BIOETICA OPINIÓN SOBRE “LA CLONACIÓN Y LAS CÉLULAS MADRE”

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Hay dos origenes posibles:

- Células madre adultas de la médula ósea de un adulto, del cordón umbilical, de la placenta de los recién nacidos y según descubri-mientos recientes, de casi todos los tejidos de nuestro organismo.

La utlización de este tipo de células, no conlleva ningún problema ético, puesto que se han obtenido sin causar daño a nadie.

- Células madre embrionarias, que se pueden obtener de un embrión cuando se encuentra en etapa de blastocisto.

La utilización de este tipo de células, es gravemente ilícita, pues conlleva implícitamente la destrucción del embrión.

Esto se presenta como un proyecto para realizarse antes de la implantación del baslstocisto en el útero o en todo caso antes del nacimiento del feto, para producir una gran cantidad de células y tejidos provenienes de embriones humanos donados, mediante fecundación in vitro o provenientes de seres humanos a los que se prevé interrumpir su desarrollo para convertirlos en una fuente de céulas y tejidos listos para reparar los órganos dañados o degene-rados de un individuo adulto.

Ante el cuestionamiento de porqué no se utilizan mejor las células madre adultas en lugar de las que se comentan en este apartado, se aduce que es porque en el embrión las células madre son más abundantes, más versátiles y se reproducen más fácilmente.

Se ha demostrado sin embargo, que lo anterior no es todo, pues se ha visto que la gran potencialidad de este tipo de células, puede favorecer el desarrollo de carcinomas, sin que hasta la fecha se hayan obetnido resultados terapéuticos significativos, lo que si ha sucedido abundamente con la utilización de las células madre adultas.

Lo anterior ha provocado que a la fecha haya más de 700 ensayos clínicos en todo el mundo relacionados con células madre adultas y ninguno con células madre embrionarias y que más de 8,000 personas hayan recibido terapias con células madre adultas y ninguna con embrionarias, lo que ya las ha convertido en una alternativa te-rapéutica real. Los mismos comentarios aplican para el caso de los embriones híbridos “animal-humano” que conllevan además una mucho mayor dificultad técnica para su utilización con fines tera-péutios, constituyen también una ofensa a la dignidad del ser humano, pues debido a la mezcla de elementos animales y humanos se violenta la identidad específica del hombre, sin conocer los riesgos que ello implica para su salud, por la presencia de material genético animal, además de producir también la muerte del embrión, lo cual es éticamente inaceptable, pues este ya posee una identidad propia desde la concepción y por tanto no resulta lícito programar su nacimiento como si fuera un depósito de piezas de recambio.

El uso de células embrionarias no siempre esta influenciado por ideas humanistas, sino por muy fuertes intereses económico-industriales y para la conquista de una supuesta primacía tecnológica. La ciencia médica busca curar enfermos, es un instrumento de vida, por ello es que no puede transformarse en instrumento de muerte sin renegar de si misma.

Por último, la aplicación de la técnica de la clonación por transfe-rencia nuclear en la especie humana, plantea el problema de obtener el número suficiente de óvulos humanos. En el caso de la oveja Dolly fue necesario se dice el empleo de 277.

Se ha pretendido solucionar este problema mediante la generación de embriones híbridos a través de la obtención de óvulos de otras especias animales como vacas, cerdas, etc., a los que se les extraería el núcleo y se les implantaría un humano proveniente de alguna célula somática con lo que se generaría un cigoto híbrido animal-hombre. Otras alternativas que se han intentado para evitar la destrucción de los embriones humanos sin resultados satisfactorios hasta el momento son: la partenogénesis, la trasnferencia de núcleo modificada y la reprogramación asistida del ovocito.

OPINIÓN PERSONAL. El tema de la clonación y de las células madre suscita en mi reflexiones diversas:

- Individualmente considerado, me parece impresionante el avance que sobre todo en las generaciones recientes ha tenido el conocimiento humano. El grado en que la ciencia ha avanzado, me resulta de mucho mérito y digno de reconocimiento.

- Más admirable aún me parece, la capacidad humana para superar retos y vencer obstáculos y limitaciones. De no ser así quizá seguiríamos viviendo en cuevas. Esa curiosidad intelectual alimentada por nuestras inconformidades eternas, quizá comparta el mismo orilgen de aquella otra inquietud que nos ha permitido dejar atrás las épocas en que atribuimos a la lluvia, los rayos y los eclipses carácter divino. Quizá impulsos similares nos han permitido desechar conceptos en otro tiempo arraigados como el de que el cerebro era el órgano encargado de enfriar al resto del cuerpo, que el corazón era el asiento del la mente o que la tierra era el centro inmóvil del universo tal y como lo sostuvieron Aristóteles y sus seguidores. Esa curiosidad intelectual para entender a la naturaleza y lo que nos rodea, la capacidad para arrancarles sus secretos, y nuestra inconformidad eterna, me parece han sido factores que también nos han motivado a dejar las cuevas por aposentos más confortables y seguros y dejar de ser nómadas para abrazar el sedentarismo y el progeso que trajo consigo, hasta detentar al día de hoy como especie, un poder antes atribuible a las divinidades.

- No puedo sin embargo, evitar pensar también, que ese conociimiento utilizado sin prudencia, responsabilidad y sin respeto a, o bajo la guía de principios filosóficos, éticos, morales, de justicia y aún hasta de derecho natural, no puede llevarnos a otra parte que no sea nuestra degeneración como especie y quizá hasta nuestra propia destrucción. Eso es precisamente en mayor o menor grado, lo que me parece sucederá si se acepta como natural o deseable la práctica de la clonación humana. Por las razones precitadas líneas arriba y que comparto plenamente, seguir una ruta así, es involucionar en lugar de lo contrario.

- Como ejemplo me vienen a la mente los bombardeos a Hiroshima y Nagasaki, en donde perecieron miles de personas inocentes, actos a los cuáles difícilmente podrían encontrárseles argumentos éticos incuestionables que justifiquen su realización. Evidentemente actos como estos no hubieren podido realizarse si no hubiésemos antes aprendido como especie, lo que es la fisión nuclear y anticipado su enorme poder de construcción y destrucción.

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