Ciencia, conocimiento y transformacion universitaria, un largo camino por recorrer

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Por ello, la misma debe incorporar el criterio del desarrollo a nivel de Venezuela. En su compendio en torno a la Educación en Venezuela, Fernández Heres señala una evolución muy similar para el resto de Latinoamérica, en un principio, la Iglesia y el ejército dominaron dos ramas de la educación universitaria, por una parte, lo intelectual, derecho, administración, filosofía y letras para la primera y áreas como la tecnología, ingeniería, investigación y desarrollo para el segundo. Posteriormente, en el siglo XX, el Estado asume como propia la función de formación profesional, en diversas áreas, sobre todo con la profesionalización del ejército y con ello, se abre el espacio para el surgimiento de Universidades públicas como la Central o el Pedagógico de Caracas.

En otro aspecto, la educación universitaria, debe lograr un desarrollo conceptual, definido por sus intereses y necesidades. Para Méndez Arrieta (2011) la Educación Universitaria es: “aquella que imparte conocimientos, técnicas y saberes más específicos sobre una profesión o una carrera particular” (p. 1) esto implica un proceso de formación específica, en áreas particulares, que definen no solamente el acceso a un conocimiento, sino la aplicación efectiva de los mismos en el ámbito laboral que en Venezuela es cambiante, dinámico y sobre todo crítico.

Es por ello que los objetivos, deben readaptarse. Estos se pueden resumir en los siguientes conceptos de orden instrumental, Continuar el proceso de formación integral del hombre, formar profesionales especialistas y promover su actualización y mejoramiento conforme a las necesidades del desarrollo nacional y del progreso científico. Fomentar la investigación de nuevos conocimientos e impulsar el progreso de la ciencia, la tecnología, las letras, las artes y demás manifestaciones creadoras en beneficio del bienestar del ser humano, de la sociedad y del desarrollo independiente de la nación. Difundir los conocimientos para elevar el nivel cultural y ponerlos al servicio de la sociedad y del desarrollo integral del hombre. Como se observa, son criterios abstractos a los que los participantes en el nivel, dan sentido y contexto real y objetivo, por ser estos, más que todo, enunciados de intención.

Por ello existe un Marco Jurídico determinado por la Constitución de la República Bolivariana (1999) Artículo 102: “…La Educación es un derecho humano y un deber social fundamental, es democrática, gratuita y obligatoria...”. De igual manera el Artículo 103 señala: “…Toda persona tiene derecho a una educación integral de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades. El Estado creará y sostendrá instituciones y servicios suficientemente dotados para asegurar el acceso y la culminación en el sistema educativo…”. Y en el Artículo 109, se consagra la autonomía universitaria para planificar los programas de investigación, docencia y extensión. “…El Estado reconocerá la autonomía universitaria como principio y jerarquía que permite a los profesores, profesoras, estudiantes, egresados y egresadas de su comunidad dedicarse a la búsqueda del conocimiento a través de la investigación científica, humanística y tecnológica, para beneficio espiritual y material de la nación…”.

Se evidencia claramente el compromiso del Estado con toda la sociedad venezolana al proporcionar instituciones y su personal, que brinden un servicio de formación óptima en el cual las universidades tienen una gran responsabilidad basada en la ley; al respecto afianza a un más la pertinencia del presente estudio; con el carácter autónomo que se le atribuye a las casas de estudios, para que reorienten la enseñanza, que surge como necesidad de la población misma y las respectivas demandas.

Asimismo, la educación universitaria posee un amplio bagaje técnico y metodológico basado en la denominada Educación Andragógica. Este concepto se basa en la consideración de la Universidad como un espacio de formación de adultos, destinado a la preparación de los ciudadanos para el trabajo en áreas específicas de acción. En este aspecto, las estrategias planteadas, se refieren a la inducción al conocimiento positivo objetivo y práctico y de acuerdo con este criterio, las técnicas de gestión se encaminan a facilitar datos, elementos para la formación integral en ámbitos particulares del quehacer laboral.

En otro orden de ideas, la Educación Universitaria: fundamentalmente, se trata de un espacio dirigido a la integración social, por lo que se enfrenta con problemas diversos, surgidos precisamente de la exclusión como condición general de sociedades como la venezolana. En este aspecto, la formación universitaria requiere de una clara concepción en torno a su finalidad y por ello, el crecimiento exponencial de la matrícula, con miras a disminuir la exclusión ha traído como consecuencia directa la masificación y pérdida de calidad en muchas áreas.

Asimismo, existe el problema presupuestario, definido por el mismo crecimiento exponencial de la matrícula. En países como Venezuela, esta situación conduce a déficit constantes, porque no existen verdaderas previsiones financieras para alcanzar el incremento. En función de ello, se presenta un problema novedoso, identificado con la pérdida constante de profesionales que prefieren el ejercicio privado a la participación en el sistema como docentes. Se agregan espacios como los derivados de la alta especialización en ámbitos como el tecnológico que no poseen una referencia directa con el contexto de la formación del docente universitario. Además, la regionalización de la Universidad, más allá del logro político y social que implica, ha generado un enorme peso vegetativo al Estado, formulando crisis cíclicas al sistema, sobre todo en lo financiero.

Otro aspecto, relevante a los efectos de este análisis es el determinado por la Autonomía Universitaria: Esta concepción es central en el desarrollo de las políticas educativas, como un continuo no sujeto a la política o a otras consideraciones conexas. Se trata de un concepto fundamental para el funcionamiento independiente de la Universidad como gestora del conocimiento y sobre todo, como herramienta para la construcción de un modelo eficiente de consumo de recursos. Se trata básicamente de autogestión, identificada con condiciones a través de las cuales, la Universidad puede sostenerse y construirse de manera independiente del resto del sistema. Adicionalmente, señala una caracterización de orden general, que facilita el accionar de la Academia, como ente independiente de presiones y por tanto, capaz de producir conocimiento para toda la población.

Como puede observarse, los retos implican un amplio