EL HONOR MILITAR.

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El honor militar no debe ser nunca el “as bajo la manga” que se utiliza arbitrariamente para conculcar la ley a su amparo. El honor militar es antes que nada, la depurada actitud moral que sirve de presupuesto en el militar, junto a la disciplina y el valor para el más exacto cumplimiento del deber.

El militar tiene otros deberes y así mismo debe tener otros derechos; obedece a otras leyes y disposiciones, aparte de las que obligan al ciudadano normal, viste de manera diferente y utiliza una jerga a veces no entendible por el común de los humanos. El militar está armado y a él, como buen centinela, se le confían los límites geográficos de la nación, la integridad y seguridad de sus territorios, su soberanía, la custodia de sus símbolos patrios, y en ocasiones, incluso la vida de sus ciudadanos. Al militar se le confiere la potestad para disponer de los más sagrados valores de la Patria. Este es el privilegio se le otorga a cambio de una sola y solemne garantía: su honor.

Entonces para que el militar sea honorable debe cumplir a cabalidad lo antes expuesto, caso contrario, si no acata las leyes que le rigen, si falta a su juramento, si usa sus armas en contra de los ciudadanos a quienes prometió defender incluso ofrendando su propia vida con tal de verlos libres y soberanos, la deshonra será el fantasma más pesado que deberá cargar hasta el día de su muerte.

Señores militares, camaradas de este Ejército vencedor, actualmente son tiempos difíciles; en más de una ocasión y en diferentes atriles se ha pretendido poner en tela de duda el honor y la entrega de los miembros de Fuerzas Armadas, sin embargo, que los pensamientos de aquellos demagogos antagónicos no trasciendan porque la historia sabe quiénes somos y las glorias que hemos forjado, que sean ecos sin sonido para nuestros oídos, y que lo único que escuchemos sea la melodía de la victoria en cada cosa que hagamos por el beneficio de nuestro pueblo ecuatoriano.

TNTE. DE E. CARLOS A. LEÓN G.