación tecnológica asume un papel destacado, la población comienza a urbanizarse, los ferrocarriles extiende su red comunicando entre sí zonas aisladas, el Estado moderniza sus mecanismos administrativos y democratiza sus estructuras representativas, se organizan sindicatos y partidos. El crecimiento económico toma las energías y formas adecuadas para sacar al país de su atraso frente al resto de Europa.

Los hechos históricos comienzan con la dinastía de los Vasa, los reyes Gustavo I y Gustavo II Adolfo quienes pusieron en marcha la construcción de una maquinaria administrativa centralizada y eficiente. Inauguran una política de atracción de técnicos, artesanos y comerciantes de los países más avanzados. El Estado desarrolla una clara acción reguladora de las actividades metalúrgicas, forzando la transferencia de las forjas rurales hacia las zonas urbanas, imponiendo estándares de calidad a los productores.

Cuando se pasa a la época de la artillería de hierro los yacimientos que se encontraban en Suecia adquirieron una importancia europea, y desde entonces la industria del hierro será una de los pilares para el posterior desarrollo económico del país; esto sumado a la disponibilidad de grandes bosques se van a convertir en factores decisivos para la transformación económica.

Hacia la década de 1850 las cosas habían comenzado a cambiar, especialmente en la agricultura. Un prerrequisito crucial para los cambios fueron las nuevas “leyes de cercados”, que transformaron las tierras en predios más homogéneos: los cultivos se hicieron más eficientes e intensivos. Por esa vía los granjeros recibieron también incentivos para mejorar sus métodos de trabajo y abrir nuevas tierras a la labranza. A partir de la década de 1850, Suecia se transformó en un país exportador de cereales. El proceso fue estimulado por los cambios registrados en el mercado internacional, y especialmente en el mercado inglés, que era el más importante para Suecia: alrededor del 90% de las exportaciones agrícolas suecas consistía en avena, producto que se utilizaba para alimentar a los caballos de Londres durante la época en que esos animales constituían el medio de transporte más importante. Otro cambio importante en la historia política vino en 1866 en donde se da la reforma de la ley parlamentaria en donde se establece un sistema bicameral, en el cual, sin embargo, la Cámara baja solo era elegida por varones con ingresos anuales mayores a 1 000 coronas suecas, pero sin lugar a dudas este paso fue un gran avance en la vida política.

En cuanto a la agricultura se dan primordialmente la destrucción de las antiguas estructuras comunitarias y su remplazo con granjas familiares independientes y la eliminación de tierras de la corona que se alquilaban a particulares, es decir las estructuras tradicionales habían comenzado a transformarse. La ruptura de las relaciones ligadas a formas comunitarias y tradicionalistas de producción promovería formas de desarrollo en las cuales la experimentación de nuevos cultivos, la adopción de nuevas técnicas y una más estrecha vinculación con el mercado, serian rasgos originales y determinantes. El reordenamiento agrario se da con estas transformaciones hacia estructuras productivas mas orientadas hacia la innovación y el mercado. El único rumbo viable hacia la modernidad productiva en la agricultura pasaba por la ruptura de las antiguas estructuras colectivas de propiedad y explotación de la tierra.

Todos estos avances agrícolas jugaron un papel preponderante ya que permitieron la integración del mercado nacional. Siendo que las diferencias salariales entre campo y ciudad no eran considerables, el aumento de la productividad agrícola llevó a la elevación del bienestar rural y una solida base de demanda para los futuros incrementos de la oferta industrial.

Entonces hasta este punto antes de que el país entrara en la etapa de aceleración económica ya había conseguido dos logros importantes: un aparato estatal solido y notablemente eficiente, y el avance productivo en la agricultura.

Posteriormente los cambios que se produjeron en la agricultura fueron un componente esencial de la industrialización embrionaria y del patrón de crecimiento sostenido que se inició en ese entonces. Suecia se convirtió en un país importador de capitales externos. El flujo de capital externo se destinó, en gran medida, a la inversión en infraestructura: se comenzó la construcción en gran escala del sistema de ferrocarriles. Esto derivó en un mejoramiento sustancial de las comunicaciones en un país de gran extensión geográfica y escasamente poblado. La inversión en ferrocarriles permitió la reducción de los costos de transporte, la conexión de distintas regiones del país y así mismo entre productores, el impulso a la producción siderúrgica y mecánica nacionales, entre otros factores positivos.

El incremento del ingreso generado por la expansión de las industrias de exportación, la construcción de ferrocarriles, las exportaciones agrícolas y el auge de la construcción, pavimentaron el camino a la industria orientada al mercado interno. En ese sentido Suecia fue desplazándose progresivamente hacia un perfil cada vez más manufacturero de sus exportaciones sin que ello implicara el abandono de las tradicionales exportaciones de materias primas.

Años más tarde cuando llega el gobierno socialdemócrata a Suecia, este abandonó la conducción de una amplia campaña de nacionalizaciones. Lo que se trataba más bien de fortalecer políticos que condicionaran en un sentido de reactivación económica y de bienestar social el comportamiento de agentes privados cuyas propiedades eran mantenidas a salvo. El ministro de finanzas Ernst Wigforss buscaba: elevar las condiciones de vida de los sectores de bajos ingresos, mejorar la distribución del ingreso por medio de políticas fiscales y de gasto público, reducir el nivel de desempleo y favorecer, mediante la recuperación del mercado nacional, una reactivación sostenida de la actividad económica.

En 1933 siguiendo con las políticas económicas implementadas en Suecia, en este año inicia la aplicación del nuevo programa económico el cual implicaba grandes aumentos a los subsidios al desempleo y del gasto para el financiamiento de obras públicas, el incremento considerable de los impuestos a la propiedad y una política cambiaria de subvaluación de la corona. La socialdemocracia sueca en los años treinta se guio por las siguientes iniciativas: apoyo a los precios