Black Mirror: La invasión Tecnológica

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Es allí donde está el problema, le abrimos las puertas a un sistema que coloca sus propios términos y nos da sus propias definiciones envuelto como algo inofensivo que solo se programó para mejorar las relaciones sociales y facilitar el crecimiento de las mismas y pues están en lo correcto, ese fue el objetivo por las que las redes sociales fueron creadas. El problema fue que quien programo aquellos algoritmos con el afán de acercarnos mas no se percató que el ser humano es una persona vulnerable, con miedos, traumas, defectos y todo lo que nos hace humanos en cuanto a nuestra psique y que por nuestro continuo desarrollo tenemos que interactuar unos a otros y ganarnos nuestro lugar en la sociedad. Y, ¿Qué pasa si le das una oportunidad a aquel que no encaja muy bien con sus familiares ni amigos? Imaginar que puedes empezar de cero para la gente que no te conoce suena algo increíble ¿no? Pues es algo similar, mucha gente tras la inclusión de las redes sociales muestra grandes cosas y detalles de lo que parecieran ser una hermosa y lucida vida. Publicaciones como #enelpartidodegolf, #palcodeleondalefiera, #amoamiKaren, #micarreraloestodo, entre otras, solo muestran el lado que quieren mostrar al público entre donde solo encontramos 10% de verdaderos amigos, 50% de personas con poco contacto a los cuales llamamos conocidos y tenemos el otro 40% de esa gente que solo agregamos por que se veía bien en su foto de perfil o porque solo mando una solicitud pero que en realidad solo es un desconocido. Bueno, pues a esa persona que ya sea que conozcas o no le das acceso a tu vida, o la vida que deseas compartir. Y en el mejor de los casos todo mundo admirará y mostrará aceptación con la moneda local de la red en uno, ya sea en forma de "like", "follower" o lo que sea, lo interesante es que este signo de aceptación es acumulable y contable y eso genera dentro de la red social un estatus y siempre que hay un estatus entonces los individuos tratan de perseguirlo por lo que más publicarán de su vida, lo harán más frecuente y tratando de que más y más lo vean. Suena como un plan para ganar popularidad que no tiene margen de error, el detalle está en que solo el 10% sabe realmente por qué se colocan esos glamurosos #amomicarrera o #amoaminovia, porque saben o al menos tienen idea de lo que luchaste por tener ese lugar en la escuela de artes o esa chica tan especial, lo demás queda a opinión pública de gente que le importa poco si eres médico o vagabundo, ellos van a juzgarte y si algo no les gusta te lo harán saber y eso generará un reacción real de un mundo que es irreal y que creaste tú.[pic 4]

De modo que la situación está de esta manera e irá empeorando. Se presentan situaciones de un exceso de información que solamente fragmenta lo colectivo vuelve el estilo de vida algo tan hipermediatico. Lo que tenemos que hacer es liberarnos y volver a vivir en el aquí y el ahora, disfrutando de cada paso que damos y apreciar el arte que nos regala nuestro mundo real, ya que si seguimos en ese mundo ficticio, algún día llegará el momento que nos demos cuenta que la cantidad de "like’s" o del número de gente que publico "amén" en una foto es totalmente irrelevante para encontrar la cura del cáncer y entonces sabremos que ya es demasiado tarde, que la vida se nos fue frente a nuestros ojos, que intentamos vivir tratando de agradarle a alguien más sin preguntarnos si alguna vez eso nos agradaba a nosotros. Porque solo vivimos gastando el dinero que no tenemos, comprando cosas que no necesitamos, para sorprender a gente que no conocemos.

Las redes sociales no tienen la culpa, es el hecho de como el ser humano reaccione como un ser social. No sería desaparecerlas la solución si no desaparecer esas fronteras que hemos creado que dividen un mundo real y tangible con solo un montón de paquetes de datos transformándose en sentimientos a través de nuestro modem y materializándose en un puñado de les de alta definición. Suena difícil, pero no es imposible.

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