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The house

Enviado por   •  9 de Julio de 2018  •  3.013 Palabras (13 Páginas)  •  247 Visitas

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Tabla Muestreo de consumo de agua.

Problema del agua

El mayor consumo y a la vez desperdicio del agua en la Ciudad de México ocurre en las casas habitación, en donde se llegan a ocupar hasta 350 litros por persona, cada día, cuando el consumo recomendado es de 110 litros, informó la Secretaría de Medio Ambiente del Distrito Federal.

Colocar los problemas del agua en el centro de la discusión nos remite seriamente al quiebre del hombre con la naturaleza, a la pobreza y la mal nutrición que asola a gran parte de la humanidad, y a las crecientes inequidades en el orden internacional. Simultáneamente con el agravamiento del deterioro ambiental, las condiciones económicas de la población en la mayoría de los países en desarrollo se han estancado o degradado acentuándose las diferencias de ingresos de los países ricos con los pobres. Así, mientras en la década del 60, la diferencia de ingresos era de 30 a 1, en la década del 90 es de 60 a 1.

Consumo domestico

Muchos hogares de países desarrollados llegan a consumir diariamente más de 2000 litros de agua de buena calidad. Al mismo tiempo más de 1700 millones de personas escasamente pueden acceder a este vital elemento o bien no tienen acceso a un agua segura. (la Organización Mundial de la Salud considera ideales 150 litros por día).

La vida en nuestro planeta surgió del agua y desaparecerá cuando ésta nos falte. Tan evidente y rotundo enunciado sirve para delimitar el lugar que ocupa un elemento que siempre ha sido inoloro, incoloro e insípido pero que ahora, además de indispensable, es inapreciable y, sobre todo, insuficiente.

Nuestra agricultura, nuestras ciudades y nuestras industrias están estrechamente vinculadas al agua y su existencia estaría amenazada si perdiéramos la capacidad para regularla y manejarla: en lugar de estar constantemente tratando de abarcar más, hemos de empezar a mirar hacia nuestro entorno; nuestras regiones, nuestras comunidades, nuestras casas y nosotros mismos, a fin de hallar maneras de satisfacer nuestras necesidades al tiempo que respetamos las funciones básicas de sostén de la vida que el agua desempeña. Recordemos que las dos terceras partes de nuestro país tienen déficit hídrico, mientras se manifiestan excesos en distintas zonas.

Esta distribución irregular, ya sea espacial o temporal (variabilidad de caudales), unidas a una inadecuada gestión, generan serios problemas ambientales; a lo que debemos agregar la intensa ocupación del espacio sobre el Litoral Húmedo (concentra aproximadamente las 3/4 partes de la población total del país), con su conocida importancia político-económico-social y cultural.

La situación mundial en relación con los recursos hídricos es de una gravedad inocultable; la escasez, el mal uso y la también mayoritaria creencia popular acerca de su abundancia, han determinado una excesiva y desaprensiva utilización del recurso lo que plantea una grave y creciente amenaza para la seguridad alimentaria, la salud humana y los ecosistemas de los que dependen aquellos. Nos estamos dando cuenta que nuestro estilo de vida no es sostenible; que estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades.

En aras del desarrollo, estamos deteriorando la base de recursos de los cuales depende nuestra capacidad de sobrevivir en esta tierra y el mundo, que ayer creímos infinito en superficie y recursos, hoy lo vemos en otra dimensión, agredido en sus mares, bosques y suelos dando muestras de clara extenuación.

Conciencia en el uso del agua

No escapará a ustedes que los problemas derivados del descuido, de la negligencia o de la simple depredación, no pueden ser resueltos sólo con obras civiles de contención de avalanchas, con encauzamiento artificial de los cursos de agua o reforzando puentes u otras acciones mastodónticas de alto costo y de precaria utilidad.

Hoy es evidente la necesidad de enfocar esta situación en forma comprensiva, es decir, trabajando en todo el ámbito geográfico y con todas las unidades, públicas y privadas, directamente involucradas. Este, a nuestro juicio, es un camino posible, aunque ciertamente difícil. No sólo se deberá concertar y compatibilizar intereses a veces contrapuestos y cambiar hábitos muy arraigados de trabajo de nuestras organizaciones, sino que estará marcado por el mediano y largo plazo. Felizmente, se ha desarrollado la conciencia de que la magnitud de los problemas actuales hace imperioso el trabajo conjunto y la definitiva superación de los aislamientos disciplinarios o institucionales, de los cuales sólo resultan visiones fragmentarias o frustrantes tareas inconclusas.

Por eso es muy significativo que organismos gubernamentales, organizaciones no gubernamentales, universidades e instituciones públicas y privadas, reúnan a especialistas en distintas áreas para reflexionar en común sobre un tema que compromete el futuro de la comunidad misma.

El momento histórico que enfrentamos, las grandes transformaciones políticas, económicas y sociales que vivimos y los desafíos que el futuro nos presenta, compromete a la comunidad internacional a producir más y distribuir mejor lo que se produce conservando al mismo tiempo los recursos naturales para las generaciones venideras, con la firme convicción de que solo preservándolos se asegura el derecho de todos a una mejor calidad de vida.

Garantizar a las generaciones presentes y futuras alimentos y agua suficientes, y, al mismo tiempo, proteger el ambiente, son las tareas mas importantes que nunca haya tenido la comunidad. Afortunadamente, la preocupación por el hábitat, no solo humano sino total, ha trascendido a los adelantados de su época, que por mucho tiempo nadie escuchó.

Al presente, una inmensa mayoría exige un medio apto para la vida, ambiente en el que pueda encontrar belleza, descanso y, mas importantes que ello, posibilidad de una existencia realizada. El hábitat del ser humano en el siglo XX constituye una variable fundamental de la "calidad de vida". De esta manera, recuperar nuestros recursos naturales, recrear el equilibrio perdido, buscar el uso más racional de los bienes existentes, es tarea básica para resolver muchos de los problemas que nos agobian.

Mucho queda por hacer, es cierto, para avanzar en la búsqueda de un camino de desarrollo sustentable. Si bien el manejo racional de un recurso renovable y escaso, y el control de las descargas de contaminantes, son acciones de gobierno imprescindibles para corregir efectos

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