CAUSA Y EFECTO DE LA EXPLOTACION DESMEDIDA DE LOS RECURSOS DE LA OROYA

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Para contextualizar es necesario entender quiénes son Doe Run Perú: Fundada en el año 1997 como una iniciativa publico privada, es una compañía minera y metalúrgica con operaciones localizadas en los Andes centrales del Perú y es actualmente dueña del Complejo Metalúrgico de La Oroya, el cual fue construido en 1922 por la organización estadunidense Cerro de Pasco Copper Corporation.10. Doe Run inicia operaciones en territorio peruano luego de aceptar el reto social de disminuir las emisiones toxicas que, hasta la fecha, emanaba la fundición mineral, además de comprometerse a desarrollar diversos objetivos, entre los que se resaltan 1) invertir 107.6 millones de dólares en el Programa de Adecuación y Manejo Ambiental (PAMA), 2) construir tres plantas de ácido sulfúrico (para las plantas de cobre, zinc y plomo), con el fin de asegurar que las emisiones de SO2 no rebasaran el nivel máximo permitido por ley, 3) edificar una planta de tratamiento de aguas para la refinería de cobre, 4) montar un muro en la planta de zinc para evitar vertidos ácidos, y, 5) construir depósitos nuevos para los residuos de arsénico, cobre y plomo, con el fin de evitar la contaminación del río y del aire.11, Sin embargo, cabe mencionar que para la fecha el gobierno Peruano ya tenía conocimiento de que dicha compañía enfrentaba múltiples demandas por mal manejo ambiental y, en consecuencia, sorprende que haya dado tan amplio margen de acción a la compañía, sin estrechar controles ambientales fuera de los mínimos indicadores definidos por la ley entonces vigente.

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10. http://www.doerun.com.pe/content/pagina.php?pID=124

11. La lista de los nueve proyectos figura en http://www.secinfo.com/dVut2.7yH1.y.htm#1stPage

Doe Run, en su afán por mostrar resultados creó diferentes políticas y programas de desarrollo social, como la del “buen vecino”, “trabajar consentimiento público”, “priorización a los proveedores”, “la comunidad propone, la empresa participa”, entre otras, con el fin de apoyar el crecimiento económico y brindar estabilidad laboral a los habitantes del Oroya. Con el desarrollo de estos programas se generaron lazos de confianza, ya que se estaban creando fuentes de empleo en un sector abandonado por el gobierno y, en otras palabras, estaban aparentemente incentivando el desarrollo social sostenible del distrito, logrando ganar el aprecio de la mayoría de los habitantes, quienes más adelante iban a ser presos de los daños causados por la enajenación de sus bienes de manera indebida.

El crecimiento de la Oroya y la ambición de Doe Run por generar riqueza a cualquier costo fue más allá de lo que cualquiera pudo imaginar, ya que trajo consigo irreparables consecuencias ambientales y las esperanzas de lograr los compromisos adquiridos se vinieron abajo, al desarrollar diferentes tipos de explotación minera de manera irresponsable en metales como Cobre, Zinc y Plomo, entre otros. El aparente desarrollo socio-económico, político y cultural generó externalidades negativas y, a pesar de la implementación de diferentes campañas de salubridad, nada fue suficiente para reducir los daños causados a la comunidad, que se vio afectada por altos índices de contaminación. Es claro que administrar los recursos de una compañía no es tarea fácil y más cuando existen entes que regulan las buenas prácticas en la explotación de los patrimonios naturales, pero es deber de toda organización velar por el bienestar de sus colaboradores y cumplir (pero no solo limitarse a ello) con los estándares de calidad exigidos por la ley ambiental y que para el caso puntual, en el Decreto Supremo Nº 003-2017-MINAM (mediante el cual se Aprueban Estándares de Calidad Ambiental – ECA – para Aire y establecen Disposiciones Complementarias), el Presidente de la República (Peruana) resalta que en “el numeral 22 del artículo 2 de la Constitución Política del Perú establece que toda persona tiene derecho a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de su vida”, por lo cual sorprende la ausencia de vigilancia y control gubernamental, sin ser ella menos relevante que la evidente ausencia de ética corporativa en el desarrollo de las operaciones de Doe Run. Es así como en 1996 regía de forma referenciada hasta 572 µg/m3 (microgramos por minuto de dióxido de azufre por día), que en el año 2001 se haría más estricto llegando a los 365 µg/m3 y para 2008 se establecería en 80 µg/m3 como tope, 12, a la fecha, límites que fueros siempre superados por Doe Run, sin que fuesen tomadas por el gobierno medidas oportunas de control, asunto que también sucedió con la contaminación debida al plomo, donde Doe Run mostró siempre niveles tres veces por encima de los estándares permitidos.

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12. La República, 10 de julio de 2011: “Humala: Habrá impuestos a sobre ganancias mineras”

Por lo mencionado en el párrafo anterior la situación que se presenta en el departamento de Junín está violando la ley de la constitución Peruana, ya que no se están utilizando la infraestructura necesaria ni medidas de mitigación adecuadas para realizar la fundición de los minerales de manera correcta, para no perjudicar a la comunidad de la Oroya.

Sobre lo anteriormente desarrollado, cabe resaltar que Doe Run contó con un plazo inicial 10 años para realizar toda implementación de control ambiental, pero a medida que el tiempo fue pasando, este plazo fue ampliando hasta llegar a los 15 años, momento en el cual debía adecuarse completamente a las exigencias ambientales, pero no logró. Consecuencia de ello, el Estado Peruano le otorgó dos prórrogas para realizar todas las adecuaciones la primera 2009 y la segunda 2012, lapso en el cual Doe Run hizo la modernización de sus circuitos de plomo y zinc (2009) pero en ningún momento robustecieron la del cobre, siendo esta la actividad más significativa en la generación de contaminación por metales pesados. Con el paso del tiempo, la elevada producción aumentó la contaminación de la Oroya (situación que se vio acentuada dado que Doe Run heredó de administraciones anteriores la responsabilidad social de resarcir los daños causados) lo cual se hizo evidente en estudios realizados por la Dirección General de Salud, donde se muestra que las emisiones diarias de la Oroya en los años 2007 y 2008 superaron los 2000 µg/m3 ( microgramos por minuto de dióxido de azufre por día) y fue precisamente en ese momento donde las demandas no solo no se hicieron esperar, sino que crecieron

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