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Cuestiones de Sociología, Economía y Política

Enviado por   •  11 de Marzo de 2018  •  3.760 Palabras (16 Páginas)  •  313 Visitas

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LOC WACQUANT.

Cuando me inscribí en el gimnasio de boxeo de la 63ø Street, en el South Side de Chicago, mi objetivo era en un principio utilizarlo como de una ventana al ghetto. Quería retomar, a partir de la observación directa, el análisis de la división racial y las transformaciones sociales en los barrios relegados, y sobre todo decodificar el impacto de las políticas públicas sobre las estrategias de vida de sus habitantes. No había previsto que el gimnasio me atraparía y se convertiría en elemento esencial de mi vida pero también en un segundo objeto de estudio, deudor de un análisis sociológico propiamente dicho. La condición para seguir en el club era aprender a boxear. Por lo tanto puse manos a la obra, partiendo de un nivel más que bajo, ya que al comienzo los que serían mis partenaires de sparring apostaban (a mis espaldas) a que no aguantaría, que el universitario blanco y francés que tenía la categoría de animal de circo no resistiría demasiado... Desmentí sus previsiones y pude llevar a cabo esta observación. La sociología norteamericana concebía el ghetto negro como un territorio en abandono, un espacio "desorganizado" donde se acumulan todas las patologías sociales y que podía caracterizarse en términos de carencias, de falta, de ausencia; de manera exclusivamente negativa. Ahora bien, me di cuenta de que esa concepción era un efecto de óptica: obra de observadores externos que miraban el ghetto de lejos —de arriba— a partir de marcos de percepción de clases medias blancas (lo que William Foote Whyte ya había señalado a propósito del estudio de los barrios pobres blancos en los años 50 en su clásico Street Corner Society pero no habíamos recordado en absoluto). El otro prejuicio en el estudio del ghetto era el "exotismo": uno se interesaba al principio en todo lo que hacía diferentes a sus habitantes, tráfico de drogas, violencia; sin ver todo lo que tenían en común con los demás estadounidenses: lucha por la supervivencia económica, apego a la familia, voluntad de éxito social.

- —"Entre las cuerdas" propone una etnografía del boxeo y una sociología del ghetto negro. ¿Cómo concilia ambas cosas?- —En realidad, al tomarse la molestia de acercarse bien al ghetto, lo que parecía una "desorganización" revela ser una manera distinta de organizar la vida social en función de las limitaciones propias del medio. Sus habitantes suelen perseguir los mismos objetivos que el americano medio pero con medios propios, dada la panoplia limitada de los recursos institucionales que les son acordados (según el esquema de la "anomia" caro a Robert Merton). Estas limitaciones son, por un lado, la estigmatización y un encierro raciales extremos —el ghetto es un mundo exclusivamente negro: yo era el único blanco que los boxeadores del club habían tratado— y, por otra parte, una pobreza intensa en razón del repliegue de la economía salarial y la fuerza pública. El Estado se borró en su componente social reinvistiendo ese territorio deshonroso en su componente penal, ya que la policía, la justicia y la cárcel son omnipresentes en lo cotidiano del ghetto. Y no es casual: la intrusión de la "mano de hierro" del Estado punitivo es necesaria para controlar las consecuencias deletéreas del repliegue del "ala protectora" del Estado social, tal como lo muestro en Castigar a los pobres.

- —La noción de ghetto tiene actualmente muchas acepciones. ¿Podría definirla?- —El término surgió en 1516 en Venecia para designar el barrio judío de la ciudad (ubicado en el emplazamiento de una fundición abandonada, gietto). Se refiere por lo tanto a una zona geográfica en la que un grupo social estigmatizado se ve obligado a residir y a desarrollar allí una red de instituciones paralelas. Desde el comienzo, pues, la noción de ghetto designa no sólo un espacio sino un mecanismo de dominación "etno-racial". Al llegar a Estados Unidos, la palabra ghetto cambiará de sentido en tres fases. De 1830 a 1880, designa a los barrios con fuerte concentración de judíos provenientes de Europa del Este —en referencia a esa población se importa el término de Europa. De 1880 a 1930, designa a los barrios poblados por "minorías exóticas" como los eslavos o los italianos, vale decir, el conjunto de la inmigración no anglosajona que llega a América del Norte, pero también las "minorías interiores", como los negros del sur que llegan a las metrópolis del norte a partir de la Primera Guerra Mundial. Luego, a partir de los años 40, el espacio semántico del término va a contraerse para designar exclusivamente los barrios negros de las metrópolis. Es que entre 1930 y 1960, las poblaciones de origen europeo se difundieron en el espacio social y geográfico del país por la movilidad de clase, sirviéndose de barrios étnicos como trampolín hacia la integración en una sociedad blanca. Los negros, por su parte, operaron un movimiento exactamente inverso: cada vez están menos mezclados con el resto de la población y más concentrados en barrios exclusivamente negros, en suma, están encerrados en esa "ciudad negra en la ciudad" magníficamente descrita por St. Clair Drake y Horace Cayton en Black Metropolis. Los negros son así el único grupo ghettizado en sentido estricto, o sea obligado a residir en un espacio propio y a desarrollar instituciones paralelas que permitirán a la sociedad blanca explotar su fuerza de trabajo manteniéndolo a distancia. Vemos aquí los mismos elementos que constituyen originalmente el ghetto judío: estigma, coacción, encierro espacial y duplicación institucional. En las ciudades del Renacimiento europeo, los judíos aportaban a los príncipes que los acogían recursos raros como el acceso a las redes de comercio marítimo, medios financieros y bienes de lujo indispensables para el brillo de sus cortes. Por lo tanto, era necesario hacer venir a los judíos a la ciudad pero al mismo tiempo evitar todo contacto con ellos pues eran considerados vectores de herejía, enfermedades, disolución moral —la bula papal que rige la ostracización de los judíos lo dice claramente: ad scandala evitanda. Del mismo modo, si los negros acceden a las ciudades estadounidenses entre las dos guerras, es porque hay necesidad de una mano de obra industrial barata y abundante y ellos son la única fuente disponible. Se los hará venir del sur para explotar su trabajo no calificado en las fábricas. Pero también en ese caso, la extracción de la fuerza de trabajo no debe afectar el ostracismo social. El ghetto es el mecanismo que permite conciliar estos dos imperativos. Arrastrando mis polainas al gimnasio de boxeo y siguiendo a mis camaradas en su vida cotidiana pude tocar con el dedo, por así

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