Pedazos del mundo.
Enviado por Sandra75 • 15 de Febrero de 2018 • 2.169 Palabras (9 Páginas) • 269 Visitas
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Visité de nuevo el lugar que nos unió: el mar… Había pasado meses sin verle, podría haber sentido que fueron siglos. Era el centro de atención de medio mundo y malgasté el tiempo solo en hacer sentir mi orgullo y mis supuestas ganas de que desapareciera el ser por el que suspiré y suspiro tanto… De pronto nuestras miradas se unieron, nos decíamos tanto y al mismo tiempo no decíamos siquiera una palabra, un segundo en el que estábamos solos, en el que todo el mundo se detuvo para dejarnos ser nosotros mismos, con la esperanza de que olvidáramos el pasado y fuéramos como antes, cuando todo importaba y compatiblemente nada nos afectaba…Por dentro una carga inmensa se apoderaba de mi alma: le seguía amando…
Intercambiamos las palabras más simples y sin sentido que hayan podido inventarse, pero a ambos nos bastaba solo con estar cerquita unos minutos e imaginar que alguno de los dos se atrevería a ser el primero en decir lo que aún sentíamos…
¿Qué no haríamos para tenernos cuando el sol despunta y toca despacito cada centímetro de la tierra?… ¿Qué no fuéramos capaces de hacer con tal de escapar a donde nadie nos dictara leyes para amarnos?...Destinos inalcanzables empeñados en alejarnos físicamente…
Llegué al punto más tonto y más cruel de la aventura: comencé una historia, que ni siquiera podría llamarse así, con su mejor amigo…No sé si lo hice para dañarle o para “cumplir la tradición”, como diría él luego, sencillamente ocurrió y no sé cómo terminar con la farsa sin quedar como un ser despreciable ante todos…Estoy atrapada en los laberintos de un sueño, quizás de una pesadilla, y aun así no dejo de buscar su olor al despertar…Hubo llamadas, las que esperaba desde siempre, que se convirtieron en estúpidas discusiones que solo me confundían aún más, pero sobre todo que me hacían amarle con más fuerzas, ¡¡¡es que se escucha tan lindo cuando se enoja!!!
Solo tres personas sabían este “secreto de amor”, como lo citan las novelas cursis, pero quería que él fuera una de ellas y no era así… ¿Cómo ser sincera con el chico que cometió el delito de robar mi corazón, dejando a un lado todo el orgullo que me caracteriza y todas las mentiras y las lágrimas que alguna vez derramé por él? ¿A quién seguir, a mi cerebro o mi corazón?...
Pedí perdón a mi vientre por tantas mariposas que dejé escapar, a mi almohada por las lágrimas que no fueron de felicidad, a mi corazón por permitir que tantas personas le dañaran y por primera vez le di la razón a mi cerebro…
Con pasos enormes y silenciosos continué mi vida, como si hubiese querido pasar por todos los acontecimientos desapercibida. Juré que nunca me iba a enamorar de nuevo y que odiaría a los hombres por el resto de mi vida, los que, según mi opinión, son los únicos capaces de llevar a las mujeres al cielo y en cuestión de segundos derrumbarlas en la tierra.
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Soy la escritora de infinidad de historias en las que los finales felices y las reconciliaciones más románticas se apoderan de la atención de la gente; pero el cuento en el que soy la protagonista asumiría un final único…
Acudió a mí nuevamente, escuché su voz una vez más y me di cuenta de que el nuevo mundo que tenía, sin él, no era tan nuevo… Luego de varias llamadas, decidió arriesgarse otra vez y me esbozó planes que, casi indescifrablemente, me dio las esperanzas que necesitaba en ese momento de mi vida…
Hubiera hecho cualquier cosa a su alcance para no tener que decirme lo que sentía por teléfono sino cara a cara pero, ante las mismas imposibilidades que se nos presentaron una vez, se vio en la obligación de formular, sencillamente, una pregunta: -“¿No podemos volver?”-
Me dio un tiempo para pensarlo, imaginando que yo no hubiera decidido aún la respuesta, y le detuve para decirle el “sí” que todos los chicos esperan. La conversación telefónica concluyó con nuestras peleas cotidianas de quién amaba más a quién, con la certeza de que ambos fuimos escogidos para estar juntos…
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Él desapareció, una vez más, sin dejar rastros, noticias, una nota o algo con que pudiera seguirle la pista. Hasta ahora es lo que mejor sabe hacer: huir… Ya las dudas no me deterioran, aun no sé si es porque me da igual o porque soy inmune a sus irresponsabilidades, mentiras e indiferencias…Pero aun así no le odio ni siento deseos de exigirle o echárselo todo en cara algún día.
Tal vez en otro tiempo nos tropecemos en el camino de la memoria o en otra vida, donde los dos seamos diferentes a como somos ahora y quizás se intercambien los papeles… Por ahora el segundo primer beso, las salidas a escondidas, la formalización de la relación, a lo mejor una boda, un cambio de provincia o país y quién sabe, una casa llena de pequeños gigantitos corriendo alrededor de nosotros, son acontecimientos que dejo a disposición de mis lectores para que tracen con ellos una continuación a esta historia que puede ser el reflejo de miles de parejas en el mundo; una historia que, aunque haya sido difícil comenzarla y colocarle un límite, sigue creciendo con el tiempo y que, “a pesar de él y de mí”, continúa colocando pedazos al mundo.
Fin10/08/15
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Nota:Compré un paraguas para caminar bajo la lluvia, pues ya no necesito llorar por nadie. Gossip Girl
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