Comentario de texto Duque de Rivas. El castellano leal. Romances III y IV.
Enviado por mondoro • 30 de Septiembre de 2018 • 1.890 Palabras (8 Páginas) • 678 Visitas
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El autor en la siguiente estrofa utiliza una acción paralela para mostrarnos una visión más global, y mientras el conde aún no ha llegado a su destino, le da de lado para presentarnos al emperador "pensativo está el monarca". Palabras como "pensativo", expresiones "discurriendo cómo" "sin hacer a nadie ofensa", nos muestran las cavilaciones del monarca y en la siguiente estrofa con el paralelismo "mucho al de Borbón le debe" "al de Benavente mucho", el uso reiterativo del cuantificador "mucho" muestra la importancia que el emperador le da a la decisión que debe tomar. "Dilación no admite el caso" y "no hay quien dar consejo pueda" muestran la premura de la situación y la soledad del emperador que tiene una difícil elección, pues, aunque tiene el apoyo de ambos, entre ellos son enemigos.
El siguiente fragmento nos describe al monarca pensativo "en el sillón asentado" y "el codo encima de la mesa", como una fotografía y en ese momento llega el conde y el autor resalta su condición de vasallo con el adjetivo entre pausas "comedido". En la siguiente estrofa "grave el conde le saluda", el autor hace gala de la jerarquía del emperador y lo acentúa con otra descripción a modo de fotografía en la que el conde "le saluda con una rodilla en tierra", pero hasta en este momento nos recuerda la grandeza del conde que por su condición de grande no está obligado a quitarse el sombrero "sin descubrir la cabeza".
En la estrofa siguiente califica al emperador de benigno al ordenar al conde que se levante y no permanezca en posición de sumisión, recuerda lo difícil del caso "plática difícil". El emperador quiere anunciarle su decisión de que el Borbón se aloje en su palacio, sabiendo que no le gustará y se lo ordena, pero con tacto y para ello utiliza el término medio "Y entre severo y afable". Justo después la reacción del conde, muestra su lealtad "respeto" y queda intensificada con el uso del adjetivo "profundo" y el
cuantificador "muy", "con la voz entera" muestra la fortaleza del conde que se descubre para mirar a su emperador a los ojos "destocando la cabeza".
En este momento, el autor cede total importancia al conde, lo pone en relieve con el estilo directo y comienza su intervención desde su condición de vasallo, intensificando dicho vasallaje con el sustantivo entre pausas "señor" y recuerda la jerarquía de ambos "vos sois mi rey en la tierra", siempre con respeto, utilizando la segunda persona del plural y mediante el paralelismo de los posesivos "vuestro soy, vuestra mi casa", este gran respeto es utilizado por el conde para justo después apelar a su honor ante su rey con los imperativos "no toquéis mi honra" "respetad mi conciencia", que quedan suavizados porque se marchará de su propio palacio, acepta su decisión, pero lo hace con rechazo como nos muestra el léxico utilizado por el autor "contamine" "envilezca" "traidores" "infesta", aquí Saavedra deja clara su posición liberal frente a los borbones. El autor recurre a la prolepsis para intensificar el gran rechazo del conde revelándonos que en cuanto el duque se marche prenderá fuego a su propio palacio "purificaré con fuego sus paredes y sus puertas". Finaliza la exposición del conde y volvemos a la
narración en estilo indirecto con el verbo en pretérito "dijo". Nos describe la despedida de forma sucesiva y lineal en tiempo pretérito "la real mano besó, cubriose la cabeza y retirose...", y se dirige a su litera, elemento del que desciende en los primeros
versos del romance. La siguiente estrofa hace hincapié en el orgullo del conde y el rechazo que siente para con el duque pues no tiene intención de vivir con él y para ello abandona el castillo "a casa de su pariente mandó que lo condujeran" "abandonando la
suya", y la última estrofa intensifica la importancia del protagonista, con adjetivos "noble" cuantificador "tan" y expresiones "estimando a la España más que a la imperial diadema", es tal la grandeza del conde que "quedó absorto Carlos Quinto".
El primer verso del romance cuarto nos expresa la corta visita del duque "muy pocos días", con dos cuantificadores opuestos "muy" "pocos", el autor intensifica y eleva al conde por encima del duque con una antítesis sirviéndose de los adjetivos "noble" para el conde, "orgulloso" para el duque que lo está, además de “satisfecho”, por haber doblegado la voluntad del conde. El autor pone de manifiesto la gravedad de los hechos y en cuanto el duque se marcha, de forma casi simultánea se prende el castillo, y comienza con una fórmula romántica, la naturaleza, la luna que tan utilizada es por los poetas románticos, el incendio expresa el rechazo del conde y su propia grandeza al renunciar a su propio palacio manchado por el borbón traidor, el estilo enfático, exaltado del romanticismo lo vemos reflejado en el marco espacial, el escenario, redoble de campanas, en la oscuridad el incendio comienza y el autor lo va describiendo poco a poco hasta que "ardientes chispas" iluminan la noche "iluminaba los valles" y todo a su alrededor. El pueblo conmovido hace acto de presencia, intenta apagar el fuego, luchar por la grandeza del conde, el verbo "conmoviose", unido a la siguiente estrofa donde el mismísimo emperador "confuso" "corre", tratando de apagar el fuego como uno más del vulgo, acentúa un escenario dramático que llega al clímax máximo de la acción. Al inicio de la penúltima estrofa todo termina "En vano todo", el autor finaliza la acción al mismo tiempo que su composición, a la que dota de ejemplaridad, donde la nobleza y "lealtad castellana" por la que "levantando un monumento", están por encima de las riquezas que el fuego ha devorado "tragose tantas riquezas el fuego" y finaliza con los dos últimos versos que destacan el honor
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