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Desigualdades de la mujer en diferentes ámbitos

Enviado por   •  25 de Abril de 2018  •  3.692 Palabras (15 Páginas)  •  346 Visitas

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Además, hay que destacar que la ``representación de género se refiere a la manera en que el individuo expresa su masculinidad o feminidad´´ (Macionis y Plummer, 2011: 336).

Finalmente, la "estratificación de género se refiere a la distribución desigual de riqueza, poder y privilegios entre los dos sexos" (Macionis y Plummer, 2011: 338).

“La identidad de género evoluciona a lo largo del ciclo vital, a través de las distintas experiencias” (Macionis y Plummer, 2011: 345).

Las agencias de socialización constituyen al proceso de socialización de género:

- El trabajo. Este forma la identidad masculina. Al igual que la vida de las mujeres están adscritas al cuidado de la casa, la vida de los hombres está determinada por su trabajo, dándose un ejemplo en la humillación que estos padecen al carecer de empleo. En la actualidad, aún perdura la concepción de la superioridad del hombre en el ámbito laboral, ya que, aunque no de manera tan evidente, en igualdad de conocimientos es preferible un varón, siendo uno de los motivos la ausencia de baja por maternidad. Por otra parte, debido a sus roles tradicionales, hay trabajos a los que acceden con mayor facilidad, como mujeres a la limpieza o los hombres a la mecánica.

- Los medios de comunicación también influyen en el género. Desde los años 50, la televisión ha centrado su atención en la imagen masculina. Las mujeres, sólo en la última década de los 70, han tenido un papel predominante en la televisión. Cuando aparecen los dos sexos, los hombres suelen interpretar papeles como de detectives brillantes o valientes exploradores, mientras que ellas interpretan a personajes menos capaces relacionados con sus funciones tradicionales en el hogar o con su belleza. En la publicidad, los cambios que deberían producirse para una igualdad han sido especialmente lentos, ya que presentan al género femenino con productos de limpieza, comidas o tareas tradicionales y a los varones con automóviles, servicios bancarios o maquinaria de trabajo.

- La publicidad perpetua muestra lo que Naomi Wolf llama >. “Esta autora defiende que la sociedad enseña a las mujeres a medir el logro, la satisfacción y la importancia personal en término de apariencia física” (Backman y Adams, 1991; citado por Macionis y Plummer, 2011: 346).

Este mito fija unos parámetros de belleza inalcanzables para la mayoría de las mujeres, de manera que su búsqueda puede provocar enormes consecuencias negativas, entre ellas problemas de salud como anorexia. El mito enseña a las mujeres a valorar sus relaciones con los hombres, a los cuales sólo podrán conseguir por medio de la belleza. El concepto de belleza reduce al género femenino en simples objetos e incita a los hombres a tratarlas como si fueran muñecas y no personas. La belleza es también una cuestión de comportamiento. Las mujeres consiguen su felicidad cuando la alcanzan y los hombres cuando consiguen a esa mujer bella.

En la práctica, la belleza establece los roles en la sociedad, siendo un ejemplo de ello la publicidad que asocia a las mujeres con productos cosméticos.

- DESIGUALDAD DE LA MUJER

El género se usa actualmente como una forma de control social. Los hombres y las mujeres se encuentran situados socialmente de forma diferente. Mientras que, a los hombres los podríamos considerar el grupo dominante, las mujeres serían el grupo discriminado, ya que éstas sufren una exclusión y un alejamiento respecto a los varones en ámbitos como el trabajo asalariado, la toma de decisiones, etc.

Esta forma de discriminación fomenta que las mujeres sufran acciones de violencia física y psíquica. Esto se debe a que son los varones los que se consideran superiores y, por tanto, los que deben dominar.

Así, pertenecer a un género u otro influye de manera negativa a las mujeres. Normalmente, el poder social y el control sobre el trabajo y los recursos lo tienen los hombres.

La desigualdad entre hombres y mujeres se debe en parte a que, desde épocas pasadas, el hombre ha sido el que ha tenido la autoridad, destacando por encima de la mujer, la cual se dedicaba únicamente al cuidado de los hijos y del hogar, siendo éstas desprestigiadas socialmente.

En nuestros tiempos, aún sigue existiendo una posición más elevada para los hombres y más baja e inferior para las mujeres, a las que normalmente se les atribuyen características como inseguridad, terror al éxito o dependencia. Así, se refuerza las desigualdades entre los dos géneros.

En épocas pasadas, se consideraba que los roles, tanto de las mujeres como de los hombres, eran complementarios. No obstante, esta concepción se ha visto alterada por dos motivos: la introducción de la mujer en el ámbito laboral y la posibilidad de decisión sobre la maternidad.

Actualmente, en nuestra sociedad, nos intentan inculcar y enseñar que hay presente una igualdad. Aunque, realmente, podemos observar a través de diferentes ámbitos que sigue existiendo unas desigualdades hacia la mujer, plasmadas en muchos aspectos de la vida.

- EN EL ÁMBITO LABORAL

En el pasado, la presencia de las mujeres en el trabajo asalariado ha sido muy escasa, debido a que éstas no podían acceder a un puesto laboral, ya que se les atribuía unas obligaciones familiares.

Actualmente, a pesar de la evolución, la posición de las mujeres es muy distinta en el trabajo remunerado en comparación con la de los hombres.

Tradicionalmente, a las mujeres se les atribuye una menor educación, preparación y experiencia, ya que su dedicación principal siempre ha sido la familia, y cuidar de ésta no requiere una formación.

Por ello, las mujeres tienen tendencia a ser escogidas para ocupar empleos que se asemejan a las tareas relacionadas con el matrimonio y la familia, puesto que, desde tiempos pasados, son las mujeres las que se han encargado de estas labores.

Además, por motivos como la maternidad, las mujeres tienen una vida laboral más discontinua y corta que los varones, por lo que a los empresarios no les interesa su contratación.

“Es la discontinuidad en la participación laboral de las mujeres como consecuencia del trabajo doméstico la que explica la concentración de éstas en ciertas ocupaciones” (Pratt y Hanson, 1991; citado por Sábate Martínez, Rodríguez Moya y Díaz Muñoz, 1995: 98).

Esta discontinuidad es la causa de que, en los trabajos realizados por ambos sexos, las mujeres posean menos posibilidades

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