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COMO QUIERO MI UNIVERSIDAD DE LA AMAZONIA

Enviado por   •  2 de Diciembre de 2018  •  2.327 Palabras (10 Páginas)  •  284 Visitas

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Sobre la evaluación institucional que no contribuye a mejorar la calidad del aprendizaje, (Chiroleu, 2011), afirma.

[…] un proceso que instaló y legitimó la evaluación institucional como un fin en sí mismo, perdiendo a menudo de vista que constituye (y debe necesariamente constituir) una herramienta para el mejoramiento de la calidad. Por otra parte, se tendió a ignorar la existencia de diversas perspectivas en torno a la definición, los alcances y los fines de la calidad, y a operar sin reconocer el carácter contingente de la política pública, esto es, la necesidad de adaptarla a las condiciones puntuales generadas en un momento y en un lugar determinado. (Chiroleu, 2011, pág. 8)

Con ello, la atora deja en evidencia que los procesos evaluativos en la actualidad han dejado de lado el deber ser funcional de la herramienta, para convertirse en un fin en sí mismos, es decir, mientras las realidades sociales parecen exigir de los modelos de enseñanza ciertos elementos, las instituciones desprecian aquellas exigencias con el fin de someterse a las clausulas estandarizadas que se evalúan a través de la evaluación institucional, ya que de ella depende la existencia misma de la Universidad como tal, en ese orden, la evaluación institucional en nada contribuye a la constante evolución delos modelos de enseñanza ajustados a las realidades, políticas concretas de cada región.

Por último, la autora aborda el problema de la formación profesional sin responsabilidad y compromiso social, al respecto señala.

En América Latina, la universidad colonial tuvo como características axiales, su aislamiento del entorno social y un sesgo fuertemente profesionalista que perduró y se reprodujo con el transcurso del tiempo, y que puede graficarse -en términos de Hans Steger- a través de la denominada “universidad de los abogados”. Institución formadora de profesionales al margen de las necesidades de la sociedad que los cobijaba, actuaba en este sentido como legitimadora del orden establecido, otorgando a través de sus diplomas, un instrumento de distinción en el contexto de una sociedad en formación. Es la Reforma Universitario de 1918 la que le reclama. (Chiroleu, 2011, pág. 13)

Y no pudo ser mejor el ejemplo para asimilar la Universidad contemporánea, pes no existe n profesional más apático a las exigencias sociales que el abogado, instituido para ductilizar el derecho e imponer con cada acto el régimen vigente, es su accionar n reflejo simple del orden establecido, y los resultados de su accionar apenas transforman de vez en cando realidades concretas de individuases, pero en poco transforman la sociedad.

La universidad utópica seria aquella universidad que (Chiroleu, 2011) llama universidad progresista, una universidad que se desarrolla en coordinación con las exigencias de la sociedad a la que pertenece y lo hace de esa forma porque el sistema de gobierno que rige al Estado en el cual se ubica la universidad, ha emprendido acciones concretas de financiación y ha fortalecido la autonomía universitaria, no como una acción sin contenido sino a través de la comprensión estatal que lleva a entender que los contextos en los que la universidad incide son cambiantes y muy concretos, por lo que los estándares de calidad se hacen inútiles para medir la utilidad de los modelos de aprendizaje, con todo ello, lo que se privilegia es la vocación de la universidad para atender las exigencias de la región en pro del desarrollo de la misma.

Con todo, es evidente que la universidad contemporánea ha caído en manos sido cooptada por el poder del orden establecido, esta ordenada en relación a la perpetuidad los estatus sociales y en poco contribuye a transformar la sociedad, y mejorara la calidad de vida en s entorno de influencia, por una o por las tres razones expuestas con anterioridad. Es de allí de donde surge la necesidad de pensar, de soñar y tal vez de utilizar la Uniamazonia que responda a las exigencias de la contemporaneidad, esa universidad que lejos de estar moldeadas a los reglamentos de calidad estandarizados, siga el ejemplo de las universidades progresistas y enfrente como mayor suficiencia que aquellas los retos que propone influir de manera relevante en s entorno, en el contexto amazónico.

En evidencia, la universidad progresista actual está lejos de ser una universidad perfecta, pues el modelo de intervención neoliberal nos legó concepciones dañinas como la profesionalización en desmedro de la responsabilidad y el compromiso social, las cuales en los intentos Uruguayos, Mexicanos, Ecuatorianos y Venezolanos; no han podido ser superados y aun con la financiación del Estado, con el aumento de infraestructura, o con la flexibilidad de los modelos de evaluación institucional, la calidad educativa no ha logrado niveles que permitan formar ciudadanos no alienados con las lógicas del consumo y del mercado.

En conclusión, la universidad que sueño, es la Universidad que en la medida que amplia su cobertura con la infraestructura, edificios, laboratorios, granjas; también diseña programas de inclusión que prioriza en orden a las comunidades en condiciones de vulnerabilidad, a los discapacitados, a las comunidades indígenas, a las comunidades, rurales y por supuesto, a los futuros nuevos Colombianos, aquellos hombre y mujeres que se alejaran del conflicto armados para optar por la civilidad como modelo de vida. Una universidad dese construye, deconstruye y reconstruye en orden a las exigencias sociales, renueva sus modelos de enseñanza, reformula sus objetivos misionales y los interioriza, traza estrategias de influencia e impacto regional y se hace con ellos, cada vez más, una Universidad que cada hombre y mujer amazónico sienta suya, por pertenecer a ella como estudiante, como egresado, o como beneficiario de aquello que ella produce en persona de sus excelentes profesionales.

Ahora bien, siendo realistas y recordando que el primer problema de la educación contemporánea es justamente el de la financiación, los pesimistas dirían, y de donde saldrán los recursos para crear esa universidad que sueña usted, lo dirán por supuesto obviando que Colombia es un estado social de derecho, en el cual la educación juega un papel liberador en la medida que permite el desarrollo de la dignidad humana y funge como herramienta de materialización del principio de igualdad, hecho que genera obligaciones financieras en cabeza del Estado. En ese escenario ha de ser necesario contestar con la simplicidad, no es necesario crear una universidad nueva, es necesario que como institución suframos una revolución que nos induzca asentir que es posible ser algo mejor de lo que hemos creído poder ser;

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