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Chile 1920-1038, Ámbito Político-Económico.

Enviado por   •  8 de Marzo de 2018  •  2.713 Palabras (11 Páginas)  •  245 Visitas

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-Separación de la Iglesia y el Estado

Cabe destacar que la Nueva Constitución no afectó ni disminuyo el poder y papel de los partidos políticos a pesar de aumentar el poder presidencial.

En 1925 llega a su fin el mandato de Alessandri. Ibáñez recibe una petición para ser candidato presidencial por parte de la mayoría del de los partidos políticos y dado a que esto parecía una candidatura demasiado oficial, todo el gabinete renuncia, excepto Ibáñez, entonces el coronel publicó una carta abierta a Alessandri negándose a renunciar e insistiendo en que los decretos presidenciales oficiales deben llevar ambas firmas, lo que se veía claramente como una forma de desafiar a Alessandri, por lo que éste nombra a Luis Barros Borgoño como ministro del interior y vicepresidente, y luego, el 2 de octubre de 1925 renuncia a la presidencia, por segunda vez.

Al ver que Figueroa Larraín estaba realmente lejos de ser el tradicional presidente de éxito, en febrero de 1927, Ibáñez se las arregló para ser nombrado ministro del interior, obligando poco tiempo después a Figueroa Larraín a renunciar a su puesto. Lo cual significaba que Ibáñez tendría el apoyo político de la mayoría de los sectores, y el 23 de mayo del mismo año, fue nombrado presidente de la república con el 98% de los votos.

Ibáñez comenzó a construir y regir un régimen en febrero de 1927, de un autoritarismo incuestionable, en la época se establecen restricciones a la prensa, los informantes proliferan, alrededor de 200 políticos fueron expulsados (entre ellos Alessandri) y también, Ibáñez ordena la represión del partido comunista (expulsando a muchos de sus dirigentes) y también ordena ‘’asaltos’’ al movimiento obrero, los cuales incluyen asesinatos.

El congreso se encontraba en un espíritu inusualmente sumiso. A fines del 1929 Ibáñez insistió en que dirigentes de los partidos entregaran una sola lista de candidatos para el congreso de 1930-1934, haciendo innecesaria la manera de elección.

El nuevo presidente de la república dejó su legado en el país, puso en marcha un programa de obras públicas. Entre 1928 y 1931, se invirtió en proyectos como: desagües, caminos, puentes, barracas, prisiones, pistas de aterrizaje, instalaciones portuarias, 500km de ferrocarriles, la nueva fachada del sur de La Moneda y la residencia de verano de Ibáñez, ubicada en el Cerro Castillo en Viña del Mar.

La administración pública fue racionalizada y revisada: se creó una nueva contraloría general en 1927, para supervisar la burocracia y la constitucionalidad de las medidas fiscales.

Además de crear proyectos para el país, también emprendió una gran reforma la policía, uniendo todas las fuerzas locales con el Regimiento de Carabineros, fundado en 1906. Carabineros de Chile, la nueva policía nacional, que contaba con 19.000 hombres y altas normas de inteligencia y disciplina, que con el tiempo, los funcionarios llegaron a ser reconocidos como los mejores policías de América Latina.

También se creó la FACH, fuerza aérea chilena, en marzo de 1930, con aeroplanos y oficiales transferidos de las ya existentes ramas de la aviación militar y naval. Entre las primeras ‘’misiones’’ y responsabilidades de la FACH, cabe atribuir la primera aerolínea del país, la Línea Aeropostal Santiago-Arica, en marzo de 1932, como LAN.

La prosperidad nacional había sido de vuelta en parte gracias al régimen de Ibáñez, ya que las condiciones económicas también habían mejorado, tanto que más de 40 oficinas salitreras entraron nuevamente e funcionamiento y el empleo en la pampa alcanzó su máximo esplendor, contando con 60.000 trabajadores.

A mediados de la década de 1920, el gobierno había recogido el consejo de Edwin Kemmerer, profesor de economía de Princeton, de revisar los sistemas fiscales y tributarios de país. Kemmerer restauró el patrón de oro, ayudó a crear al Banco Central y reformó el ineficiente sistema ferroviario. Ibáñez solicitó enormes préstamos, y no todos fueron pedidos para solucionar los problemas de la trama fiscal, en 1927-1928 fundó dos útiles bancos del desarrollo: La caja de Crédito Agrario y la caja de Crédito minero, concebidos para beneficiar a los pequeños agricultores y las operaciones mineras a pequeña escala.

El salitre parecía sustentar a los suyos, y el cobre por su parte, estaba en ascenso.

Ibáñez ‘’hipotecó el futuro de nuestro país’’ en 1930 Chile le debía a los bancos norteamericanos, ingleses y suizos un total de 62 millones de libras esterlinas (más del doble de la deuda externa de 1920). En el momento en que se solicitaron estos préstamos, sin embargo, la economía parecía absolutamente capaz de soportar la creciente deuda.

Alessandri estaba involucrado tras la mayoría de las conspiraciones hacia Ibáñez, la primera de ellas fue en Calais (enero de 1928), pero finamente, el general Ibáñez no fue derrotado por los complots de Alessandri, sino que por el colapso de Wall Street y el comienzo de la Depresión. Sus efectos se dejarían sentir en el país en la segunda mitad de 1930.

El colapso de la bolsa norteamericana erosionó progresivamente la prosperidad de Chile. A medida que la economía internacional caía, también el precio del cobre. También las tasas de desempleo descendieron.

La Depresión debilitó aún más a las salitreras y en 1930-1931 la producción de salitre había llegado prácticamente a la mitad. Y desde finales de 1930, casi 29.000 personas dejaron el norte. En 1930 la producción de las 11 salitreras se redujo a un 20% del volumen que había alcanzado en 1929.

Con sus principales exportaciones postradas y sin los banqueros de Wall Street para que lo ayudaran, finalmente tuvo que enfrentar la cruda realidad, Ibáñez y sus consejeros, redujeron los gastos junto con un aumento de los impuestos a las exportaciones, pero aún así no se podía cubrir el déficit. La situación económica empeoraría día a día, desesperado, el presidente de la república nombró el 13 de julio de 1931 a un ‘’gabinete de salvación nacional’’, con Pedro Banquier como ministro de hacienda y un radical, Juan Esteban Montero como ministro de interior.

A la mañana siguiente el gabinete renuncia. Ibáñez nombró al presidente del senado como vicepresidente, y el 27 de julio de 1931, exilió hacia Argentina. Un día después el congreso declaró vacante la presidencia y nombró vicepresidente a Juan Esteban Montero.

Y aunque el país terminó 1931 con un saldo positivo, seguía sin percibir

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