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Axiología filosófica,

Enviado por   •  2 de Febrero de 2018  •  1.894 Palabras (8 Páginas)  •  272 Visitas

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Es tomar decisiones concretas, no con certeza, puesto que ello no es posible, pero si con recta razón. Parece propio del hombre prudente el ser capaz de deliberar rectamente sobre lo que es bueno y conveniente para sí mismo, no en un sentido parcial, sino para vivir bien en general, para alcanzar algún bien, razonan adecuadamente. Así un hombre que delibera rectamente puede ser prudente en términos generales, pero nadie delibera sobre lo que no es capaz de hacer. La prudencia es un modo de ser racional verdadero y práctico, respecto de lo que es bueno y lo malo para el hombre.

Este pensador, planteó muchos problemas que todavía ocupan el interés de la filosofía relacionada con las normas, con la ética individual y social. Para Aristóteles el Bien de cada persona debe contribuir e incidir de la mejor manera en el desarrollo de la ciudad, según su mirada ética, el hombre solo puede desarrollarse en la plenitud de su ser dentro de la sociedad y nunca en forma aislada. El hombre por definición es un individuo político, un ente social, un zoo politikon. Por lo tanto, el bien de una sociedad depende de la vida más o menos virtuosa de sus ciudadanos. Desde esta perspectiva. Aristóteles transformó el concepto de la arete, la virtud como determinación de la conducta de alguien, del ethos (carácter) de un individuo, pero incorporándolo a la polis ya que solo alli tiene sentido el buen obrar. Es decir, la arete, la virtud, es disposición adecuada, aprendida que actualiza al ser humano desde el nacimiento hasta incorporarlo a las actividades del estado para ejercer en forma correcta su condición de ciudadano.

El obrar en forma correcta no permite quedarse solo en la teoría sino en una reactualización permanente de la relación entre la teoría y la práctica. Se adelantó además a la historia y explícito muchas verdades que aún le competen a los hombres: la razón, las pasiones, el deseo, el sufrimiento. Es necesario escoger lo justo de manera firme y decidida. Hay que seguir la recta razón.

Es importante recalcar lo pertinente de la voluntad en la ética aristotélica debido a su trascendencia. Esta voluntad verdadera es la que elige el bien. Solo el ejercicio constante de la virtud acostumbra a ser seres virtuosos, porque !a fuerza de los hábitos y pasiones dominan al hombre. La voluntad dice Aristóteles, instala el deseo, y la prudencia elige en medio de los caminos posibles, lo mejor para realizar este deseo.

El deseo es lo que mueve la acción. Es el motor de toda deliberación. Quien deja de desear, dejará de actuar, de deliberar.

Puesto que la virtud ética es un modo de ser relativo a la elección y la elección es un deseo deliberado, el razonamiento, por esta causa, debe ser verdadero y el deseo recto, si la elección ha de ser buena y lo que (la razón) diga (el deseo) debe perseguir El principio de la acción es, pues, la elección- como fuente de movimiento y no como finalidad- y el de la elección es el deseo y la recta razón por causa de algo. De ahí que sin intelecto y sin reflexión y sin disposición ética no hay elección, pues el bien obrar y su contrario no puede existir sin reflexión y carácter. Hacer bien las cosas es un fin y esto es lo que deseamos. Por eso la elección es o inteligencia deseosa o deseo inteligente y tal principio es el hombre.

Otro aporte fundamental es la mesura o término medio. La virtud aristotélica debe apuntar al justo medio para el sujeto en relación con las cosas. No es la mitad en el sentido aritmético. No es el conocimiento de una fórmula, sino como aplicar las regias a las opciones. La mesura es el carácter intermediador del logos. Emplearla es saber elegir en medio de las fuerzas que sostiene la vida. El limite está dado por el otro. El término medio es del orden de la disposición. Lo único que es posible es establecer en términos de mesura la virtud y no la pasión. Entonces se debe elegir el término medio y no el exceso ni el defecto, ya que el hombre que posee la recta razón intensifica o afloja su actividad y hay un término medio que decimos se encuentra entre el exceso y el defecto y que existe en concordancia con la recta razón

Para bien de la humanidad. Aristóteles nos deja un legado muy importante como son los juicios sobre la amistad, la philia y la justicia. No solo la amistad propiamente dicha, sino también el amor (aunque no el amor-pasión) y en general toda la gama de la vida afectiva como lo más necesario en ella, es justo en razón del carácter social o político, como se quiera, dentro de una comunidad que podrá ser mayor o menor dentro conciudadanos o entre amigos que comparten las mismas ideas y sentimientos.

Junto con la justicia y el derecho parecer ser una de las formas más arcaicas dentro de la convivencia entre los seres humanos.

Los hombres se asocian con vistas a algo conveniente y para procurarse alguna cosa necesaria para la vida. Es allí donde tiene que haber un saber sobre la amistad y sobre la justicia. La amistad parece estar por encima de la justicia. Si ella se practicara no sería necesaria la justicia entre los seres humanos. Los justos son los más aptos para la amistad y los justos deben aumentar con ella, puesto que la amistad y justicia tiene caracteres comunes

1.- La ética de Aristóteles es teleológica: Considera la acción no en cuanto buena en si misma sin tener en cuenta ningún otro aspecto, sino en la medida en que conduce al bien del hombre.

2.- La felicidad: La eudaimonia: Según Aristóteles: Es el bien supremo o fin supremo hacia el cual se dirigen todas las actividades humanas.

3. La virtud: La arete: Si la felicidad es el bien del hombre, toda actividad que contribuya a su consecución será virtuosa. Felicidad y virtud, aparecen así intimamente relacionadas. De ahí la importancia de la virtud.

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