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APLICACIÓN DE MATRICES EN PROBLEMAS DE CIRCULACION VEHICULAR

Enviado por   •  9 de Diciembre de 2018  •  2.754 Palabras (12 Páginas)  •  265 Visitas

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¿A qué se deben las interminables congestiones vehiculares que experimentan los bogotanos?

JR: Se deben principalmente a que el ritmo de construcción de nuevas vías y la adecuación de las existentes es menor al ritmo de crecimiento de automóviles particulares y motos, o lo que es lo mismo, las ventas de automóviles particulares y motos crece a un ritmo mayor que la construcción de nuevas vías o la adecuación de las vías existentes. La malla vial decreció 0,05% desde el 2006 hasta el 2013 (según datos del IDU), en cambio el número de vehículos aumentó alrededor de un 10% anual en el mismo periodo junto con las ventas de motos.

¿Qué otros factores contribuyen a la congestión vehicular?

JR: La ausencia de una cultura ciudadana en los conductores. Las prácticas cotidianas de no ceder el paso, utilizar el automóvil para desplazamientos de corta distancia o las colisiones entre automóviles o entre carros y motos, provocan accidentes y cuellos de botella que generan trancones, las cifras de accidentalidad así lo reflejan. Otro elemento que explica la congestión en algunos tramos es la desincronización de semáforos. Se debe reconocer que existen avances en este campo, pero todavía existen tramos críticos como el de la Avenida Caracas donde los tiempos de los semáforos contribuyen a la velocidad de los articulados de Transmilenio, pero la cantidad de automóviles en las intersecciones frecuentemente interrumpen el flujo de los mismos.

¿Qué impacto tiene el mal estado de las vías en el desarrollo económico y social de la ciudad?

JR: El mal estado de la malla vial impacta negativamente la economía y bienestar de los ciudadanos de Bogotá. En los ciudadanos genera estrés e inseguridad, y en el sector empresarial ocasiona sobrecostos a los productos. Las enfermedades se crean por diversos factores pero el stress en las calles favorece las condiciones para que las enfermedades prosperen. Por su parte, la inseguridad también se incuba en las malas vías; los atascos son oportunidades para el raponazo o atraco a los conductores que tienen la ventana abajo. Un accidente provocado por la mala infraestructura impacta negativamente la economía personal de los ciudadanos al asumir los gastos por deterioro de amortiguadores, desafortunadamente no existe un cálculo en esta materia. Sin embargo, una aproximación a los sobrecostos por la mala infraestructura se puede hacer, un primer acercamiento es asumir los seguros por accidente como gastos imputados al costo de transporte de los productos, de igual forma, la ciudad en su conjunto pierde puntos ante los inversionistas al calificar a la ciudad como ‘estresante’ antes que interesante para la atracción de talentos o personal foráneo a las empresas.

http://www.elespectador.com/noticias/bogota/ausencia-de-cultura-ciudadana-contribuye-congestion-veh-articulo-496668

¿Y EL CULPABLE DEL CAOS DE LA MOVILIDAD EN BOGOTÁ?

“El problema va más allá de la falta de planeación”

Bogotá concentra el 20% de la población del país. En otras palabras, y para quienes acreditan nivel Parody en estadística: dos de cada diez colombianos viven en Bogotá. Pero más diciente aun, es que en el año 2000 había en Bogotá 6.3 millones de habitantes, y al día de hoy se estiman unos 9 millones [1], lo que resulta en un crecimiento poblacional absolutamente desmedido (42% en 15 años) y desproporcionado. Lo anterior da como resultado la densidad poblacional más alta de todo el continente (18.300 habitantes por km2), y la número 46 entre las 1009 áreas urbanas más pobladas a nivel mundial. Es evidente que bajo estas condiciones críticas de crecimiento poblacional, difícilmente cualquier administración, independientemente de su afiliación política, podría enfrentar el problema de movilidad desde la perspectiva de la administración pública y la planeación.

¿Y por qué llega tanta gente a Bogotá? La respuesta es simple. Por falta de oportunidades en sus ciudades de origen (como en mi propio caso), por desplazamiento, porque el campesino no tiene condiciones para desarrollar su labor de manera digna. Es decir, la gente llega a Bogotá porque en Colombia existe un conflicto económico, político, social y armado, por no ponerle más apellidos. Y sin este ingrediente, cualquier análisis sobre la movilidad en Bogotá, estaría simplemente cojo.

Pareciera muy evidente plantear que los carros son los principales causantes de los trancones. Casi como decir que “el que toma se emborracha”. Verdades que rayan en lo ridículo, pero realidad que para nuestro caso de estudio, es pocas veces abordada. Pero nuevamente, a la luz de la movilidad en Bogotá, vale la pena detenerse sobre el aumento del parque automor de los últimos años.

Según el Registro Distrital Automotor [2-4], en el 2003 circulaban en Bogotá 590.370 vehículos particulares (686.610 en total). Para el 2013, la cifra ascendió a 1’770.681 (1’894.674 en total). Nuevamente, para los que prefieren una aleccionadora lectura de Paulo Coelho en lugar de un aburrido gradiente del cálculo de Apostol, las anteriores cifras corresponden a un escandaloso aumento del 200% en 10 años. Sería interesante ver si una ciudad del denominado “primer mundo” con ejemplares administraciones, estaría en capacidad de enfrentar este desenfrenado crecimiento.

Pero, ¿por qué hay tanto carro? A mi juicio, son tres las razones fundamentales de este aumento. En primer lugar, es evidente que falta un sistema de transporte verdaderamente público y digno, que motive a los Bogotanos a usar el sistema y lo considere como su patrimonio (recordar que 13 familias se apropian del 90% de las ganancias de Transmilenio, Segundo, estamos constantemente bombardeados por propaganda que promueve los valores de la sociedad de consumo, que exalta el pensamiento egoísta y privilegia el bien particular por encima del bienestar general. Por esto, adquirir un vehículo no se concibe como agravar el problema de movilidad, sino como símbolo de prosperidad y estatus social, tal como nos lo vende la economía de mercado. En tercer lugar, existe un colosal y silencioso culpable del caos: el capital financiero, que con jugosas ganancias promueve un irresponsable endeudamiento de la clase media, al financiar alrededor del 55% de las compras de carros nuevos en Colombia. Entonces, mientras los bogotanos nos tiramos el carro, nos empujamos en Transmilenio y nos devanamos los sesos señalando culpables, los dueños del país siguen engordando su billetera a costa de nuestro malvivir.

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