APARATO RESPIRATORIO.
Enviado por klimbo3445 • 15 de Enero de 2018 • 1.936 Palabras (8 Páginas) • 592 Visitas
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Al final de la inspiración, los músculos se relajan y la elasticidad del tejido pulmonar hace que los alvéolos se cierren y el aire salga de manera pasiva. Hay también músculos que ayudan a la espiración en caso de respiración violenta o en ciertas enfermedades.[pic 4]
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Control central
Diversos centros cerebrales controlan la respiración.
El principal de ellos, el centro respiratorio, está en el bulbo raquídeo. Desde aquí se envían impulsos nerviosos a los músculos respiratorios para que se expandan o se contraigan.
La información sobre los niveles de oxígeno y dióxido de carbono se obtiene directamente de sus concentraciones en la sangre. Si, por ejemplo, sube la concentración de dióxido de carbono, el centro intensifica tanto la ventilación (es decir, respiramos más deprisa y con mayor profundidad) como el flujo sanguíneo pulmonar. De esta forma, se reduce el dióxido de carbono. Si, por el contrario, se elimina demasiado dióxido de carbono, el centro reduce la ventilación.
La estimulación del centro respiratorio y otros centros cerebrales vitales está supeditada al dióxido de carbono. Es posible hiperventilar deliberadamente, pero la respiración rápida mantenida disminuye el dióxido de carbono, los centros vitales se desconectan y la persona cae inconsciente. Se limita así la hiperventilación voluntaria y, tras un período sin respirar (denominado apnea), el contenido de dióxido de carbono vuelve a elevarse, y los centros vitales comienzan de nuevo a funcionar.
Debido a estas conexiones del centro respiratorio con la corteza cerebral, el ser humano es capaz de alterar voluntariamente su ritmo respiratorio y, por ejemplo, "contener el 'aliento" cuando bucea. No obstante, cuando el nivel de dióxido de carbono alcanza un punto crítico, ningún esfuerzo puede impedir que el centro, involuntariamente, vuelva a tomar el control y se restablezca la respiración.
Algunas enfermedades respiratorias producen niveles elevados de dióxido de carbono y bajas concentraciones de oxigeno en la sangre.
En este caso, el nivel de oxígeno se transforma en el elemento decisivo en vez del dióxido de carbono. De esta forma, si los niveles de oxígeno se elevan bruscamente al respirar concentraciones superiores al veinte por ciento existente en el aire, el centro respiratorio se desconecta con resultados fatales.
La información sobre el grado de expansión de los pulmones llega al cerebro a través de los receptores de distensión de las paredes alveolares y otros situados en los músculos respiratorios.
Los músculos se activan mediante nervios motores sometidos en parte a control voluntario y en parte a control involuntario. En las paredes de los bronquios y bronquiolos hay también fibras musculares lisas que modifican el tamaño de las vías respiratorias. La contracción de dichos músculos, y el cierre consiguiente de éstas es la causa de las crisis de disnea en los asmáticos. Las paredes arteriales poseen asimismo fibras musculares que modifican el riego sanguíneo y no están bajo control voluntario.
El reflejo de la tos
El cerebro responde también a estimulo s irritativos.
En cuanto algo se adhiere a la tráquea, se estimula el reflejo de la tos. Esta obliga a realizar una inspiración profunda y a juntar las cuerdas vocales para cerrar la laringe. La respiración forzada eleva la presión en los bronquios hasta que se libera repentinamente al relajarse las cuerdas vocales. La súbita expulsión de aire -la tos- suele ser suficiente para eliminar el agente irritante.
El moco se encarga de los estímulos menores, por ejemplo, pequeñas partículas de polvo o gases irritantes. Los cilios movilizan el moco hacía es esófago, donde se traga. Cuando hay una irritación grave o las vías respiratorias superiores o inferiores se inflaman, se segrega más moco, como sucede, por ejemplo, en un resfriado fuerte. Sólo las partículas de menos de 0,05 mm llegan a la zona de intercambio gaseoso del pulmón. Allí las capturan las células emigrantes de los alvéolos.
La irritación de la cavidad nasal suele producir el estornudo, contracción espasmódica de los músculos que hace salir con fuerza el aire de, los pulmones
Así comienza la respiración del recién nacido
El aparato respiratorio se desarrolla precozmente durante el crecimiento del feto en el útero. En la decimosexta semana tras la fecundación, el árbol respiratorio y sus arterias están completos. La zona pulmonar de intercambio gaseoso se desarrolla, por el contrario, mucho más lentamente y se completa durante la infancia, aproximadamente a los ocho años. Hasta el momento del nacimiento, se encuentra llena de líquido.
Aproximadamente a las veintiocho semanas de gestación empiezan a aparecer en las paredes alveolares unas células que producen un agente humidificador tensoactivo. Este factor es esencial para que comience la respiración, pues impide que las paredes alveolares se adhieran entre sí por la tensión superficial. De otra forma, el recién nacido, sin fuerza aún, sería incapaz de separadas para llenar de aire sus alvéolos.
Esto es, de hecho, uno de los mayores problemas en los niños prematuros, ya que la falta del agente tensioactivo provoca una mala ventilación, y en consecuencia, una oxigenación deficiente.
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