Aplicación de bioinsecticidas para controlar insectos-plagas en el cultivo de maní
Enviado por Rimma • 30 de Octubre de 2017 • 5.712 Palabras (23 Páginas) • 591 Visitas
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Objetivo General
Evaluar la acción de dos bioinsecticidas en el control de los principales insectos-plagas que afectan el cultivo de maní.
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Objetivos Específicos
- Estudiar el comportamiento morfológico del cultivo de maní, en función a la aplicación de los bioinsecticidas.
- Determinar el bioinsecticida de mejor control de insectos-plagas y que presenten respuestas positivas a nivel de producción.
- Realizar el análisis económico, en función de costos a tratamientos.
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Hipótesis
Ho: La aplicación de los bioinsecticidas en el cultivo del maní, controla eficazmente los principales insectos dañinos a este cultivo.
Ha: La aplicación de los bioinsecticidas en el cultivo del maní, no controla los principales insectos dañinos a este cultivo, generando granos con defectos en la presentación.
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MARCO TEORICO
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Origen y Distribución
Según Guillier y Silvestre (1998). En lo que ahora es Colombia, el maní era utilizado por los indios como símbolo de jerarquía, medicina y se la solía utilizar como moneda. Durante muchos años se a estimado que el maní es originario de África, pero en la actualidad se cree que proviene del centro-oeste de Brasil, ya que en estas zonas surgen espontáneamente las seis especies que abarca el género.
Otra prueba que acredita estos principios, es la presencia del hongo (Puccinia arachidis), endémico para el cultivo y típico de Brasil. Los portugueses fueron los responsables del esparcimiento de la especie por la costa occidental africana. Los indios la transportaron a América Central y del Norte, mientras que desde México los españoles la diseminaron por Filipinas; de allí paso a china, Japón, Australia, India y la costa oriental de África.
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Taxonomía y Descripción Botánica
Nombre común : Maní
Familia : Fabaceae
Género : Arachis
Especie : hypogaea L.
El sistema radicular del maní es la típica de las leguminosas, posee una raíz principal pivotante y raíces laterales. La profundidad a alcanzar depende de las características del suelo, clima y especie. Pueden formarse raíces adventicias a partir del tallo, desde las ramas que tocan el suelo y desde el pedúnculo de la flor (ginóforo). La simbiosis que se forma con las bacterias del género Rhizobium, son fijadores de nitrógeno; este proceso de fijación se produce igual que en las demás leguminosas (Krapovickas et al, 1994).
Además se determina que el tallo posee una estructura erecta o rastrera, tiene forma cilíndrica y llega a medirlos 80 cm de altura. Generalmente es de color verde o, con menor frecuencia de un tono púrpura, y presenta pelos en su superficie (Mendoza et al. 2005).
Krapovickas y Gregory (1994), menciona que las hojas son compuestas, suelen tener entre dos y cinco pares de foliolos. Las inflorescencias se ubican en las axilas de las hojas inferiores o intermedias, pero nunca en la parte terminal de la planta. Las flores son amarillas y hermafroditas (autógamas), y su tasa de autofecundación se ubica alrededor del 97 %. Tras la fecundación el ginóforo tiende a desarrollarse hacia la superficie, empujando el ovario fecundado, que acabara enterrándose.
Indica también que estas leguminosas se desarrollan bajo tierra y cada una de ellas puede contener hasta cinco semillas, aunque generalmente solo se desarrollan dos o tres. El color de la cubierta de la semilla puede ser blanco, rosado, rojo, violáceo, negro o jaspeado (Mendoza et al. 2005).
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Agroecología
De acuerdo a Robles (1991). El maní es un cultivo tropical o subtropical que puede desarrollarse desde el nivel del mar asta los 1,000 metros de altitud, por lo que necesita temperaturas altas para desarrollarse plenamente. No obstante existen especies adaptadas a zonas más frescas.
Por consiguiente, la temperatura adecuada para el buen desarrollo de este cultivo, se sitúa entre los 20 y los 40 ºC, con un óptimo de entre 25 y los 30 ºC. Esta especie resulta muy sensible a las heladas y no soporta las bajas temperaturas durante mucho tiempo (OCEANO, 2000).
Robles (1991), indica las necesidades hídricas de maní durante el ciclo de cultivo varían entre los 400 y 600 milímetros. Conviene resaltar que el exceso de agua provocaría la pudrición de las vainas, por lo que seria necesario diseñar un sistema de drenaje adecuado en los suelos susceptibles a encharcamientos.
En cuanto a lo indicado por el mismo autor menciona que el aumento de la intensidad luminosa, determina en la planta un acrecentamiento de la fotosíntesis y de la asimilación de nutrientes, lo que no sólo la favorece sino que también influye para que se obtengan mejores producciones de aceite (OCEANO, 2000).
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Suelo y Fertilización
Las vainas del maní, al desarrollarse bajo la superficie, prefiere los suelos ligeros que a diferencia de los arcillosos, facilita la penetración del ginóforo, posibilitan un buen drenaje y facilitan la recolección. El cultivo no es exigente en fertilizaciones, sin embargo cuando es necesario se la debe realizar, de acuerdo a los resultados de un respectivo análisis de suelo y foliar (INTA, 1994).
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Siembra
Normalmente se siembra a una distancia aproximada de cuarenta centímetros entre plantas y cuarenta centímetros entre hileras con un aproximado de 125 kilogramos por hectárea de semillas seleccionadas para la siembra, colocando dos semillas por golpe o por sitio, obteniendo un aproximado de 125,000 plantas por hectárea (Ullaury et al 2004).
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Malas Hierbas
El control de las malezas
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