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Adolescencia - La angustia.

Enviado por   •  23 de Febrero de 2018  •  6.961 Palabras (28 Páginas)  •  292 Visitas

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- Desde el Punto de Vista Clínico y Psicopatológico

En un sentido amplio, la angustia puede definirse como un estado afectivo displacentero o un sentimiento negativo que generalmente es descrito como un miedo vago e impreciso, sin motivo aparente (un temor a nada) y que se vivencia como un peligro esencial que amenaza los aspectos más básicos de la existencia.

En general, se destacan como elementos centrales de la angustia los siguientes:

- La angustia es un "temor sin objeto”, al menos sin un objeto claro y definido. Esta falta de un objeto aparente puede, en muchos casos, obedecer al hecho de que la angustia se ha originado en una situación pasada conflictiva o en un conflicto reprimido en el plano inconsciente.

b. La angustia es “conciencia de un peligro inminente” pero que al ser impreciso, vago, no circunscrito y nebuloso, “traduce metafóricamente a la muerte”. Los pacientes, muchas veces, al describir su vivencia de angustia, aluden a un "miedo a la muerte súbita o a una locura inminente"; de esta manera "muerte y locura” constituyen los objetos figurados o metafóricos más frecuentes de la angustia.

c. La angustia en todos sus grados, (desde la leve ansiedad a la crisis intensa de ansiedad), presenta como carácter común, la experiencia subjetiva de tensión y de anticipación desagradable (Expectación ansiosa).

En el texto de Mayer-Gross se señala que “el estado de ánimo angustioso se caracteriza por una anticipación temerosa, exacerbada a veces hasta un extremo de pánico. Hay un fuerte sentimiento de tensión que se manifiesta objetivamente en un aumento del tono muscular, temblor de manos, tensión del rostro. Interiormente se experimenta una sensación de inquietud y de incapacidad de relajarse que se manifiesta por pequeños movimientos inmotivados de las manos (apretar los puños, tirarse los dedos), pasear de arriba abajo y, a menudo, también por movimientos estereotipados tales como muecas o tics faciales”.

Reichardt define la angustia como "un estado afectivo que resulta de la combinación de un sentimiento de displacer y una vivencia de tensión interna o de espera de un peligro amenazador''. La angustia leve es usualmente descrita como una simple intranquilidad interna. Con gran frecuencia ella carece de contenido (carece de objeto) y no parece ser, en muchos casos, de naturaleza psicógena". (Psicógeno: lo originado por situaciones, significados o vivencias conflictivas para el sujeto).

CONCEPTO DE ANGUSTIA VITAL

Este concepto, original de López-Ibor, alude a la "angustia de origen interno, endotímica, no producida - aunque a veces desencadenada por los acontecimientos de la vida”. (Es decir, una angustia que no es reactiva, o que no constituye una reacción a determinadas situaciones, como sería la angustia normal).

La angustia vital constituye uno de los tres estados de ánimo (o modos de estar) patológicos más fundamentales; los otros dos los constituyen la depresión vital y la euforia vital. Otros estados de ánimo ya más secundarios son el aburrimiento, el tedio, la fatiga, la congoja, la preocupación, etc.). Los estados de ánimo patológicos se caracterizarían por ser mixtos, vitales y sensoriales.

Desde un punto de vista antropológico, López-Ibor explica la angustia de la siguiente manera: "La existencia humana cursa entre el nacimiento y la muerte; son sus limites naturales e irrevocables. Mirada desde dicho ángulo, la existencia es como un haz luminoso recortado sobre la nada. A esta experiencia fundamental de la existencia humana de estar envuelto (limitada) por la nada es a la que se llama angustia (la consideración de la muerte, o el carácter intrínsecamente finito de la existencia)”.

"La manera cómo se describe la angustia por las personas que la padecen varía extraordinariamente de una a otra; a veces dicen angustia, a veces miedo, etc. Pero la palabra molestia resulta más adecuada. Con ello se alude a que su "estar en la vida" ha cambiado".

Alonso-Fernández, citando a López-Ibor, expresa que el "miedo que refiere el angustiado alude a dos tipos de temores”:

a. El de volverse loco: en el fondo es un miedo a la disolución de la personalidad, a la disolución de la vivencia del yo como centro personal (o sea, el presentimiento de la nada).

b. El de morirse: que también es el presentimiento de la nada.

Angustia ante la muerte y angustia ante la locura tienen como denominador común, la “angustia ante la nada".

Más adelante agrega que "el tipo más frecuente de angustia morbosa es la angustia neurótica que constituyen la infraestructura vital de todas las neurosis, su radical originario". Siguiendo el concepto de López-Ibor, piensa que la angustia neurótica es una angustia vital o endotímica que “a la vez es un sentimiento vital y un sentimiento sensorial; vital, porque aparece como un modo de estar difuso y primario de la corporalidad global; sensorial, porque aparece como un trastorno localizado en la corporalidad (por ej: en forma de opresión precordial, de cefalea, de nudo en la garganta, etc.). En las crisis de angustia, que pueden instalarse de modo súbito como también gradual, a veces predomina el componente vital (en forma de una espera incierta e inmovilizante o de una sensación de inquietud interior, lo que otros llaman "expectación ansiosa" y "apremio psíquico"); otras veces predominan los componentes corporales". Por último, señala que si bien "todos los enfermos sienten, en esencia, la angustia en la misma forma, a su vez cada uno la siente de un modo propio, personal y específico”.

B. ANGUSTIA NORMAL Y ANGUSTIA PATOLOGICA

Henry Ey, así como muchos otros, considera que la angustia en sí no es un fenómeno patológico, constituyendo una característica importante de la condición humana (ya vimos anteriormente el papel que desempeñaría en el proceso de adaptación del hombre).

Sin embargo, todos coinciden en distinguir un tipo de angustia que puede estimarse como “normal”, de otra considerada como "patológica". El problema radica en las diferencias que señalan los diferentes autores entre ambos tipos de angustia.

En general, se utilizan los siguientes criterios[1]*

1. Por la intensidad de la reacción angustiosa en relación

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